Los emprendedores, por naturaleza, son gente predispuesta a afrontar retos y desafíos. Pero no por ello están exentos de temores. Repasamos a continuación algunos de estos miedos que son más frecuentes entre la mayoría de emprendedores.
Antes de iniciar una idea o negocio, el análisis de mercado es imprescindible. Cualquier investigación arroja datos muy interesantes y, si se cuenta con los profesionales adecuados o el conocimiento y el talento idóneos, se pueden aprovechar al máximo.
Sin embargo, el conocimiento es insaciable y siempre queda algo por investigar o descubrir. Saber cuándo parar sin pensar que el análisis de mercado es insuficiente para desarrollar una idea de negocio, es imprescindible para afrontar con ganas, éxito y valentía un proyecto.
La elección del nombre para un negocio, idea o empresa resulta de vital importancia. Curiosamente no se le presta la atención necesaria y, mucho menos, se contrata a un profesional en identidad corporativa, más por presupuesto que por necesidad.
Este paso es probablemente el más decisivo antes de poner en marcha el negocio, por lo que es el que más merece atención y miedo por la decisión que se va a tomar. Lo recomendable es una puesta en común entre todo el equipo y la elección de aquél nombre que congenie con el modelo de negocio que se va a proponer.
Un emprendedor tiene varios aliados. Por un lado están los inversores que aportarán el presupuesto necesario para desarrollar una idea o negocio. Por otro lado, están los profesionales que formarán el equipo con el que trabajaremos. Por último, podemos contar con socios que afrontarán el proyecto o empresa con la misma intensidad que nosotros y, quizás, el mismo presupuesto.
Aparte de las personas que conozcamos por nuestros estudios y experiencia profesional, lo más importante es intentar acudir a encuentros y entornos donde los perfiles idóneos se den cinta, como eventos de networking, congresos especializados, rondas de inversión, etc.
Parece mentira, pero muchos emprendedores tienen miedo al éxito. Esto se debe a que para la mayoría supone un límite que no sospechan en realidad que alcanzarán. Normalmente la idea de negocio se plantea como una empresa rentable con la que ganarse la vida, no como un desarrollo que puede cambiar el mundo por completo y va a hacernos millonarios.
Para los contados casos en los que esto sucede, en ocasiones el éxito es abrumador y no se plantean las siguientes fases de crecimiento de forma correcta, lo que supone un cese anticipado del negocio. Para evitarlo, la asesoría de profesionales y estrategas, nos ayudará a tomar las decisiones correctas y mantenerlos lo máximo posible en la estela de éxito.