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Pregúntale a un autónomo cuál es su animal mitológico favorito y, muy posiblemente, te dirá que "Las Vacaciones". Entonces, ¿es verdad que los autónomos no pueden cogerse vacaciones? Hay quienes aseguran que sí que es verdad, y no sólo eso, sino que tampoco se pueden enfermar. Ante este planteamiento nada atractivo para aquellos que acaricien la idea de emprender, José Antonio Calvo sale al paso como nuestra firma invitada de hoy: ¿Vacaciones para autónomos? Sí que existen y sí que pueden estar a tu alcance.
“Un imposible”, responderá la mayoría. Hoy trato de explicar por qué debes “obligarte” a cogerte vacaciones. Y técnicas para que consigas unas vacaciones tranquilas (porque sí es posible). De entrada, lo más probable es que todos los testimonios que leas sobre el tema sean bastante pesimistas. Oirás cosas como:
¿En serio no puedes parar? Porque si no puedes cogerte un par de periodos de dos semanas a lo largo del año quizás estás organizando mal tu tiempo. Estás gestionando mal a los clientes. O, incluso, tienes un problema con el precio que les estás pasando por tu trabajo. Quizás el problema no sean las vacaciones, sino cómo estás enfocando tu actividad.
Para que el freelance tenga unas vacaciones tranquilas hay dos claves:
El cambio de mentalidad tiene que nacer primero en ti, para luego trasladarlo a los clientes. Y va en relación con lo que comentábamos al principio sobre cómo estás desarrollando tu actividad.
Imaginemos un asesor o consultor que trabaja prestando sus servicios a empresas. En este caso, les cobrarás mensualmente, por una cuestión de tener ingresos regulares. Por comer todas las semanas, pagar alquileres o hipotecas, y esos vicios que tenemos.
Pero esto no significa que el valor de tu trabajo se mida en meses. Es mucho más global. Tus labores de consultoría (siguiendo con el ejemplo) han aportado mucho a lo largo del año en su conjunto. Tu trabajo genera un gran valor añadido, que es apreciado por el cliente; independientemente del tiempo que inviertas para generarlo. Cobras por lo que aportas, no por el tiempo que tardas en aportarlo.
Por tanto, en primer lugar, debes desdramatizar el momento en el que comuniques a cualquier cliente que te marchas unas semanas. El hecho de que tú transmitas normalidad al decirlo, es el primer paso para que el cliente lo perciba con esa misma normalidad.
Si te vas unos días, ¿ya no eres valioso? ¿Tu único valor es la disponibilidad las 24 horas del día los 365 días del año? Sé que nos cuesta hacer autocrítica, pero piensa sobre ello. Porque si eso es así, quizás el problema está en el tipo de servicio que estamos ofreciendo. En cómo estamos valorando (nosotros mismos) nuestro trabajo.
Dentro de esta normalidad, te recomiendo dividir tus vacaciones en dos tramos diferentes. Quince días, y quince días sería lo ideal. Lógicamente, en periodos de menor intensidad o exigencia, dependiendo de tu actividad. Ejemplo de Perogrullo: el propietario de un chiringuito no se va a ir en agosto de vacaciones. Dividiéndolo así, conseguirás desconectar más que de sobra; y encontrarás la tranquilidad de no “desaparecer del todo” durante tanto tiempo.
Otra recomendación que te hago, y que te va a sorprender un poco, es que mientas. Te voy a recomendar que mientas (piadosamente) a tus clientes. Si tienes pensado ir a la playa del 15 al 30 de agosto diles que no estarás disponible desde el 12. Y que te reincorporas el 3 de septiembre. ¿Por qué?
Si el cliente sí ha trabajado durante esos días, puede que te esté esperando, para aclarar ciertas dudas o cuestiones. En tu aterrizaje, puede que se te hayan acumulado tareas de tu propia actividad, más allá de lo que pueda pedir un cliente. Es recomendable darte un par de días para ese aterrizaje laboral, sin los posibles “atosigamientos” que puedan llegar desde los clientes. Dependiendo del tipo de cliente, y del número que tengas, hasta puede ser recomendable escalonar tu supuesta fecha de llegada. El objetivo es evitar agobios desde el primer día. Tendrás correos por contestar, acciones para activar, etc. Con esta pequeña mentirijilla podrás escalonar todo, evitando agobios a tu vuelta.
Y lo mismo al marcharte. Uno de los principales problemas del autónomo o freelance es dejar todo cerrado para que no nos den la tabarra porque se haya quedado algo colgando. Si te vas el día 15, pero desde el 12 has dicho que no estarás, evitarás en gran medida solicitudes o cuestiones de última hora. Y, si llegan, podrás realizarlas sin problema. En realidad no estás de vacaciones hasta más adelante. Hasta te marcarás un tanto bueno con el cliente que pensará: ¡qué proveedor tengo! ¡Me presta atención durante sus vacaciones! Y a ti no te importará hacerlo porque, en realidad, estás trabajando (aunque él no lo sabe).
Aquí se pueden dar dos circunstancias, según tu actividad como freelance. Si estamos ante un cliente que paga tus servicios de forma mensual te cuento diferentes caminos para conseguir tener vacaciones tranquilas:
Al autónomo o freelance le gusta sentirse imprescindible. Le da una falsa seguridad. Esto nos hace dudar cuando, por ejemplo, un cliente nos comenta que quiere hacer una determinada acción el día “X”. Y tú, ese día, tienes previsto estar de vacaciones.
En estas circunstancias tienes que ser sincero desde el minuto 1. Valora con él si tiene cabida un cambio de fecha. En muchas ocasiones, nos callamos por no contrariar al cliente. Y, lo que tienes que hacer, es buscar argumentos reales y en positivo para cambiarlo todo a una fecha que no coincida con tus vacaciones. Véndele, porque sea cierto, que es mejor hacerlo en otro momento por A, B y C; dejando claro que será lo mejor para el propio cliente. Que lo haces por su bien, independientemente de reconocer que tienes pensado marcharte de vacaciones en ese momento. Pero tratando de dejar esto en un segundo plano, porque verdaderamente la mejor fecha para hacer lo que te ha pedido es otra.
Imaginemos que estamos con un cliente terco. Cabezón. Que no le da la gana y quiere hacer algo que depende de tu trabajo justo cuando tenías pensado irte de vacaciones.
Aquí tenemos dos posibles soluciones: ¿realmente te compensa? En “¿Aún no eres freelance?” comento en diversas ocasiones que lo bueno de ser autónomo o freelance es que tú eliges lo que quieres hacer. Si priorizas el dinero, quizás te interese cambiar tu periodo de descanso, sin que eso te produzca una frustración.
Si no es el caso, y priorizas otras cuestiones, y no quieres/puedes decir NO a ese cliente, puedes trasladar el trabajo a un compañero de confianza. En primer lugar, y como defiendo en el libro, cualquier envío de cliente a un compañero debe llevar incluido un % de comisión. Estás facilitando que otra persona gane dinero con tu esfuerzo de captación, con lo que deben recompensarte por ello.
Importante destacar que he dicho alguien de confianza. Buscamos con ello minimizar el riesgo de que nos levanten un cliente. De este modo, lo mantenemos bajo nuestro control, generaremos negocio a un compañero, el trabajo saldrá adelante (tal y como quiere el cliente) y conseguiremos unos ingresos extra mientras estamos tumbados en la playa.
Este tipo de acuerdos con compañeros del mismo sector son realmente útiles. Cuando ellos estén de vacaciones recibirás trabajos extras que te reportarán ingresos. Y, al contrario, te cubrirán cuando lo necesitas sin que tus clientes/trabajos se resientan.
Otra casuística común en freelance y autónomos es trabajar por proyectos muy concretos. No con clientes mensuales. Por ejemplo, un diseñador web. Es todo una simple cuestión de organización. Si tienes pensado irte de vacaciones la segunda quincena de julio, lógicamente, no indiques como fecha de entrega ese periodo. Pero, ¡ojo! Tampoco pongas de fecha de entrega el 14 de julio. El freelance tiene que ser honesto consigo mismo y, en base a ello, previsor.
Como diseñador web, cuando entregas un proyecto, ¿nunca te han pedido cambios a posteriori? Si programas la entrega de un trabajo un día antes de irte de vacaciones te van a dar la tabarra durante las mismas. Organízate con muchísima más antelación.
Aleja los plazos de entrega lo máximo posible de los días en los que no estarás. Y se realista las semanas previas en cuanto a los trabajos que puedas asumir. Lo bueno de ser freelance es que tú eliges tu nivel de carga de proyectos. Para este tipo de freelance o autónomos también es fundamental la mentirijilla de los tiempos. Recuerda decir que no estarás disponible con antelación. Si todo está ok, podrás ir cerrando otros temas antes de marcharte definitivamente. Si hay que aportar algún retoque o cambio final al proyecto, tendrás tiempo suficiente sin necesidad de abrir el portátil frente a las olas del mar.
Y ahora: ¡a disfrutar! ¡Que tengas unas felices vacaciones!
José Antonio Calvo, es autor del libro "¿Aún no eres Freelance?. La guía imprescindible del freelance (y de los que todavía no lo son)".
Un libro que abarca todas las situaciones que tendrás que afrontar al trabajar por tu cuenta. Tanto en los inicios, como si tienes una actividad asentada. Una lectura que cambia la perspectiva negativa que se suele tener sobre el trabajo por cuenta propia. En muchos casos, por vicios derivados de cuando se ha trabajado como asalariado.
Un libro que da respuesta a las principales dudas e incertidumbres: ¿cómo consigo clientes? ¿qué precio pongo a mi trabajo? ¿cómo y cuándo despido a un cliente? ¿cómo gestionar proyectos? ¿cómo organizar mi jornada laboral? Recomendaciones para ser productivos, eficientes y rentables desde el primer día. Y teniendo vacaciones.
Una lectura obligada para quien tenga la intención de desarrollar su profesión por su cuenta. Le ahorrará muchos quebraderos de cabeza. Tendrá una carrera mucho más exitosa.
José Antonio Calvo. Autor de "¿Aún no eres Freelance?. La guía imprescindible del freelance (y de los que todavía no lo son)" también es Director de Desarrollo de Negocio, en InCorporate Online.