Guía sobre la metodología Scrum: ¿Por qué deberías utilizarla?


La demanda de los clientes puede cambiar de un día para otro. Tanto en volumen como en las características del producto o servicio. Si queremos que nuestra empresa pueda adaptarse a esta situación y afrontar con éxito el desafío, lo mejor es incluir una estrategia Scrum para maximizar el rendimiento.

En la entrada de hoy vamos a hablar de este tema. Explicaremos qué es la metodología Scrum, cómo funciona en la gestión de proyectos y todos los beneficios que podemos obtener de su aplicación.

Qué es la metodología Scrum

La metodología Scrum se basa en iteraciones o Sprints. Tiene como fin planificar proyectos de gran envergadura que han sufrido cambios inesperados de última hora. Por lo tanto, esta técnica tiene que tener el suficiente dinamismo para adaptarse a la nueva situación. Y acabar con la incertidumbre que se ha creado en el seno de tu empresa.

Estas iteraciones se suelen organizar en torno a semanas. Al final de cada Sprint se evalúa el trabajo realizado para sacar conclusiones. A partir de ellas, podremos planificar convenientemente las tareas que se llevarán a cabo en la siguiente semana.

¿En qué se diferencia de una planificación tradicional?

La metodología Scrum debe centrarse en las demandas reales del cliente y buscar resultados a corto plazo. Por esta razón, las características del plan van cambiando a cada momento para ajustarse a las necesidades inmediatas.

Al contrario de una planificación, que incluye todo el proceso de un producto o servicio desde su fabricación a distribución, este método funciona mediante un desarrollo incremental. Y tiene como objetivo principal la calidad final de los mismos. Para ello, es habitual crear equipos de trabajo semiautónomos para desempeñar las distintas tareas.

Conceptualización de las metodologías ágiles

Las metodologías ágiles nos permiten adaptar nuestros modelos productivos a las características específicas de un proyecto. Tienen que ser flexibles para funcionar en distintos ambientes de negocio y proporcionar soluciones inmediatas a problemas que no pueden esperar.

Nos van a permitir gestionar nuevas oportunidades en nuestra empresa con eficacia y autonomía. Reducir costes y hacer frente a las demandas de los clientes. De esta forma, además de aumentar el rendimiento del negocio vamos a crear una imagen corporativa muy positiva para clientes finales e intermediarios.

Las metodologías ágiles como la Scrum posibilita que todos los miembros del proyecto se impliquen al máximo. Podremos saber en todo momento el estado en el que se encuentra el Sprint, los objetivos conseguidos y los que quedan por alcanzar. Y haremos partícipes de este progreso a los propios clientes, que estarán más tranquilos sabiendo que todo marcha a la perfección.

¿Cómo funciona este método de dirección de proyectos?

Como hemos visto, las iteraciones suelen ser semanales para maximizar este concepto de corto plazo. Pero también pueden llegar hasta las 4 semanas dependiendo de la situación del proyecto. En cualquier caso, cada Sprint debe proporcionar un resultado cerrado.

Al inicio de cada iteración hay que planificar la semana. Suele constar de dos partes. Por un lado, los clientes presentan sus prioridades y demandas. A continuación, el equipo de trabajo valora esta información, establece los puntos que son más importantes y propone una serie de resultados que se harán efectivos al final de la semana.

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Posteriormente, cada día se hará una pequeña reunión de 15 minutos delante de una pizarra que se denomina Scrum Taskboard. Los distintos equipos pueden observar el trabajo realizado hasta el momento y las dificultades que están encontrando. De esta forma, podrán mejorar todos los puntos que no están yendo como se esperaba.

Y finalmente, cuando el Sprint ha concluido nos volvemos a reunir con el cliente para mostrarles nuestro trabajo y volver a trazar las líneas maestras del proyecto. Toda la información obtenida servirá para incrementar el rendimiento a partir de entonces. Ya que una vez identificados los mayores obstáculos nos centraremos en superarlos.

Beneficios del Scrum

Como hemos indicado en esta entrada, el principal objetivo de las metodologías ágiles en la gestión de proyectos es proporcionar un producto o servicio de gran calidad. Las reuniones diarias y el análisis pormenorizado de las tareas nos permiten un grado de perfeccionamiento que sería imposible con los medios tradicionales.

Un aumento de en la calidad del producto y mejores plazos repercutirá en una cartera de clientes sólida y sin riesgos

Esto tiene una repercusión directa con la satisfacción de los usuarios. No solo habrás cumplido los plazos y desarrollado un producto hecho a su medida. También los involucrarás durante todo el proceso. ¿El resultado? Un aumento de la confianza que se traduce en una cartera de clientes sólida y mayores beneficios.

Además, la metodología Scrum aumenta el control sobre nuestra empresa y reduce en gran medida los riesgos. Como las entregas se hacen cada semana, el retorno de inversión también es muy rápido. Y gracias al análisis constante, tendrás la certeza de que tu producto o servicio nunca se queda obsoleto con respecto a la competencia.