En alguna ocasión anterior os hemos hablado de la responsabilidad social de las empresas, pero hoy vamos a ir un paso más lejos. Esta vez nos adentramos en el maravilloso mundo de la creación de un modelo de negocio sostenible. ¿Es posible que una nueva empresa comience su andadura resultando totalmente inocua para el medio ambiente? La inocuidad es complicada, desde luego, pero sí que es posible aplicar soluciones empresariales que garanticen que hacemos el menos daño posible a la naturaleza. Y, ya que estamos, que de paso entren a formar parte de unos valores empresariales de los que podamos sacar pecho.
Hemos tardado en darnos cuenta, pero el mundo en el que vivimos necesita de una concienciación por nuestra parte si queremos que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando de él. La situación que se nos presentaba al principio dell film Interstellar, de Christopher, Nolan con un planeta al borde del colapso parecía demasiado exagerada, pero por desgracia no es para nada descabellada. Y si queremos frenar la sangría que estamos provocando, el primer paso está en encarar como objetivos empresariales las soluciones para el medio ambiente. Desde la base.
Ya no se trata de crear una empresa y, con el tiempo, alcanzar un modelo de negocio sostenible gracias a la transformación empresarial (que también). El reto ahora está en conseguir que un negocio resulte sostenible y sustentable desde el mismo momento en el que echa a andar. Sí, esto no ha resultado nada sencillo hasta hace muy poco, pero ahora que tenemos las herramientas necesarias, debemos aplicarnos el cuento cuanto antes. ¿Y qué es un modelo de negocio sostenible? Pues aquel que, además de centrarse en conseguir rentabilidad económica, se preocupa en igual medida de generar un impacto positivo tanto en la sociedad como en el ambiente que le rodea.
Esta es la base, por ejemplo, de la economía azul, concepto creado por el belga Gunter Pauli. Esta nueva forma de ver la generación de capital económico se centra, a su vez, en generar múltiples beneficios sociales y medioambientales. ¿Cómo? Introduciendo innovaciones inspiradas en la naturaleza, ofreciendo más con menos gracias a procesos que, normalmente, nunca antes se han utilizado en el proceso industrial. La obra social de las empresas es un primer paso hacia un modelo de negocio sostenible, pero hace falta que los cambios lleguen hasta los cimientos de las mismas. Que el cambio sea desde dentro.
Se ha puesto muy de moda durante los últimos años hablar de ‘salario emocional’ en un nivel prácticamente igual de importante que el salario económico. En la sociedad actual importa el cobrar bien, pero también el que nuestra empresa nos trate como a personas, no como a números. Ahora, además, también importa que las compañías y sus soluciones empresariales aporten valor y soluciones al mercado. Un modelo de negocio sostenible no solo nos ofrece la solución a un problema, sino que además lo hace ayudando, como mínimo, a contrarrestar sus efectos negativos sobre nuestro planeta.
Nos aporta un producto o servicio que necesitamos, pero además genera empleo y cuida del medioambiente. En definitiva, disminuye su huella de carbono a las más mínima expresión, algo a lo que deberíamos aspirar todos, también de forma individual. ¿Y cómo podemos nosotros contribuir a que las empresas, mucha de ellas todopoderosas, se esmeren en alcanzar un modelo de negocio sostenible? Pues, por ejemplo, dejando de comprar productos o contratar servicios de aquellos a quienes esto parece no preocuparles. Y apostando por un negocio emprendedor sostenible que nos ofrezca algo similar, pero planteado desde un punto de vista más saludable en todos los sentidos.
De hecho, estas nuevas empresas son las que más empeño están poniendo a la hora de plantear su modelo de negocio sostenible. Saben que es un factor de diferenciación en el mercado que puede reportarles no pocas alegrías, y solo por esto los consumidores deberíamos premiarlas con una oportunidad. Están demostrando que, al contrario de lo que las grandes multinacionales nos han dicho siempre, dar vida a un negocio sostenible rentable es posible. Y eso es digno de aplauso.
Hablar de modelo de negocio sostenible es hablar de valor añadido, de una era en la que importan más los intangibles que los tangibles. O en la que, como mínimo, tienen el mismo peso. De nada sirve a día de hoy tener mucho dinero si no tienes el apoyo de tus clientes. El dinero se gasta, a veces de la noche a la mañana, mientras que la fidelidad no tiene precio.
Entre los mejores ejemplos de negocio sostenible encontramos a Apple, la compañía líder en el sector tecnológico que siempre ha antepuesto su impacto sobre el medioambiente a otro muchos factores empresariales. Y no nos diréis que Apple no es rentable… porque es de las que más dinero ingresa a nivel mundial. Recientemente, por ejemplo, ha decido dejar de vender cargadores con sus teléfonos. ¿Por qué? Por ahorrarse un dinerillo, eso seguro, pero también porque se han dado cuenta de que sus clientes atesoraban multitud de estos dispositivos en casa. Si no los venden, no tienen que fabricarlos, y si no los fabrican, dañan muchísimo menos nuestro planeta.
Curiosamente esta medida, que fue muy criticada por su competencia, está siendo de lo más seguida por otras empresas del sector. Un buen ejemplo de ello es Xiaomi. ¿Y esto por qué? Pues porque, una vez meditada, nos damos cuenta de que la decisión va mucho más allá de querer aumentar sus márgenes de ganancia. Va de ser consecuentes con un problema de rabiosa actualidad en la sociedad actual, y de ponerle soluciones para el medio ambiente que sean factibles.
Así que sí, si tenéis pensado emprender un negocio emprendedor sostenible, volcaos en la búsqueda de valores que queráis trasladar con vuestro modelo de negocio sostenible. Solo así podrá alargarse en el tiempo, ¡ya veréis como vuestros clientes os lo compensan!