Mantener motivados a los empleados es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las empresas. Y es que según ha revelado el estudio ‘Felicidad y Trabajo’ de la consultora Crecimiento Sustentante, las personas felices presentan hasta un 33% más de energía frente a las que no lo son y esto repercute directamente en la productividad, ya que deriva en una mejora del 88% en los resultados profesionales.
En la mayoría de los casos, las condiciones laborales son determinantes a la hora de motivar a los empleados. Cuando hablamos de estas condiciones no solo hacemos referencia a la remuneración monetaria, sino a un compendio de retribuciones que marcan la forma de trabajar. Es entonces cuando entra en juego el salario emocional, un término que hace referencia a los beneficios no económicos que se reciben por desempeñar las actividades profesionales en la empresa.
Actualmente, el salario emocional también es un factor clave en la detección y retención del talento. Esto se debe a que mediante las políticas de felicidad se atraen a los perfiles necesarios, ellos se sienten identificados con los valores, por lo que quieren quedarse en la compañía. A través de técnicas como el Inboud Recruiting -una metodología que sirve para captar trabajadores que conectan con tu marca- buscan que cada persona que entre en la organización se convierta en un prescriptor de la marca, de tal manera que se consiga enamorar de su trabajo y de los atributos de la empresa. Y no solo eso, si no que contagie ese sentimiento al resto del equipo.
Un estudio realizado por la OCCMundial ha desvelado las razones que motivan a los empleados para quedarse en su actual compañía. El dinero tiene un peso esencial, ya que para el 68% de los encuestados lo que más le satisface es el salario y las prestaciones económicas que recibe. A este factor le siguen el aprendizaje (65%) y tener la oportunidad de desarrollar su carrera llegando a obtener puestos de responsabilidad (63%). Para los empleados también es importante contar con la posibilidad de tener una conciliación laboral (54%) y un buen ambiente en el espacio de trabajo (44%), cuestiones que recoge el salario emocional.
En el año 2012, el empresario británico Octavius Black planteó el concepto de salario emocional después de leer un estudio en el que exponía que Reino Unido tendría mayor Producto Interior Bruto (PIB) si sus empleados estuviesen más motivados con su empleo.
Black dilucidó que era necesario ofrecer una retribución no económica para conseguir hacer feliz a la plantilla y de esta manera, obtener mejores resultados y mayor riqueza. El nuevo término se sostenía en cinco pilares:
1. Hacer sentir a los empleados que son imprescindibles para la compañía.
2. Decirles qué se espera de cada uno de ellos de forma concisa.
3. Verificar que tienen acceso a todas las herramientas y recursos que necesiten para desempeñar sus tareas.
4. Apoyarlos y animarlos mediante una comunicación constante para estar al corriente de su estatus.
5. Buena relación entre todos los miembros del equipo, especialmente haciendo hincapié en el vínculo entre jefe y trabajador.
El concepto ha ido evolucionando hasta lo que entendemos hoy en día como salario emocional: las recompensas que hacen felices a los empleados.
Existen empresas que fomentan la meritocracia mediante ascensos y que ofrecen la oportunidad de demostrar que puedes ocupar puestos de más responsabilidad. Se trata de una forma de recompensar el esfuerzo de las personas que quieren adoptar puestos de liderazgo.
Mantener un buen ambiente en el entorno laboral fomenta que el resultado final del trabajo sea un éxito, ya que los trabajadores se sienten cómodos realizando cualquier tarea, así como compartiendo ideas y comentarios con sus compañeros. De esta manera también se impulsa el trabajo en equipo que conlleva una mejora de la comunicación, del compromiso, de la motivación y de la creatividad.
Cada vez son más las compañías que destinan un espacio de su oficina al descanso porque son conscientes de la importancia que tiene poder desconectar durante de las tareas habituales; es una manera de oxigenar el cerebro y que la vuelta al puesto de trabajo sea más productiva. De hecho, según la investigación realizada por Alex Haslam de la University of Exeter de Reino Unido, el diseño de las oficinas repercute directamente en el rendimiento de los empleados. Las empresas que cuentan con espacios de ocio aumentan los resultados hasta un 17% más.
Todas las compañías cuentan con unos valores que determinan su marca y la manera de llevar a cabo su trabajo. Si los empleados se sienten identificados con estas cualidades, crecerá en ellos el sentimiento de pertenencia ya que forman parte de una organización que les representa y en la que creen.
Conseguir un equilibrio entre la vida profesional y la personal en ocasiones se convierte en un reto. Para facilitar la armonía entre ambas, las empresas ponen a disposición de los trabajadores una serie de concesiones como el horario flexible, en el que solo se exige al empleado que cumpla con sus horas estipuladas en el contrato independientemente de la hora a la que entre y a la que salga. El teletrabajo es otra de las medidas que favorece la conciliación laboral ya que puedes desempeñar tus tareas desde casa.
Para los empleados es esencial sentir que su voz es importante para la compañía, que sus ideas y opiniones se toman en cuenta a la hora de tomar decisiones. Cada persona piensa diferente y tiene iniciativas nuevas que pueden desarrollar aspectos del negocio que benefician directamente a la compañía.
En general son mejoras que no están incluidas en el salario pero que aumentan la calidad de vida de los trabajadores. Por ejemplo: seguros, planes de jubilación, impulso de actividades deportivas, ayudas al pago de servicios de guardería, etc.
Las organizaciones que invierten en beneficios sociales se ven favorecidas en un 26% más que las que no lo hacen, según informa el estudio ‘Productividad y empresa saludable’ de IESE Business School, debido a la reducción de absentismo laboral, la mejora del clima laboral y el compromiso que desarrollan los empleados con la compañía.
Estar en continuo aprendizaje es fundamental en algunos puestos de trabajo en los que es necesario reinventarse constantemente para conocer las últimas tendencias del sector. Por ejemplo, el ámbito digital cambia de forma vertiginosa y algunas cuestiones se quedan obsoletas en cuestión de meses. Por ello los profesionales deben formarse para estar al día de las novedades. Las empresas deben poner a disposición de los trabajadores cursos y másteres para tener una plantilla cualificada a la hora de desempeñar sus tareas.
Es tan sustancial hacer un buen trabajo como reconocerlo. El equipo debe sentir que su esfuerzo se ve recompensado por parte de sus responsables ya que esto les motiva a seguir mejorando en ese y en otros aspectos laborales. A veces basta con felicitar al empleado o, incluso, hay compañías que otorgan unos galardones para quienes han destacado en ciertas materias.
Las compañías que han implantado el salario emocional como otra forma complementaria de beneficiar a sus empleados tienen una serie de factores en común:
A largo plazo, un empleo debe ser una forma de beneficiar tu carrera profesional ya que debe poner al trabajador a prueba constantemente, sacarle de su zona de confort y ofrecerle aprendizajes que saquen lo mejor de sí mismo. Los retos hacen que los individuos se reinventen y sean más creativos a la hora de llevar a cabo su actividad profesional.
Debido al compendio de factores tales como la presencia de desafíos, el reconocimiento por la labor bien hecha o el sentimiento de formar parte de una organización en la que te sientes escuchado, hacen que el resultado sea un empleado que experimenta la realización profesional.
El salario emocional mejora la calidad de vida de los empleados ya que los hace más felices, se sienten más cómodos desempeñando sus tareas y obtienen beneficios por trabajar en lo que les motiva.
En el caso de que, a pesar de estar ofreciendo un salario emocional, los empleados no sientan que su trabajo les hace desarrollarse profesionalmente, les realice y les proporcione calidad de vida, será una prueba de que estas medidas no se están aplicando de manera correcta y habrá que hacer un estudio para optimizarlas.
La generación que se está incorporando en los últimos años al mercado laboral están cambiando el panorama debido a que las condiciones que exigen a las empresas son diferentes a las demandadas hasta ahora. Priorizan la satisfacción personal y vivir experiencias, así que es fundamental ofrecer un salario emocional que les haga felices para retener el talento más joven en las organizaciones. Y es que prefieren trabajar en una compañía que tenga buena reputación y cuenten con posibilidades de crecer dentro de la misma a que el sueldo económico sea mayor.
El editor de Harvard Business Review, Andrew O’Connel, ha querido explicar que los millennials buscan un empleo que les apasione. Es decir, quieren encontrar su vocación y dedicarse plenamente a ello. Detrás de esto existe una cuestión de realización personal que les hace entregarse a su trabajo para conseguir sus objetivos personales, que, a veces, incluso, superan a los objetivos de la compañía. Persiguen sorprender con los resultados y superarse a sí mismos.
Como datos curiosos aportados por Deloitte que ilustran el perfil millennial, el 60% de los trabajadores de entre 18 y 34 años renunciarían a su trabajo si su jefe les prohibiera utilizar el teléfono móvil. Además, otra de las razones por las que estarían dispuestos a dejar su empleo es que no se encuentren cómodos con el clima laboral, ya que lo consideran un atributo determinante a la hora de desempeñar su labor profesional.
Con estos datos sobre la mesa, las empresas comienzan a sopesar planes de retribución personalizados que incluyan las condiciones que le importan a cada trabajador, sabiendo que el sueldo no es tan relevante como otros factores para esta generación.
Según Adecco, 9 de cada 10 españoles tienen en cuenta que la empresa incluya políticas de felicidad profesional a la hora de elegir un empleo. Por su parte, las compañías ya están trabajando para ofrecer lo que los empleados potenciales demandan ya que, como hemos podido comprobar, afecta directamente a la productividad.
El resultado ha sido la creación de una nueva figura dentro de los entornos laborales llamada Chief Happiness Officer (CHO), cuyo objetivo es que el trabajo sea una fuente de realización para cada persona, o lo que es lo mismo, busca la felicidad de los empleados. Para lograrlo, se estudia la situación personal de cada individuo en la empresa, se determina una meta y se hace un seguimiento continuo del desarrollo hasta alcanzar los objetivos. En el proceso, el CHO va dando apoyo y consejos para que sea más sencillo conseguirlo.
Esta figura tiene una formación en Recursos Humanos, Relaciones Laborales o en Psicología, además de conocimientos de coaching, motivación laboral y comunicación en entornos empresariales.
Las funciones del CHO varían desde escuchar activamente al personal para recoger sus sugerencias y necesidades, promover los valores de la marca para expandir el sentimiento de pertenencia entre el equipo, potenciar el desarrollo profesional de forma individual, fomentar el buen clima de trabajo a través de actividades que impliquen a gente de diferentes departamentos, hasta ayudar a conciliar la vida laboral y la personal. En definitiva, establecer el salario emocional en la empresa y llevar a cabo actividades para desarrollar los objetivos que representa.
Como conclusión, para conseguir que las personas ofrezcan su máximo potencial en el trabajo hay que mantenerlas felices.