10 películas inspiradoras para montar y lanzar un negocio


Las epifanías existen. Esos momentos donde todo cobra sentido y sabemos qué es lo que tenemos que hacer para conseguir lo que queremos. Ese tipo de situaciones, las epifanías, son reales. Y muchas de ellas suceden cuando menos lo esperamos. Por ejemplo, cuando vemos una película o una serie.

Por eso es interesante destacar algunas películas que pueden encender la mecha a todas aquellas personas que quieran montar su propio negocio. Hemos preparado un top10 de películas tanto para personas que quieran liderar una empresa como para autónomos que prefieran trabajar para sí mismos (incluso desde casa).

El club de los poetas muertos, la importancia de la mentalidad

Esta película de 1989 dirigida por Peter Weir no tiene mucho que ver con los negocios, pero nos viene muy bien para empezar. Pongámonos en situación: finales de los años 50, Estados Unidos, un profesor vitalista y con una mentalidad out of the box llega a una institución educativa autoritaria y ultra-reglamentada.

Los alumnos del profesor John Keating, interpretado por Robin Williams, se sentirán inspirados para hacer con sus vidas lo que quieran, una pequeña rebelión que los demás profesores del claustro no verán con buenos ojos. ¿Por qué es interesante esta película si quieres montar una empresa? Porque toda la película gira en torno al carpe diem, la locución latina que recuerda que hay que aprovechar el momento.

Aprovecharlo a varios niveles: no dejes para mañana el negocio que puedas montar hoy, sigue tu propio camino sin hacer caso a lo que dicen los demás y, por último, aprovecha bien el tiempo porque es finito y desaparecerá. Vamos, que hay que ponerse manos a la obra cuanto antes. Eso sí, todo esto no sirve de mucho si no se acompaña de un buen plan de negocio a largo plazo, claro.

Moneyball, la planificación basada en datos por encima de la intuición

Hoy pensamos que las estadísticas y el deporte llevan unidas desde siempre, pero lo cierto es que es un matrimonio reciente. Sí es verdad que hay deportes que tienen anuarios repletos de estadísticas, y el béisbol es uno de ellos, pero eso no significa que esos datos tengan un uso práctico.

Esto mismo es lo que plantea Brad Pitt en esta cinta de 2011 basada en hechos reales y dirigida por Bennett Miller. Pitt interpreta a Billy Beane, el gerente del equipo de béisbol Oakland Athletics. El equipo no va bien y Beane decide contratar a un economista (Jonah Hill), y ayudarse de las estadísticas de sus jugadores para mejorar su rendimiento en el campo.

La táctica de Beane choca de frente contra la forma de hacer las cosas de la directiva, mucho más tradicional. Este choque es algo habitual en el mundo empresarial, donde la entrada de herramientas para la optimización no siempre es fácil. Beane y sus métodos representan la innovación, el uso de los análisis prospectivos para la toma de mejores decisiones.

Es la antesala del big data, de la inteligencia artificial y de la automatización aplicados al mundo de los negocios.

Steve Jobs, cuando el trabajo duro se acompaña de talento

En la década pasada se estrenaron dos películas importantes sobre la vida de Steve Jobs, fallecido en 2011: Jobs, de Joshua Michael Stern (2013), y Steve Jobs, de Danny Boyle (2015). Las dos cuentan lo mismo, pero lo hacen de muy distinta forma.

¿Cuál es mejor película? Sin duda, Steve Jobs, la de Boyle, que es más entretenida, está mejor contada y los diálogos los firma Aaron Sorkin, que es el creador de El ala oeste de la Casa Blanca y The Newsroom, además del guionista de Moneyball (spoiler: no será la última vez que aparezca Sorkin en este top). Eso sí, Ashton Kutcher se parece mucho más a Steve Jobs que Michael Fassbender.

No importa qué versión veas, las dos películas cuentan la misma vida: lo que puede suceder cuando una capacidad de trabajo descomunal (y, por tanto, difícil de combinar con relaciones sociales normales) se suma a un talento igualmente notable.

Y no sólo eso: Steve Jobs también describe a una persona que, además de trabajar más y mejor que los demás, y de ver lo que otros no ven, es capaz de convencer a los demás para que inviertan dinero en su trabajo.

Jerry Maguire, montar algo es difícil, pero hacerlo solo lo es mucho más

Además de por su famoso: “Show me the money!” que gritaban Tom Cruise y Cuba Gooding Jr., esta película de 1996 dirigida por Cameron Crowe cuenta con un montón de escenas y diálogos muy reconocibles.

La idea la hemos visto miles de veces: un trabajador que está en la cúspide de su sector se enfrenta a un dilema moral y la decisión que toma es dejar el trabajo para ser fiel a sus ideales. Empieza a dormir bien por las noches, pero a cambio tiene problemas para pagar el alquiler.

¿Por qué Jerry Maguire, cuya premisa hemos visto miles de veces en otras películas, es diferente? Además de por la complicidad entre Cruise y Renée Zellweger y entre Cruise y Gooding Jr., la trama nos interesa porque describe la caída del protagonista desde la cima del éxito hasta el mismo suelo, y cómo tiene que empezar otra vez de cero, esta vez, como un freelance que tiene que conseguir su primer cliente. ¿Cómo lo logra? Tratando a sus clientes como personas.

Coco antes de Chanel, el éxito en una sociedad que no espera que triunfes

Esta película de Anne Fontaine, con Audrey Tautou interpretando a la diseñadora, se estrenó en 2009. En la película de Fontaine se cuenta una historia que ya era bien conocida: antes de ser famosa, la joven Gabrielle Bonheur creció en un orfanato, luego trabajó en un cabaré donde conoció a un aristócrata que le abrió la puerta a la alta sociedad parisina y, ya allí, explotó su habilidad con el hilo y la aguja para convertirse en una leyenda de la costura.

¿Por qué es interesante ver Coco antes de Chanel? Porque no sólo cuenta la vida de una persona que alcanzó el éxito, sino que también añade las dificultades de ir a contracorriente (sus diseños eran básicamente masculinos, pero dirigidos a mujeres), de tener una personalidad complicada (como vimos con Steve Jobs) y, además de lo anterior, de tratar de destacar en unas primeras décadas del siglo XX donde las mujeres de éxito no eran bien recibidas.

Gracias por fumar, la importancia de la comunicación

Esta película, dirigida por Jason Reitman, generó bastante controversia cuando se estrenó en 2005. En pocas ocasiones se había hablado tan meticulosamente de la importancia de los gabinetes de comunicación de las grandes empresas. Y no de cualquier tipo de empresas: de las más polémicas, las que llaman en la peli los “mercaderes de la muerte”: armas, industria química, petroleras y alcohol.

El protagonista, encarnado en Aaron Eckhart, describe de forma tan clara como mordaz, adelantando el estilo directo y explicativo que hemos visto recientemente en La gran apuesta o El vicio del poder, hasta qué punto depende la percepción que se tiene de una compañía de cómo se haga su comunicación.

El tono de la película es claramente crítico, pero deja margen para describir que también existe la comunicación empresarial ética y que las cosas se pueden hacer de otra forma a como las hace el protagonista.

El fundador, una idea buena puede volverse mejor en las manos adecuadas

En esta historia basada en hechos reales (y llevamos unas cuantas ya), asistimos al nacimiento del negocio de las franquicias de McDonald’s. No al negocio del restaurante de comida rápida, que ya existía en los años 40, sino al de la multiplicación por decenas de estos restaurantes por todo Estados Unidos. Todo ello gracias a las ideas y artes discutibles de un veterano vendedor e inventor de objetos sin éxito.

La película, dirigida por John Lee Hancock y estrenada en 2016, describe de forma entretenida, gracias sobre todo al carisma de un renacido Michael Keaton, los resquicios del ecosistema de las franquicias y sus dificultades tanto para quien pone la marca como para quien pone el trabajo. Este es un punto interesante.

El otro es la transformación de un negocio pequeño y próspero en una máquina colosal de crear beneficios, toda una revolución que lleva a cabo alguien ajeno al core del negocio de McDonald’s, pero sobradamente preparado en el terreno que es la base de cualquier empresa de servicios: las labores comerciales.

The Full Monty, cuando los negocios se hacen a la desesperada…

El clásico de 1997 de Peter Cattaneo nos presenta a unos cuantos amigotes de clase media-baja que deben conseguir dinero para resolver un problema. Echan un vistazo a sus cualidades y descubren que hay un negocio para el que están más o menos cualificados y que puede reportarles beneficios: subirse a un escenario y quitarse la ropa.

Antes hablábamos de que levantar un negocio se puede hacer con una mezcla de trabajo, talento o dinero, o una cantidad enorme de uno solo de ellos. Los chicos capitaneados por el escocés Robert Carlyle no tienen ni dinero ni talento ni tampoco muchas ganas de trabajar.

Conforme pasa la película podemos ver cómo sacan fuerzas de donde no las hay para hacer crecer su particular modelo de negocio. La cinta recuerda que cuando todo lo demás falla, todavía hay algo de esperanza si se ponen ganas.

La red social, de un pequeño proyecto a crear un nuevo paradigma de las relaciones humanas

Facebook no fue la primera red social pero sí ha sido la más influyente de la historia de Internet. La plataforma ha cambiado la forma en que nos relacionamos, tanto dentro como fuera de las pantallas, y también cómo se consume la información o cómo los anunciantes llegan a sus potenciales compradores.

La película de 2010 de David Fincher, con Jesse Eisenberg en el papel de Mark Zuckerberg, cuenta cómo se creó esta red social.

¿Por qué nos interesa ver esta película? Por varias razones. Primera, porque nadie podía esperar que un anuario digital para universitarios tímidos llegara a convertirse alguna vez en el Gran Hermano mundial.

Segundo, porque se insiste en la idea de que, si hay trabajo y talento enfocado a un objetivo concreto, es complicado que no salga algo importante de ahí. Tercero, porque la película no esconde los sacrificios personales del propio Zuckerberg, ni tampoco sus artimañas.

Y cuarto, porque los diálogos son muy buenos, obra, de nuevo, de Aaron Sorkin (que aparece en el 30% de las películas aquí recomendadas).

Joy, hasta la acción más rutinaria y simple puede ser optimizada

La última recomendación nos lleva a la vida de Joy Mangano, una cara conocidísima de la teletienda estadounidense por ser la inventora de varios objetos ingeniosos para el hogar.

Dos son especialmente famosos: la Miracle mop, que es como una fregona compuesta de gruesas tiras de algodón que puede escurrirse retorciendo el palo que la sujeta, y las perchas Huggable, que están forradas de terciopelo y tienen accesorios que permiten hacer pequeñas estructuras colgantes.

La película es de 2015, está dirigida por David O. Russell y cuenta con su actriz fetiche para el papel de Joy Mangano, Jennifer Lawrence. La historia nos recuerda a otros biopics recomendados, pero Joy pone el foco en aspectos que no hemos visto tanto, como la familia, que en este caso la apoya casi siempre.

Y llegamos al final. Un momento, ¿dónde están El lobo de Wall Street, La gran apuesta, Wall Street, El Padrino, Boiler Room, Fyre, Glengarry Glenn Ross o Nightcrawler? Dejando de lado por qué El Padrino debería de aparecer en una lista de películas para inspirar a emprendedores (cosa que sucede), las películas citadas más arriba exponen conductas que son ilegales, inmorales o ilegales e inmorales a la vez.

Hay timos, engaños, fraudes e incluso asesinatos. Todas ellas tocan el mundo de los negocios, ya sea a gran escala o a nivel de autónomos, y todas ellas son grandes películas, pero están centradas en aspectos muy negativos. Hemos preferido que nuestro top10 resultará inspirador y sugestivo, pero de una forma distinta a como lo haría Vito Corleone.