Cómo reducir la huella de carbono (emisiones) de una pyme


Diez multinacionales son responsables del 19,8% de todas las emisiones de CO2 en España. De acuerdo con el Observatorio de la Sostenibilidad, más de la mitad de los gases que salen de las instalaciones industriales corresponden a Repsol, Endesa, Naturgy y un puñado más de empresas.

¿Qué hay del resto? En el debate europeo por el cambio climático y la protección del medioambiente no se suelen incluir a las pymes. Esto, pese a que es el tipo de organización que conforma el grueso empresarial del continente, y a que da forma a más del 95% del tejido productivo nacional.

Enfoque incorrecto, oportunidades y referencias para luchar contra el calentamiento global

Desde una perspectiva climática observamos dónde se genera el impacto más material: ¿quién tiene las mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)? Y la respuesta, con variaciones sectoriales, son generalmente las empresas más grandes”, explica Kealy Herman de WSP.

Sin embargo, dado que el cero neto involucra inherentemente a toda la cadena de valor de cualquier negocio, incluidas sus cadenas de suministro, veremos un mayor escrutinio en las empresas medianas y, eventualmente, en las más pequeñas”.

Por eso no se entiende que el debate lo monopolicen quienes más contaminan, ignorando que son esos negocios los que más capacidad tienen para revertir la situación. Ni que muchas veces se culpe al ciudadano por unas acciones sobre las que no tiene absolutamente ningún control.

"Las empresas son más responsables que los individuos”, señala Fernando Prieto, autor del estudio del observatorio.

Cuando encendemos la luz es porque la necesitamos, pero corresponde a las compañías ofrecerla como debería ser, de origen renovable. Los cambios que estamos observando en la reducción de emisiones se podrían haber realizado hace años".

Ciertamente la pandemia y posterior instalación de la “nueva normalidad” ha acelerado muchos procesos de transformación que parecían estancados entre desidia y conformismo. Y es que el confinamiento sirvió de experimento forzoso para un sistema movido por la inercia de las costumbres y el ahorro de costes.

Tal y como señalaba un artículo de la Nature Climate Change el año pasado, la crisis provocó en abril de 2020 una reducción generalizada de las emisiones. A nivel mundial la caída fue del 17% y a nivel nacional del 32%. Esto dejó unas toneladas de CO2 no vistas desde la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil respectivamente.

La relajación de las restricciones y el regreso a la rutina productiva volvió a disparar poco después los porcentajes, pero la lección parece haber quedado sellada. Es posible combatir el cambio climático tanto desde la multinacional como desde la pyme o el negocio del autónomo. Pero ¿cómo exactamente?

No es una pregunta sencilla de responder. Los científicos estiman que de no hacerse nada, el calentamiento global podría provocar unos 600.000 millones de dólares de pérdidas a nivel mundial a final de siglo. Los incentivos para participar en esta carrera verde son evidentes, pese a que no se tenga experiencia o conocimiento sobre este asunto.

Dejando de lado las particularidades de cada negocio, hay referencias claras a nivel internacional para partir de objetivos comunitarios. Así por ejemplo, el Acuerdo de París firmado a finales de 2015 ha generado bastante tracción entre empresas y países enteros.

La meta pasa por reducir el calentamiento global por debajo de los 2 grados para 2100 (preferiblemente a 1,5 grados). Si se logra, los actores mundiales —entre los que están también las pymes de todos los países— podrían ganar entre 336 y 442 billones de dólares. Los dos cortes que determinarán el progreso del plan se marcarán en 2030 y 2050.

La carrera hacia el cero de las Naciones Unidas

La ONU era consciente que el 2020 sería el año con más oportunidades de toda la historia para movilizar a las empresas contra el cambio climático. Por eso no dudó en intensificar y publicitar su programa Carrera hacia el cero (Race to Zero), con la que se pretende alcanzar la neutralidad de carbono en la década de los 40.

En 2020, los compromisos de cero emisiones netas casi se duplicaron. En la actualidad, dos tercios de las emisiones mundiales están cubiertos por objetivo de cero emisiones netas que, si se cumplen, crearán ventajas económicas y sociales considerables para los países, ciudades y empresas que se conviertan en líderes”.

A esta campaña ya se han inscrito unos 173 grandes inversores, 3000 empresas, 22 regiones, 622 universidades y 733 ciudades. Se trata de la alianza creada más grande de la historia para alcanzar el cero. Por el momento ya se ha conseguido cubrir el 25% de las emisiones globales de CO2 y más del 50% del PIB mundial.

¿Qué hay que hacer para unirse? Naciones Unidas presenta unos requisitos online coherentes que resumimos a continuación:

  • Compromiso: la empresa debe apegarse a un objetivo provisional para la próxima década, “que refleje el máximo esfuerzo hacia la reducción global del 50% de CO2 para 2030”.
  • Plan: definir y explicar en un plazo máximo de 12 meses qué acciones se van a llevar a cabo para cumplir con las promesas adscritas.
  • Actuación: comenzar a adoptar medidas para reducir las emisiones.
  • Publicación: se han de comunicar públicamente todos los progresos intermedios conseguidos una vez al año. “En la medida de lo posible, informar a través de plataformas que alimenten el Portal de Acción Climática Global de la CMNUCC”.

"En septiembre de 2019 lanzamos la Alianza de Ambición Climática para comprometer a los estados y a los actores no estatales a la neutralidad para 2050, como nos pide la ciencia, con el fin de alcanzar el objetivo de 1,5 °C”, explica la presidenta de la COP25, Carolina Schmidt.

Hoy aplaudimos la campaña Carrera hacia el cero, que nació de esta Alianza, y que invita a los actores no estatales a seguir uniéndose para asumir este enorme desafío que tenemos como humanidad. A pesar de la crisis sanitaria, la acción climática debe continuar".

En este esfuerzo se incluye obviamente a las pymes, dando por hecho que solo se involucrarán aquellas capaces de ofrecer resultados. Porque no hay que olvidarse de la realidad a la que se enfrentan estas empresas.

Un camino lleno de piedras para la pyme

Vale, sabemos que en todos los negocios hay margen para reducir la huella de carbono, y que los Gobiernos de todo el mundo se están volcando en fomentar la acción con bonificaciones, ayudas y programas muy variados. Pero esto no siempre encaja con la realidad y las necesidades del día a día.

No es lo mismo reducir la emisión de GEI (gases de efecto invernadero) en una fabricante multinacional de móviles que en un taller mecánico de barrio. A la primera le bastará con introducir pequeños cambios en su cadena de montaje, mientras que la segunda deberá reconsiderar procesos y metodologías completas.

Hay muchas pymes que manejan programas de cero emisiones muy ambiciosos para los que, sin embargo, no tienen ni los recursos ni el tiempo suficiente. Los ingresos suelen ir a parar a cubrir partidas estructurales, y lo que resta se reserva para reinversiones o imprevistos. No queda espacio para la sostenbilidad.

“Para muchas PYMES, el único objetivo es conseguir encargos y firmar contratos”, opina Seng Chuan Tan, de la WFEO. “Pocas tienen las habilidades o los recursos humanos y financieros para dedicarse a la agenda de reducción de carbono. Y la pandemia actual solo ha empeorado la situación".

Así mismo lo refleja un estudio de Carbon Data en relación con las pequeñas y medianas empresas de Reino Unido: dos tercios no tienen políticas ni están adecuadamente documentados. Además, la falta de dinero y tiempo es la causa más citada como barrera para emprender el camino hacia la sostenibilidad.

Lo cual no significa que esté todo perdido. Tanto Chuan Tan como Emily Wasley, experta en resiliencia y riesgo climático, creen que es cuestión de demostrar. De incentivar a las empresas para que vean las mejoras reales de sus procesos, y se motiven a sí mismas continuando el esfuerzo.

Para las pymes con más emisiones, el ahorro de costes o los beneficios comerciales de invertir en iniciativas de eficiencia energética pueden ser atractivos, y el desembolso inicial se recupera con relativa rapidez”, señala.

En cualquier caso, hemos llegado a un punto de no retorno del que las pequeñas empresas realmente no pueden escabullirse sin implicarse. Dentro de un año la modificación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética (LCCyTE) determinará qué empresas deberán calcular, publicar y reducir su huella de carbono en España.

El Ejecutivo todavía no ha hecho pública la lista de empresas que se verán afectadas, pero sea cual sea el veredicto, el efecto dominó resultará inevitable. Wasley asegura que la posición de las pymes (como proveedoras) en las cadenas de suministro de los actores más importantes, ya implicados en el “zero emissions”, las forzará a tener “una comprensión clara de sus propias emisiones”.

Cómo calcular la huella de carbono de mi pyme

Aunque puede resultar complicado, cuando no imposible, calcular las emisiones de una empresa por pequeña que sea es algo ya factible. En 2014 el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico habilitó el Registro de huella, compensación y proyectos de absorción de CO2 a tales efectos.

Para inscribirse no hay más que acceder a la web dispuesta y cumplir una serie de requisitos:

  • El tipo de huella de carbono a inscribir será equivalente a la huella de carbono de la organización.
  • El alcance mínimo necesario para la inscripción corresponde a las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 1 y 2 (también se pueden inscribir las de alcance 3).
  • Todas las emisiones correspondientes al alcance 3 y las de alcance 1 y 2 en el caso de organizaciones no PYMES o PYMES que cuenten con emisiones de proceso deberán estar verificadas por un tercero independiente”.
  • Contar con un plan de reducción de la huella de carbono.

Cuando hablamos de alcances nos referimos al impacto de las emisiones. Las de tipo 1 son las emisiones directas (calderas de gas natural o gasoil, equipos de climatización, vehículos de combustión), y las de tipo 2 las indirectas (generación de electricidad o de calor).

Aunque son menos relevantes, también se tienen consideran las de Alcance 3, las relacionadas con el transporte de viajes de trabajo, con servicios subcontratados y con la compra de productos.

Todas las pymes que cumplan los requisitos y quieran comprometerse con la reducción de los gases de efecto invernadero, pueden inscribirse a este fichero digital a través de un formulario adjuntado en la propia web del ministerio.

Paralelamente la institución ofrece una extensa guía para permitir a cada empresa calcular sus emisiones de CO2 de forma manual. Esto, claro requiere algo más de tiempo y paciencia. En Internet existen herramientas automáticas, aunque son mucho menos fiables. Y BBVA ofrece este cálculo a través de OneView, pero solo para clientes.

Cómo reducir la huella de carbono de mi pyme

Ahora que ya conoces de primera mano el daño que estás haciéndole al planeta con tu actividad, puedes empezar a adoptar medidas si todavía no lo has hecho. Esto, lejos de reducirse a utilizar papel reciclado para las impresiones, se extiende hacia cuestiones estratégicas troncales de las pymes.

Claro que podríamos hablar de cosas como: elegir oficinas con luz natural, adoptar tecnología LED y electrodomésticos de clase A, programar la calefacción, regular el aire sobre los 25 grados, instalar ventanas dobles, eliminar los plásticos de un solo uso o fomentar el uso del transporte público entre los empleados. Y sí, estaríamos reduciendo la huella de carbono.

Pero todas estas medidas son solo el resultado visible de un proceso de planificación mucho más extenso y transversal. Por eso interesa más mirar hacia información cualitativa. Como por ejemplo, la que encontramos en un estudio reciente de PwC solicitado por Microsoft.

Este documento “proporciona un marco coherente para que las compañías que puedan acometer la transformación empresarial necesaria para lograr las emisiones cero, integrándolo en su estrategia y su modelo operativo”, indica la consultora. Esto se traduce en nueve bloques temáticos.

  1. Ambición: “establecer una base científica que asegure que la transformación va a abarcar toda la cadena de valor y calcule el impacto total real de las emisiones”. Es decir, ser realistas y medir las pretensiones.
  2. Gobernanza: aquí entra en juego la supervisión y la rendición de cuentas que sustentarán la transformación. La dirección ha de asumir la responsabilidad de cero emisiones y explicar cómo lo va a conseguir.
  3. Estrategia: esta debe formar parte de la fijada para el crecimiento de la empresa. Lo que supone entender cómo está la tendencia cambiando las dinámicas de mercado, saber qué skills serían necesarias y “alinear el plan con el modelo operativo de la compañía”.
  4. Transformación: el diseño del plan. Será un “programa holístico de gestión del cambio” que incluirá tanto la jerarquía de responsabilidades como la cultura empresarial, los empleados, las políticas, los precios y el marco de medición. Cabe hasta la tecnología y la implicación de los clientes.
  5. Cadena de suministro: con el plan preparado toca adaptar la cadena de suministro a la nueva estrategia, para que “esté bien conectada, sea inteligente, eficiente y baja en carbono”. Esta parte del negocio es una de las mayores fuentes de emisiones y deberás coordinarte con tus proveedores para gestionarla.
  6. Innovación: para muchas empresas alcanzar el “cero” supondrá necesariamente invertir en I+D y nuevas tecnologías. Y es que hay procesos que no podrán mejorar ya más su optimización sin ello. Por eso el plan debe estar integrado con la estrategia de innovación.
  7. Financiación: sin dinero no hay cambios. “Entre los check a considerar está el desarrollo de una estrategia de inversión que tenga en cuenta esta meta, o su integración en la toma de decisiones de las finanzas corporativas”.
  8. Transparencia: habrá que presentar también informes precisos y transparentes sobre los progresos que se vayan consiguiendo. Mediante las KPIs dispuestas se facilitará el trabajo de rendición de cuentas previamente mencionado.
  9. Compromiso e influencia: la carrera por el cero es un reto transversal que debe involucrar a todos los actores de la empresa. Por eso es vital que la empresa sea capaz de inspirar y liderar con el ejemplo, así como “promover políticas y comportamientos que permitan y aceleren el progreso”.

De aquí a 2050 todas las pymes, incluso aquellas que reniegan de los problemas climáticos, habrán tenido que abordar de una forma u otra la huella de carbono. El cómo afrentar este reto dependerá de cada uno.

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