Stop! Es hora de cumplir tus sueños. El caso de Biciclown, 117 países después


Hay un momento en tu vida en la que tomas un respiro y te das cuenta de que algo no va bien. Que no estás cumpliendo tus sueños y debes empezar a pensar en realizarlo. Eso le pasó al ovetense Álvaro Neil, conocido como “Biciclown”, el último día de su trabajo como oficial en la notaría de Tres Cantos en Madrid.

Después de terminar derecho, opositar cinco años para notario, no aprobar y trabajar otros casi cinco como oficial, decidió empezar una nueva vida. Fue en 2001. Y el 8 de octubre de ese año la comenzaría en La Paz (Bolivia) con su primer proyecto “Kilómetros de sonrisas”, que le llevaría a recorrer América del Sur en bicicleta con espectáculos de payasos para las personas más humildes.

“¿Mi sueño? Recorrer el mundo en bicicleta”

En 2003 volvió a España para preparar el proyecto Miles of Smiles Around the World (2004-2017), que le llevó a recorrer el mundo durante 13 años, que se dice pronto. Así estuvo hasta el 19 de noviembre de 2017, que vuelve a España y actualmente vive en una autocaravana, dando conferencias y escribiendo libros.

117 países después subido a una bici y tras hacer reír a niños de medio el mundo, Álvaro sigue su camino pedaleando, con la perseverancia y la rutina como compañeras de viaje. Conocemos su historia a través de esta entrevista.

Se ve que un día decidiste cambiar el sillón de un despacho por el sillín de una bicicleta.

Después de vivir en Madrid casi cinco años me hizo darme cuenta que el balance de 11 meses de trabajo por uno de vacaciones no me compensaba. Así que decidí dar una vuelta de tuerca a lo que hacía para vivir un sueño, el de recorrer el mundo en una bicicleta.

Para hacer eso, es obvio, que hace falta tiempo. También dinero (ríe). Pero en cualquier caso, el tiempo es lo que más falta hace. Así que dejé mi trabajo, precisamente para cumplir mis sueños.

Y surgió Biciclown. ¿Cómo lo definiría?

El propio nombre lo indica. Es la combinación de “bici” de bicicleta y “clown” de payaso. Es la persona en la que me reencarné al dejar el trabajo y que está cumpliendo ese sueño de recorrer el mundo, a la vez que llevo espectáculos de clown de forma gratuita a las personas más humildes.

Así surge “biciclown” que actualmente cuenta con miles de seguidores en las principales redes sociales, e incluso hay un avión que han bautizado con el nombre de mi proyecto en Vueling.

Pero entonces, ¿con Biciclown no se gana dinero?

Vivo de mis conferencias en empresas, instituciones, universidades. También de los libros que he ido publicando, de los documentales que he hecho, de un canal de cicloturismo que tengo en mi página web…

Pero la clave está en que vivo con muy poco, pues no tengo casa ni hijos que mantener, por lo que mi economía, se podría decir, es bastante básica.

Háblenos del cicloturismo. ¿Una tendencia en ascenso?

Sí, se puede decir que el cicloturismo es tendencia en la forma de viajar. Tuvo su auge en España a partir del año 2007, sobre todo coincidiendo con la crisis de muchas empresas. Esto hizo que muchas personas se decidieran a vivir un pedazo de aventura con la liquidación.

Cuando yo comencé a hacer cicloturismo en España en 2001 no había prácticamente información, ni siquiera se podía adquirir material de viaje. En definitiva, es una manera de viajar más lenta, que te permite estar más en contacto con los países que atraviesas, con su gente y con su gastronomía.

De todos los países que ha visitado, ¿con qué tres se queda y por qué?

Es difícil poder quedarse con un solo país cuando has estado en más de 117. Pero, sin duda, los países de cultura musulmana han sido, y son, por tradición, los más hospitalarios con el viajero. Irán, Sudán o Siria, por ejemplo, son lugares donde el viajero es mejor tratado.

Un mundo lleno de experiencias positivas, pero ¿hay cosas negativas también?

El viaje tiene sus momentos difíciles. En mi caso, un coche me atropelló en Turquía. He padecido hasta cuatro malarias cerebrales. Pero destaco por encima de todo las cosas positivas.

Las malas noticias ya las dan los telediarios. El mundo es mucho mejor en la realidad, que lo que nos cuentan a través de las imágenes en los informativos. La realidad es esa: el mundo está lleno de buenas personas, pero para conocerlas hay que salir a dar ‘un paseo’.

¿Qué ha aprendido acerca de la inversión y el emprendimiento en todos estos años de viajes?

Es un proyecto personal que, sin embargo, involucra muchas facetas de una empresa. Hay que gestionar la logística del viaje, resolver problemas de visados, organizar los espectáculos de payaso, incluso escribir libros durante el camino.

Han sido varios emprendimientos dentro de uno general. Pero lo que más he podido aprender es que cualquier labor llevada a cabo con pasión, con dedicación absoluta tendrá éxito sin duda alguna.

En este tiempo ha producido seis documentales y es autor de siete libros. ¿Es su manera de financiarse?

Como te comentaba esto es solo una manera de financiar mi manera de viajar, o mi forma de vida. También las conferencias y mi página web también son una parte importante.

Mi último libro se llama Regresando a ningún lugar, aunque tengo libros ya con cuatro ediciones, como el primero: Kilómetros de sonrisas. La obra Una declaración de intenciones va por la tercera edición y ahora tengo en mente escribir otro libro que refleje todo lo que he aprendido en mi vuelta al mundo.

En general, ¿qué recomendaría a todos aquellos que quieran cumplir sus sueños?

En primer lugar, hay que observar si lo que uno está viviendo es un sueño o un deseo. Si tienes claro que quieres ir a por él, debes marcarte una fecha y trazar un plan para lograrlo.

Cualquier sueño requiere de una planificación. Y dicha planificación puede suponer que tu vida tenga que reajustarse o reacondicionarse. No hay sueños sin sacrificio y cuanto mayor sea este sacrificio, mayor será la recompensa.

¿Qué quieres hacer con tu vida en los próximos años?

Ahora mismo estoy redactando un nuevo libro, que ya es el octavo. Estoy inmerso en esta fase de compartir mis conocimientos y mi experiencia a través de conferencias. Las tengo en México, Paraguay y también por toda España. También este verano, que estaré haciendo un viaje en bicicleta por el Himalaya y el Pamir, en Asia.

El tiempo que no se puede comprar

Álvaro Neil tiene claro que hay que valorar la vida, y no se puede comprar el tiempo. En sus palabras se destila verdad, la de tomar las riendas de su vida y cumplir sus sueños, uno a uno.

18 años después de comenzar su aventura, reconoce que padece de una enfermedad terminal que le acompañará el resto de sus días. Se llama “mapamunditis” y que, aún hoy, 117 países después, le llevará a recorrer nuevos lugares siguiendo dos de sus pasiones: la bicicleta y los viajes.