El miedo a emprender es lógico y normal cuando se comienza una nueva aventura. Lanzarse a formar una nueva empresa requiere de tomar ciertos riesgos y es por eso que se produce esa reacción impulsiva en términos emocionales. ¿Cómo dejar el miedo a emprender?
El temor a fracasar es uno de los grandes desafíos que todo emprendedor debe enfrentar. Pero lo que más cuesta entender, es que este tipo de temor es totalmente normal. Cualquier gran empresario tuvo sus dudas al inicio, pero la clave fue que con determinación y perseverancia las acabó derrochando.
Hay que partir de la base de que no somos diferentes a nadie. ¿Cómo perder el miedo a emprender un negocio, entonces? Bien, hay que ir por partes y centrarse en algunas referencias. Basta con ver el discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford hace ya algunos años.
“Recordar que moriré pronto es la herramienta más importante que he encontrado para tomar grandes decisiones en mi vida. Las expectativas, el orgullo y el miedo al rechazo se deshacen ante la muerte dejando ver lo único importante. Recordar que morirás es la mejor manera de no caer en la trampa de tener algo que perder. Ya estás desnudo, no hay razón para no seguir tu corazón”.
En este famoso fragmento el fundador de Apple no utilizó directamente la palabra “miedo”, pero sí habló de la herramienta contra el miedo a fallar. A partir de aquí podemos asegurar entonces que el primer paso es aprender que el miedo a emprender un negocio puede ser tu peor enemigo o tu gran compañero. Pero la realidad es que dependerá de nosotros, fundamentalmente.
Si vamos a la raíz más profunda de la cuestión, el miedo al fracaso a emprender es una emoción adaptativa que nos ha permitido sobrevivir como especie. Su misión es la preservación.
Por lo tanto, no hay nada de negativo en su esencia. Eso sí, es verdad que siempre los seres humanos estamos buscando “lo seguro”, un terreno firme donde poder pisar y construir.
Frente a esto surge el miedo al fracaso, la incertidumbre, el no saber cómo manejar el futuro. El saber que podemos imaginarnos cómo debería ser, pero no hay forma de controlarlo.
El miedo al fracaso al emprender de la mayoría de los emprendedores se resume en un temor a no ser capaz, al rechazo social, a decepcionar a los seres queridos e incluso al compromiso (asumir la responsabilidad que implica liderar un negocio).
Para las personas que tienen interés por el emprendimiento, representa todo un reto en situaciones complejas, donde la incertidumbre es la que prevalece. Sobre todo, porque se generan grandes dudas y emociones relacionadas con el miedo al fracaso.
Si bien es cierto que el miedo a emprender representa la otra cara de la moneda, de lo que se considera éxito, también es verdad que cuando surge, significa la inquietud por el desconocimiento en el camino a transitar.
En función del perfil arriesgado, cauteloso, dudoso, y a la autoestima baja, media o alta, influirá en los puntos a trabajar para lograr prosperar en lo que se desea emprender o alcanzar.
En aras de materializar un proyecto de emprendimiento con éxito, no basta un conocimiento de sí mismo, en cuanto a gustos, fortalezas, debilidades, creencias. Sino también el conocimiento del área a emprender, disminuyendo notablemente el miedo al fracaso.
Manejar esta circunstancia antes de emprender, conlleva a una etapa de preparación integral. Es necesario estudiar, investigar sobre el mercado, clientes, proveedores, circunstancias y oportunidades. Es decir, procurar un mínimo de confianza basada en el conocimiento del entorno y las potencialidades con las que se cuenta.
Por tanto, el miedo al fracaso al emprender no es más que el estado de consciencia, compromiso, responsabilidad y determinación para revisar los pros y los contras del proyecto en mente. Dependiendo de sus características puede asumirse de manera sana y natural. Incluso como parte de un interesante proceso de aprendizaje y empoderamiento.
Es así como esta emoción constituye el puente y aliado que puede alertar sobre el grado de preparación que se requiere. Así como las actitudes y aptitudes a fomentar. Puede ser considerada como piedras en el camino que se deben ir dejando atrás para enrumbarse hacia el objetivo y meta deseada.
En primer lugar, hay que evaluar de forma realista los posibles riesgos. En la mayoría de los casos, el miedo al fracaso surge de una sobrevaloración extremadamente negativa de las consecuencias que pueden tener nuestras acciones.
Nos centramos en que el siguiente paso nos puede introducir en el peor escenario. Y aunque paralizarnos nunca es positivo, si lo es ser precavidos, por eso puedes evaluar el riesgo a través de dos preguntas clave como qué es lo peor que nos puede suceder o cuáles son las probabilidades de que se produzca.
En el caso de que las contestaciones impliquen una pérdida irreparable, no tomes esa acción. Si no, es cierto que es el momento de actuar sin ninguna duda.
También es interesante para saber cómo dejar el miedo a emprender el hecho de aprender de los errores ajenos. Esto no significa que no debes cometer los mismos fallos que los demás y tampoco que si no haces lo que los demás hicieron. Únicamente, se traduce en que no debemos encerrarnos. Abrir los oídos y aprender es fundamental.
Abrirse a aprender de los errores ajenos es capitalizar la experiencia que ellos desarrollan, reconocer que podemos salvarnos de hacer lo mismo y aprovechar para abrir nuevas posibilidades desde lo que enseñan.
Asimismo, tampoco pierdas la oportunidad de indagar sus experiencias, escuchar sus vivencias y ayudar en la medida de lo posible para aprender a hacer distinto. El problema es que normalmente importamos la idea del éxito social que los demás tienen, y con el fracaso hacemos exactamente lo mismo.
Otra recomendación útil para reducir el miedo a emprender es rebajar el nivel de incertidumbre que se tiene. Y es que uno de los principales motivos del temor a fracasar es la falta de seguridad sobre lo que va a ocurrir.
Una manera de enfrentarse a esto es, simplemente, es buscar la mayor información posible. Paralizar tu proyecto por falta de formación es algo realmente absurdo. Para hacerlo es muy útil especializarse. Si no sientes se tiene la certeza, aprender es el primer paso.
Por último, no te encierres. Recuerda habitualmente que se necesita de los otros para que el aprendizaje sea mayor con el paso del tiempo. Reunirse con otros emprendedores será algo realmente productivo para el emprendimiento. Puedes entrar en contacto con otros de forma online a través de foros y grupos especializados.
Como tu, el resto de los grandes empresarios que hoy conoces como promesas de referencia, empezaron a emprender con cierto miedo al fracaso. Es un sentimiento lógico que se supera con una mentalidad sosegada y una buena cantidad de información.
Aunque no somos psicólogos, en Yoigo Negocios sí podemos ayudarte con lo segundo. La certidumbre de una buena conexión te permitirá dar tus primeros pasos empresariales con menos dudas. Entra en nuestra web o llama al 900 676 535 y ponte a prueba.