Una de las claves de la gestión empresarial para conseguir los objetivos y diferenciarse del resto es definir de manera clara cuál es la filosofía corporativa de tu compañía. Es la que marcará la imagen interna y externa que se tenga de tu negocio y que te ayudará a fidelizar a tus clientes, a comprometer a tus empleados y a relacionarte con tus proveedores. Conoce la relación existente entre la filosofía y la gestión de una empresa.
Una de las formas más importantes de distinguir a tu compañía del resto es contar con una sólida filosofía empresarial. Esa definición clara de la visión y los valores de tu empresa es la que realmente la hará diferente al resto y la que no sólo será identificada por los clientes de tu producto o servicio sino que también será asumida por tus empleados.
La filosofía y valores de una empresa deben estar muy bien definidos para tener el efecto deseado y porque será la manera en la que, en definitiva, te guíes para tomar las decisiones de tu empresa, lleves a cabo los procesos de producción o marques la actitud de tu propia plantilla.
Obviamente, sobre todo para esto último, debes ejercer tu liderazgo porque sólo la filosofía de un líder es asumida por toda una corporación. Es lo que conocemos como cultura de la organización, la cual se construye en base a unos objetivos y a un código deontológico bien definidos que todos asumen dentro de la compañía.
Piensa en ello desde el punto de vista del consumidor o del propio empleado. Si los valores de tu empresa son vistos de manera positiva, tu compañía mejorará su imagen interna y externa. Vemos ejemplos de filosofía de empresa positiva en las compañías que cuidan el medioambiente, en las que contribuyen a mejorar la sociedad o en las que tratan con honestidad a sus clientes.
Sin ir más lejos, los principales valores de la filosofía de una empresa deben basarse en la honestidad, la responsabilidad, el servicio al cliente... En definitiva, en todos esos aspectos que tanto desde fuera como desde dentro identificarán a tu compañía de forma positiva y que mejorarán los resultados económicos de la misma, que al fin y al cabo es tu objetivo principal.
Cómo gestionar una empresa va ligado a su filosofía porque ésta representa los valores, la misión y la visión de tu negocio. Por tanto, es la que marca tu estrategia corporativa, que es la que te da valor respecto a tu competencia. Se pueden ofrecer productos o servicios iguales dentro de un mismo sector, por eso la única manera de diferenciarse es consolidando tu imagen de marca con una filosofía muy bien definida. ¿Apuestas por la producción ecológica y sostenible? Destácalo. Tus valores son la referencia que tienen tus clientes y potenciales clientes a la hora de acercarse a tus productos.
Pero, ¿cómo definir adecuadamente tu filosofía empresarial? Apunta las claves principales:
¿Qué objetivo tiene tu empresa? Define cuál es la razón de ser de tu negocio, el motivo por el cual existe tu empresa, la necesidad que quiere cubrir para la población. Es muy importante que sepas a qué te dedicas para que tus trabajadores y tus clientes lo sepan también. Esto te guiará en la toma de decisiones, motivará a tus empleados y servirá para atraer a quienes han de consumir tu producto o servicio.
Para que sea eficaz, tu objetivo debe estar claro, pensado para el largo plazo y que resalte los beneficios de tu producto para la sociedad.
¿Qué quieres conseguir con tu empresa? Una compañía no nace sólo con la intención de vender un producto o servicio sino también con la vocación de crecer. Esa meta de futuro de tu empresa es la que debes determinar. Procura que sea realista porque, si quieres vender un refresco que supere en ventas a Coca-Cola, por poner un ejemplo, quizá tu visión esté demasiado distorsionada de entrada. Concreta bien tus objetivos teniendo en cuenta tus fortalezas y debilidades y evalúa la capacidad de tu empresa para cumplir con su visión, la cual debe estar abierta a los cambios porque la sociedad y el mercado no son inalterables.
Son los principios y creencias que marcan las reglas de tu empresa, los que conforman la cultura corporativa de tu compañía y que deben ser asumidos por todos los miembros de tu negocio. Son, como te decimos, las cualidades que determinan tu imagen como empresa y que te diferencian del resto. Establece cuáles son tus prioridades, los rasgos distintivos de tu organización y el comportamiento que no sólo definirá tu camino sino también tus relaciones con proveedores, clientes y empleados.
Sabes muy bien que una empresa es un 'organismo vivo' sujeto a cambios, tanto desde el punto de vista de la economía como de la sociedad. Y eso significa que tu filosofía corporativa también ha de adaptarse a la evolución. No es algo fijo porque cómo gestionas tu compañía o cómo tomas ciertas decisiones no es algo matemático. ¿Tomarías el mismo camino que hace años para un mismo problema que se te plantee en la actualidad? Es muy probable que, en función del problema del que estemos hablando, tu respuesta sea que no. Tampoco te marcarás los mismos objetivos ahora que hace unos años o incluso que hace unos meses. Y las circunstancias quizá te obliguen a cambiar tu filosofía empresarial en base a cuestiones como tu reputación interna, por ejemplo.
Pero, en todo momento, la filosofía será la base para tomar tus decisiones empresariales y marcar los objetivos de tu compañía. Es la que marcará las pautas a seguir en tu gestión y los límites que no cruzarás. Si tienes clara cuál es tu filosofía empresarial, tendrás mucho más fácil lo que quieres y hacia dónde te diriges sin distorsionar tu imagen corporativa. Eso mantendrá la fidelidad de tus clientes y de tus empleados.