Uno de los pasos más decisivo para un emprendedor es cuando está ante un inversor al que debe convencer de las ventajas de la idea de negocio. Una de las cosas que pasan por la cabeza del emprendedor es “el inversor habrá escuchado decenas o quizás cientos de ideas de negocio, ¿qué valor añadido puede ofrecer la mía para que sea de su interés?”
En realidad, los trucos de venta no funcionan con los inversores, que son profesionales bien experimentados en dónde destinar su capital. Sin embargo, sí podemos asentar unas pequeñas bases con las que la idea de negocio se convierta en una inversión sugerente para cualquier empresario.
Algunas ideas de negocio se limitan a copiar a la competencia y añadirle cierta novedad. No es un recurso útil, dado que en ningún momento se impide o evita que el resto de empresas puedan añadir la funcionalidad pensada, cuando además contarán con toda la base de usuarios, clientes, inversores y la plataforma en pleno desarrollo.
Una verdadera innovación en algún sector de alta rentabilidad, permite exponer una idea que, con el presupuesto adecuado, puede construirse sobre una estructura sólida difícilmente imitable por la competencia. Si la idea de negocio parece rentable y suficientemente innovadora, podemos convencer a los inversores de que se sumen al proyecto.
Muchos inversores se plantean mejorar las opciones de expansión de negocios ya desarrollados. De la misma manera, muchos emprendedores saben cómo poner en marcha su negocio, pero se ven muy limitados a la hora de crecer e, incluso, en ocasiones temen morir de éxito al no poder cubrir las expectativas de todos sus usuarios, clientes y la demanda de sus productos o servicios.
Una inversión sobre un proyecto ya desarrollado tiene la ventaja de tener la base ya construida y de poder ofrecer una visión más concreta de la rentabilidad a obtener, en base a la inversión solicitada.
Los socios, colaboradores, inversores paralelos y, sobre todo, los profesionales que trabajen en la idea de negocio, son variables a tener muy en cuenta por los inversores que, como es lógico, confiarán mucho más en gente con experiencia en su sector que en jóvenes con muchas ideas pero sin ninguna práctica previa. Por esa razón, la experiencia profesional es una gran ventaja para convencer a los inversores.