Los emprendedores tienen un conflicto previo a su inicio profesional, que consiste en plantearse si deberían lanzarse directamente a desarrollar su proyecto o idea de negocio o bien deberían obtener antes suficiente experiencia profesional, por ejemplo, pasando algunos años en una empresa de referencia.
Una de las consecuencias más importantes en este sentido es que, muchas veces, no se puede decidir por una cosa u otra, sino que la vida en el ámbito profesional dirige al emprendedor hacia un camino u otro.
En todo caso, ambos tienen sus ventajas o desventajas. Por si alguna vez te ves en el poder de decisión entre las dos cosas, repasamos cada una de las dos decisiones y qué ventajas o desventajas ofrecen.
La juventud en este sentido es muy útil, dado que da tiempo más que suficiente para que los emprendedores afronten estrategias a largo plazo respecto a su idea de negocio.
La experiencia profesional se puede obtener previamente con formación online, prácticas de empresa o incluso con proyectos profesionales previos propios. Hoy en día ofrecen suficiente calidad como para ser considerados equivalentes a una experiencia profesional tradicional.
Además, muchos emprendedores han afrontado ideas de negocio propias con un éxito absoluto, como vemos en Mark Zuckerberg y Facebook, los fundadores de Google, etc. Por tanto es evidente que no es imposible desarrollar un proyecto sin experiencia profesional, por lo que ningún contacto o inversor pondrá en duda la viabilidad de una idea, solo por la experiencia del emprendedor que la propone.
Comenzar profesionalmente en una empresa ofrece todas las posibilidades que un emprendedor puede querer a la hora de obtener el conocimiento completo del sector profesional en el que quiere invertir en un futuro.
La empresa, además, le ofrece al emprendedor la posibilidad de conseguir contactos profesionales que posteriormente pueden ser útiles en el desarrollo óptimo de su proyecto.
Por otro lado, la empresa es el entorno perfecto para el ensayo y el error. En ella es posible asumir riesgos profesionales con los que establecer estrategias empresariales o personales, que sin la infraestructura corporativa de una empresa no sería posible o el riesgo sería demasiado alto.
No obstante el riesgo para el emprendedor también es importante, debido a que la comodidad de una empresa puede diluir la iniciativa de desarrollar una idea de negocio propia, por lo que la voluntad de emprender en este aspecto debe ser alta.