Poner precio a lo que vendes es uno de los pasos más complicados (y decisivos) a la hora de emprender. Calcular el valor de los productos y servicios que ofreces es clave para alcanzar tu máximo potencial dentro del mercado.
Si lo fijas demasiado bajo, puede que atraigas clientes, pero tu negocio no será rentable. Si lo pones demasiado alto, corres el riesgo de espantar a tu público y quedarte fuera de la competencia.
Pero ¿cómo se calcula realmente ese precio? El precio de mercado es ese punto de equilibrio en el que lo que ofreces encaja con lo que los clientes están dispuestos a pagar y, al mismo tiempo, garantiza la sostenibilidad de tu empresa.
En este artículo de Yoigo Empresas, te lo explicamos paso a paso con ejemplos prácticos y consejos fáciles de aplicar.
El precio de mercado es aquel que se establece cuando la oferta y la demanda se encuentran. En otras palabras, hablamos de ese contexto en que el precio que fijan las empresas coincide con el valor que los clientes están dispuestos a pagar.
No se trata de un número objetivo que haya que adivinar, sino que es el resultado de varios factores: costes de producción, percepción de valor, competencia, posicionamiento de marca, tendencias del sector, poder adquisitivo del cliente, entre otros.
En definitiva, calcularlo no es solo hacer cuentas. Es entender bien tu negocio y el entorno en el que se mueve.
A continuación, te enseñamos a calcular el precio de mercado paso a paso:
Antes de mirar al mercado o a la competencia, tienes que mirar hacia dentro, es decir, cuánto te cuesta producir y vender lo que ofreces. Aquí hablamos de dos tipos de costes:
La suma de ambos te da el coste total. Y este es tu punto de partida, porque ningún precio de mercado puede estar por debajo de tus costes sin poner en riesgo la viabilidad de tu negocio.
Si además tienes gastos fijos mensuales de 2.000 € y vendes unas 1.000 camisetas al mes, cada prenda debe cargar con 2 € adicionales de costes fijos. Es decir, tu coste mínimo unitario es de 7 €.
Una vez conoces tu base de costes, toca mirar fuera y ver qué cobran tus competidores. El análisis competitivo es clave para posicionarte:
Lo ideal es situarte en un rango competitivo, entendiendo que no se trata de copiar precios, sino de ver cómo encaja tu propuesta en ese contexto.
Aquí entra en juego el aspecto más subjetivo: lo que tu cliente cree que vale tu producto o servicio. Muchas veces, esta percepción no tiene tanto que ver con el coste real como con la experiencia, la marca, la confianza o la necesidad que cubres.
Un café en una máquina automática puede costar 1 €, pero en una cafetería de diseño en pleno centro puede costar 3 € o más. ¿La diferencia? El ambiente, la presentación, el trato, la localización.
Para identificar la percepción de valor:
No hay una única forma de fijar precios. Existen diferentes estrategias que puedes aplicar según tu mercado y tus objetivos:
Cada estrategia tiene ventajas y riesgos. Lo importante es elegir la que mejor se adapte a tu marca y a tu público.
El precio también depende de dónde y cómo vendas. No es lo mismo ofrecer tu producto en una tienda física de barrio que en una tienda online o a través de distribuidores.
A veces, conviene fijar precios distintos según el canal, siempre cuidando que no se perciban incoherencias entre ellos.
El mercado también se ve afectado por elementos externos que influyen en el precio de tus productos o servicios. Estos son algunos ejemplos:
Por eso, tu precio de mercado no es estático. Hay que revisarlo periódicamente y adaptarlo a la realidad del momento.
Estos son algunos de los fallos habituales al fijar los precios. Evita caer en ellos:
En Yoigo Empresas y Negocios nos encargamos de que tengas toda la información para calcular tu precio de mercado. Si quieres más consejos, puedes visitar nuestra web o llamarnos al 900 622 500 y te ayudaremos en todo lo que necesites.