¿Dónde comienza la deuda? Qué utilizar para protegerse


En 2008, llegó la crisis financiera. Muchas personas que habían trabajado en el sector bancario durante varios años había montado su propio negocio, aumentando su deuda considerablemente. Hay muchos ejemplos, algunos negocios tenían dos oficinas y varios empleados a su cargo. Cuando empezó la recesión, los bancos de repente redujeron el flujo de financiación y, como consecuencia, sus negocios se vieron afectados.

¿Cuál fue el escenario? Muchas empresas disponían de varios créditos: para un coche, material y equipos de oficina, muebles, etc. Los sueldos por aquel momento se destinaban prácticamente a los gastos diarios. No existía ningún tipo de plan presupuestario; el dinero que se ganaba se gastaba rápidamente.

Esta situación provoca que haya algunos mecanismos que podamos utilizar para protegernos como empresa. ¿Cuándo una deuda no es sostenible? ¿Qué se puede hacer para mantenerla bajo control? Los expertos opinan al respecto para garantizar, en la mayor medida de lo posible, la solvencia.

Los errores del pasado

Cuando se produjo el estallido de la burbuja inmobiliaria para ir pagando las deudas, “gran cantidad de empresas siguió solicitando nuevos préstamos”, afirma Rafael Ojeda, analista independiente. Estaban bloqueadas y no aceptaban que las cosas “empezaran a ir mal”, como así sucedió.

Aun así, gran parte de estas compañías esperaban que “la situación mejorase”, dice Victoria Torre, responsable de producto de Self Bank. No obstante, llegó un día en el que muchas de ellas tuvieron que despedir a sus empleados y cerrar sus oficinas, pero sin llegar a echar el cierre total. Las deudas las habían asfixiado.

Los problemas se iban acumulando y la deuda no paraba de aumentar. Las conversaciones “en muchos ejemplos” sobre cerrar los negocios y buscar otros trabajos caían en saco roto, añade Ojeda. Mientras tanto, se producía la práctica de evitar hablar con las empresas del recobro de lo que debían.

Pero todo fue empeorando aún más. Con la montaña de endeudamiento muchos empresarios se vieron incapaces de afrontar el pago de su piso, tuvieron que vender sus coches o refinanciar otros de sus créditos.

A raíz de estas experiencias, completamente reales, se pueden extraer conclusiones y enseñanzas para el futuro en aras de que la deuda no le suponga un problema a futuro. ¿Cómo es posible? Hay diferentes alternativas.

La mayoría de nosotros sabemos que la deuda es mala y que no debemos gastar más de lo que hacemos. Pero si esto es de sentido común, ¿por qué tantos españoles todavía se encuentran endeudados? ¿Qué decisiones o patrones de pensamiento tomamos que nos llevan por un camino lleno de deudas?

Evitar gastar por adelantado

Las deudas no solo nos pasan factura a nivel económico sino también a nivel emocional ya que se convierten en una fuente de estrés. Sin embargo, es posible vivir por encima de nuestras posibilidades, “solo es necesario hacer un cambio de mentalidad que nos permita asumir hábitos de consumo diferentes”, resalta Torre.

En la actualidad muchas personas tienen su vida maniatada a causa de créditos usureros cuyas “facilidades de pago” se transformaron en elevados intereses que les llevará años pagar. De hecho, se estima que los españoles destinan el 83% de sus ingresos a pagar las deudas y los gastos urgentes que surgen cada mes. Por el contrario, es posible vivir estas cargas, basta “cambiar el chip” y asumir “hábitos que faciliten el ahorro”, concreta Ojeda.

¿Alguna vez has hecho esto? ¿Calculaste tus ganancias anuales y pensaste que eso equivalía a la cantidad que podrías gastar? Todos somos culpables. Pero este pensamiento es una vía rápida “hacia la deuda crediticia”, dice José Luis Cárpatos, director de inversiones de Gloversia Eafi. Nos induce a pensar que el dinero futuro es seguro para gastar.

La filosofía de gastar sin endeudarse te proporcionará salud mental y te librará de ahogos innecesarios, pero es cierto que vivimos en un mundo donde necesitamos consumir. Con todo, esta necesidad se puede manejar.

En primer lugar, controlando y anotando los gastos. Cárpatos expone que es lo más importante y el punto de partida necesario para “todo lo demás”. Muy poca gente es consciente de cuánto dinero emplea y en qué. Pueden decir que sí, pero, cuando se enfrentan a los fríos números, vienen importantes sorpresas”, afirma.

Llevar un diario de gastos te permite saber exactamente “dónde se va el dinero, qué margen tienes para ahorrar o gastar y dónde podrás recortar, para emplearlo en otra cosa que desees más”, lo cual reduce la posibilidad de endeudarse de más.

Los primeros requisitos necesarios para llegar donde quieres son “la claridad y un mapa de la situación”, asegura Ojeda. Controlar gastos en una hoja de cálculo o aplicación específica te da “esa claridad y es tu mapa”, agrega.

Otra opción en esta misma línea es una menor utilización de las tarjetas de crédito. Muchos empresarios piensan que es conveniente disponer de este producto bancario para hacerle frente a las emergencias, pero lo cierto es que “casi nunca se usan con este propósito, sino que son una tentación constante que nos incita a comprar productos que realmente no necesitamos”, asevera Ojeda.

Tanto es así que debes tener en cuenta que son un préstamo mensual, por lo que, si no saldas la deuda a tiempo, los intereses se activarán, y generalmente son muy altos. Por tanto, es mejor que “evites usarlas o que te cerciores de disponer del dinero en la cuenta cuando llegue el momento de la liquidación”, recomienda Torre.

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La inflación del estilo de vida

El 63,5% de los españoles considera que le ha faltado formación financiera en el momento de firmar los contratos. De hecho, no saber cómo funciona el mecanismo de los préstamos puede llevarte a contraer deudas que de otra manera no habrías asumido.

Por ejemplo, si una oferta indica que no pagarás intereses durante los primeros seis meses, eso no significa que estos no se apliquen más tarde. Muchas de las mismas están pensadas para que las personas “se animen a comprar inmediatamente, sin considerar los gastos que tendrán más tarde”.

Si recibes un aumento de ingresos es posible que creas que eso significa que puedes “pagar gastos adicionales”, afirma Ojeda. Comer fuera una vez a la semana, o cada dos semanas, se convierte en hacerlo cuando “tienes más desidia”. O hacer un pedido cuando “olvidaste hacer la compra”.

Cuando ganas más, las elecciones como esa ya no parecen ser “un gran problema”, ya que “tienes el dinero”, describe Cárpatos. No obstante, la toma de decisiones perpetua en esta dirección se convierten en un hábito, lo que puede conducir a “facturas cada vez más altas a medida que te acostumbras a un estilo de vida que coincida con tus ingresos”, añade.

Los hábitos de gasto no desaparecen mágicamente, señalan los expertos. La deuda es a menudo el resultado de no ajustar su estilo de vida para mantenerse en línea con lo que facturan. Así, la mejor manera de evitar esta trampa es “no caer en la inflación del estilo de vida”, según Torre.

Las emergencias están a la orden del día

Tal vez tengas un presupuesto y lo mantengas con el paso del tiempo, pero también es posible que no hayas calculado determinados gastos extraordinarios en tu empresa, como la compra de algún equipo por valor de 2.000 euros.

Las emergencias, los trabajos de reparación, los reemplazos, etc., estar siempre dentro del presupuesto que manejemos. En opinión de Torre, hay que reservar siempre “una parte del capital para determinados imprevistos”. Por supuesto, para cosas que son difíciles de planificar, tener “un mínimo de euros ahorrados para evitar sumergirse en deudas”.

Así las cosas, vale la pena pensar en otras posibles y probables emergencias a las que te puedas enfrentar. Hacerlo puede ayudarte a prepararte para determinadas eventualidades. Te mostrará la importancia de presupuestar estas cosas o crear “un fondo de emergencia para ellas”, tal y como analiza Torre.

Al ajustarse a esta mentalidad, también podemos controlar mejor “nuestras finanzas y las decisiones que tomamos que se traducen en dinero gastado o dinero ahorrado”, según Cárpatos.

De este modo, si tienes un largo historial de crédito y siempre has pagado tus deudas a tiempo, es posible que tengas una buena calificación crediticia. Los prestamistas están más dispuestos a conceder financiación a personas que tienen una buena solvencia económica.

En este sentido, es aconsejable evitar las deudas de alto coste. Los préstamos para hacer pagos anticipados y los de anticipo de reembolso de impuestos son tipos de créditos que terminarán costándote mucho dinero. Son atractivos porque puede ser aprobado fácilmente y recibir dinero inmediatamente.

Como contrapartida, las cuotas administrativas son muy altas y el corto plazo para pagar el préstamo a menudo hacen que las personas queden “atrapadas en un ciclo de deuda”, avisa Ojeda. Así, un préstamo de día de pago puede tener un tipo de interés anual de hasta 391%. Un préstamo de anticipo de reembolso de impuestos puede ser igual de costoso. Si no cumples con el crédito de pago anticipado, bajará tu calificación crediticia.

Puedes evitar estos préstamos si pides más tiempo para pagar una cuenta o tratas de obtener una pequeña financiación de tu banco o de un familiar.

Por otra parte, otro consejo es tener cuidado con la consolidación de deudas. Algunas empresas te ofrecen dinero para “consolidar tus cuentas”, dice Torre. Tu empresa hace pagos mensuales a otra que promete saldar todas sus cuentas. No obstante, es probable que esta te cobre un tipo de interés muy alta por este servicio.

Hay posibilidad de que algunas de tus cuentas originales no hayan tenido ningún interés y, peor aún, el préstamo de consolidación puede convertir deudas sin garantíaen deudas con garantía si usas tu casa u otro bien como aval”.

Esto se puede traducir en que, si dejas de pagar dicho crédito de consolidación, el prestamista “puede tomar el bien para pagar la deuda”, alerta Cárpatos.

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Aliados para agilizar la recuperación de deuda

Por último, si somos una empresa, una idea de mantener el control de nuestro apalancamiento es automatizar los procesos mediante una estructura diferenciada por perfiles ayuda a mejorar la tesorería al facilitar a las compañías la gestión de todas las tareas relacionadas con el cobro de la deuda. No solo permite optimizar los procesos, sino también coordinar a los empleados para equilibrar las cargas de trabajo y mejorar la productividad del equipo.

Así, los enemigos de una gestión del cobro eficaz son tres, principalmente, tal y como indican los expertos de Prodware: el seguimiento incorrecto de la deuda, que es un proceso clave, pero “entraña muchas dificultades”. Carecer de datos centralizados de la compañía impide “llevarlo a cabo”.

Por otra parte, el tratamiento uniforme de cliente con perfiles diferentes. Esto es, en muchas ocasiones no se ofrece una respuesta personalizada a cada uno de los clientes en función de su relación con la empresa, lo que “retrasa el cobro”.

Asimismo, la falta de coordinación del equipo: Carecer de un sistema integrado desde donde se pueda acceder al estado actualizado de cada proceso deriva en una gestión de las negociaciones con el cliente lenta e ineficaz que lastra la productividad de los profesionales.

Para agilizar el cobro de deuda es necesario, en primer lugar, centralizar toda la información disponible sobre las compañías, los contactos y las actividades. En muchas ocasiones los datos están dispersos en diferentes bases de datos o, incluso, en libros de cuentas en papel.

En segundo lugar, el sistema de gestión de la deuda debe permitir establecer avisos y alertas para llevar a cabo un seguimiento proactivo de los expedientes de deuda, desde el historial a las negociaciones o las no conformidades.

En resumidas cuentas, gestar una deuda poco a poco puede ser un efecto boomerang para los intereses de las empresas.