Fue remedio durante la pandemia, se postula como ingrediente estrella para afrontar el reto de la Transformación Digital, y promete ser vacuna frente a la automatización. Hablamos de nada más y nada menos que las soft skills.
Este término popularizado en los últimos años en el ámbito de los recursos humanos, alude al cambio de paradigma laboral provocado por el desarrollo tecnológico.
En el pasado, aumentar la productividad de una empresa implicaba extender las jornadas laborales de los trabajadores, reducir los tiempos de comida, y elevar en general la presión en la oficina, subiendo la carga de trabajo. Esto se traducía en un requisito laboral común para casi todos los procesos de contratación: “saber gestionar situaciones de máxima presión”.
Todo ello alude a las hard skills, las habilidades objetivas y materiales de los empleados; si saben o no utilizar Photoshop, cuál es su experiencia generando tablas de Excel, y si por casualidad tiene manejo en esa máquina tan particular que se ha adquirido hace unas semanas para cumplir con un cliente muy específico.
Son cualidades que las empresas hoy siguen buscando, especialmente en sectores de alta cualificación donde está incidiendo más la transformación digital (Big Data, Machine Learning, programación, etc).
Sin embargo, el abaratamiento de las herramientas de producción favorecida por la migración a digital de muchos procesos, en los últimos años ha abierto a las empresas la posibilidad de buscar otras cualidades menos tangibles en sus candidatos.
Son valores que refieren, entre otras cosas, a la resiliencia y la capacidad de adaptación en situaciones de cambio.
Conceptos como el trabajo en equipo, la capacidad de superación, la empatía o el compañerismo han dejado así de ser ideas abstractas y desestructuradas (“si las posee bien, y si no a otra cosa”), a ganarse su propio espacio en el currículum.
No es extraño, pues frente a un mercado saturado de graduados universitarios con másteres y otros estudios (hay 6 millones de puestos cualificados para 10 millones de candidatos), las soft skills se hayan convertido también en un importante elemento competitivo de diferenciación.
Por eso se suele decir que las hard skills te dan el trabajo y las soft skills de te permiten mantenerlo. De acuerdo con el último Informe Infoempleo Adecco, las empresas españolas perdieron un 41,9% de capacidad de generación de empleo durante la pandemia. En un contexto así, el reinado de las habilidades blandas es completamente lógico.
“Entre estas, la comunicación, por ejemplo, es una competencia imprescindible, así como las habilidades relacionadas con el emprendimiento, como la creatividad, la innovación, la tolerancia a la frustración, el trabajo en equipo, la orientación a resultados, el comportamiento ético y la capacidad de adaptación al cambio, esencial durante la pandemia”.
Son palabras de María Concepción García, vicerrectora de Empleabilidad y Emprendimiento de la UCM, y firme defensora de la apuesta por las habilidades blandas junto a las competencias tecnológicas que demanda el futuro. Tanto para los candidatos como para las empresas, hambrientas de talento distintivo.
Dichas cualidades serán las que en un futuro no muy lejano permitirán proteger el valor de la mano de obra en las organizaciones. Cuando las máquinas sean capaces de todo, ¿para qué servirá un trabajador?
El sobrecoste invitará a despidos masivos y transformaciones productivas. Pero ahí entran en juego esas virtudes exclusivas del ser humano.
"De aquí a diez años cada persona deberá mejorar sus habilidades o adquirir otras nuevas", señala a El País Nick Van Dam, presidente del IE Center for Learning Innovation.
"Las máquinas coparán cada vez más trabajo y creo que nunca las superaremos en las materias que mejor se les dan”. Por eso cabe preguntarse: ¿cuáles son las soft skills más interesantes?
El futuro es más incierto que nunca. De aquí a 2030 podrían desaparecer sectores muy maduros, aparecer otros nuevos, y reconfigurarse por completo el mercado laboral. ¿Cómo crear así un proyecto a largo plazo? ¿Qué carrera estudiar para encontrar trabajo? Son preguntas que todavía no tienen una respuesta clara.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que las soft skills serán cada vez más importantes. De hecho, de acuerdo con un estudio del Standford Research Institute con Carnegie-Mellon, el 85% del éxito laboral ya se debe en la actualidad a unas soft skills y unas habilidades interpersonales bien desarrolladas.
El 75% de las carreras de largo recorrido dependen de estas cualidades, frente al 25% restante correspondiente a las hard skills y el conocimiento técnico. Huelga destacar que ningún informe impone dicotomía alguna. Es decir, que unas habilidades no deben sustituir a las otras, ni que haya mejores o peores. El objetivo es buscar la complementación de ambas.
Si se le da tanta importancia ahora a las soft skills es porque durante muchas décadas fueron completamente ignoradas, cuando no hasta denostadas. Estamos ante un ejercicio de reivindicación, pero también de énfasis estratégico.
“La mayoría dice ‘sí, entiendo la importancia de estas cualidades’. Y sin embargo, cuando se enfrentan a situaciones laborales comunes que exigen habilidades interpersonales, nos encontramos con que se quedan cortos porque no tienen herramientas o técnicas para abordarlas”, apunta desde Skills Builder Pro.
¿Cuál es el problema? Al contrario de lo que se cree, no todo el mundo tiene empatía o sabe trabajar en equipo. “Las habilidades blandas son difíciles de desarrollar”, señala Van Dam. “Por ejemplo, lleva años de desarrollo, una práctica y profunda reflexión personal convertirse en un líder de equipo excepcional o mejorar tu inteligencia emocional”.
Bajo esta tesis, las soft skills en realidad son hard skills y viceversa: saber manejar Adobe Illustrator solo requiere una carrera, máster o curso digital. De ahí que haya tanto interés por los análisis predictivos sobre el futuro, por las competencias blandas más señaladas desde voces expertas.
Estudios hay muchos, aunque la mayoría suele compartir conclusiones parecidas con denominaciones diferentes. De acuerdo con el informe “Tendencias en el entorno laboral 2020: las habilidades del futuro”, firmado por Udemy for Business, las estrellas de las soft skills en la actualidad son:
Autosuperación: la actitud de querer mejorar y crecer en todo momento. “Desarrollar el ámbito de la motivación y la autoestima mejora nuestro rendimiento y productividad en el trabajo así como el ambiente en la empresa”.
Creatividad: aunque está asociada a las hard skills, esta cualidad, entendida desde un punto de vista abstracto, es aplicable al rendimiento general del trabajador. Es decir, que se puede ser creativo hasta generando un Excel, para aportar más valor.
Capacidad de concentración: el ruido, especialmente durante la pandemia y la recuperación, exige contar con empleados centrados y capaces de establecer prioridades. En ese contexto la gestión del tiempo de trabajo resulta vital para alcanzar objetivos.
Innovación (45%): ser resolutivo implica en muchas ocasiones tener una mente bien amueblada y ser capaz de analizar los problemas de forma paralela. “Poder contar ideas nuevas desarrolladas de manera original y que suponga un avance con lo ya establecido, es una ventaja para cualquier equipo de trabajo”.
Habilidades comunicativas: hay empleados muy talentosos que no son capaces de aprovechar todo su potencial por no saber comunicar bien sus ideas. Sucede lo mismo al contrario. Por eso es importante valorar este aspecto durante las entrevistas. ¿Se desenvuelve bien o se traba?
Storytelling: “La capacidad de contar una historia de una forma atractiva, diferencial, apoyándonos en diferentes recursos audiovisuales y que mantenga al público enganchado de principio a fin”. Y no solo en campañas o proyectos, sino también en presentaciones y discursos.
Open mind: ser un ciudadano de mundo implica tener una mente abierta y ser capaz de trabajar con personas de cualquier religión, etnia o cultura. Por eso se buscan personas flexibles y empáticas capaces de relativizar y afrontar composiciones de equipos variadas.
Pensamiento crítico: en el pasado se buscaban empleados sumisos, receptivos y obedientes. Hoy en cambio se persigue a un talento curioso, proactivo y analítico. Es decir, personas con pensamiento crítico para cuestionar los procesos y ayudar a mejorarlos.
Liderazgo: aunque es una soft skill que se suele adquirir con la experiencia, hay determinados puestos que lo demandan. Incluso cuando no se corresponden a posiciones de gestión. Esta competencia denota una capacidad de control y gestión muy valorada por las empresas.
Inteligencia emocional: la empatía, el don de gentes o el compañerismo son cualidades que permiten a las organizaciones elegir al programador o el diseñador cualificado más interesante para su proyecto. Son figuras muy apreciadas por su papel cohesionador dentro de la plantilla.
“Aquellas empresas que cuenten con profesionales que dominen estas habilidades tendrán más productividad y alcanzarán una mayor cuota de mercado; serán más eficientes y gozarán de un buen clima laboral y un alto nivel de compromiso por parte de sus empleados”, opina Roel Koppens, CEO de Goodhabitz.
La pandemia del coronavirus lo ha cambiado todo. O más bien, lo ha acelerado todo. Tendencias incipientes terminaron de explotar, y otras que se adivinaban todavía lejanas o inciertas se han terminado confirmando como apuestas firmes de futuro. Esa es la “nueva normalidad” para las empresas.
Y no solo nos referimos a la adopción de procesos digitales o al teletrabajo. Cualidades que antes no se tenían en cuenta ahora determinan la contratación de muchos empleados. Cuestiones como la capacidad de trabajo en equipo, antaño accesoria, hoy es vital para el desempeño de cualquier actividad.
“Antes valorábamos en gran medida los conocimientos técnicos y la experiencia o habilidades de los candidatos, pero en la actualidad, las compañías tratan de inferir el potencial de las personas en base a sus competencias laborales y sus buenas actitudes frente al trabajo”, apostilla Alicia Vázquez de Adecco.
Este cambio de postura en materia de recursos humanos llega hasta el punto de someter las condiciones “hard” del puesto a estas otras competencias. “Son aspectos que para muchas compañías priman por encima de los conocimientos y otras habilidades que pueden aprenderse rápido”. Y es ahí donde está la clave.
Muchas organizaciones se han dado cuenta de que en momentos de inestabilidad y crisis, los profesionales más destacados por sus habilidades blandas son los que más valor aportan a las operaciones. “El comportamiento y la forma de ser son estructuras más difíciles de cambiar”, señala Vázquez. Eso, claro, no está pagado.
Es algo importante a considerar si se va a buscar empleo, teniendo en cuenta que de acuerdo con el informe “Perspectivas de la contratación de las empresas”, elaborado por Infojobs, el 32% de los negocios españoles prevén incrementar sus plantillas a lo largo del próximo 2022, y que el 54% lo hará con proyección bianual.
¿En qué hay que poner el foco? Wormhole nos da una pista enumerando las cinco soft skills que más podrían ponderar a lo largo del próximo año.
Gestión del tiempo: esto abarca “la planificación de tareas, tomarse un tiempo libre, definir objetivos por tiempo de trabajo y dejar lugar para los imprevistos”. Es una cualidad básica para un devenir armonioso frente al aumento de la productividad previsto.
Habilidades comunicativas y asertividad: “consiste en comunicar nuestras ideas de manera clara y concisa sin ofender a la otra parte”. De acuerdo a la experta en soluciones digitales de RRHH, “la asertividad logra un ambiente de trabajo basado en la confianza y la franqueza”.
Interpretación de datos: aunque las empresas ya cuentan con talento experto en data, estos profesionales no siempre saben trasladar sus lecturas a conceptos de valor para la empresa. La cualidad permite “darle sentido a una investigación, o trabajo, mediante el contraste de los resultados y lo que conocemos del problema”.
Inteligencia emocional: lo que generalmente se considera “soft skills” por definición seguirá siendo importante en el futuro más inmediato. “La capacidad de expresar, comprender, percibir y gestionar las emociones ha pasado a tener una importancia preponderante”. Aquí entra la escucha activa, la empatía o el networking.
Resiliencia: “la paciencia, actitud positiva y la tenacidad en tiempos de crisis son pilares estructurales dentro del nuevo esquema laboral”. Aunque la pandemia ya haya terminado, las empresas seguirán velando por el talento más resistente y comprometido.
Todas estas soft skills no se imparten en las universidades y escuelas. Nacen de una educación muy específica y de distintos núcleos familiares. Por eso son tan valiosas en un mercado laboral que busca desesperadamente el talento que deberá lidiar con los importantes retos y dificultades de la década.
En Yoigo Negocios estaremos ahí, pendientes de ver cómo las empresas salen adelante innovando y depurando sus estrategias de recursos humanos. Si tú tampoco quieres perderte nada del futuro de las soft skills, entonces llama al 900 676 535 o entra en nuestra web.