Según un estudio realizado por Infoempleo y el Grupo Adecco, los autónomos cobran una pensión un 37% inferior a la de los asalariados. Un hecho directamente relacionado con su contribución previa y que se refleja en una diferencia de hasta 500€ mensuales. Esto se debe a que la mayoría de los trabajadores por cuenta propia deciden cotizar la base mínima.
Además de contar con la pensión que el Estado les ofrece, tienen diferentes posibilidades a su alcance en el sector privado para complementar su jubilación. Elegir un plan de jubilación adecuado y adaptado a sus condiciones económicas es una de las prioridades de los autónomos.
Tal y como apuntan desde BBVA, la diferencia ocasionada entre las pensiones de un autónomo y un trabajador por cuenta ajena es una consecuencia de las cotizaciones que han realizado ambos a lo largo de su carrera profesional.
Siguiendo la información aportada por Infoempleo y Grupo Adecco, una de las principales preocupaciones de los autónomos es afrontar las diferentes cargas sociales, fiscales y administrativas. Por ello, establecer desde un primer momento un plan de jubilación paralelo será una garantía de bienestar para el futuro.
Los trabajadores por cuenta propia -al igual que los de cuenta ajena- cuentan con dos vías para establecer su futura pensión: a través de las cotizaciones al estado -pensión pública- y mediante un plan de pensiones -pensión privada-.
Tal y como indica RETA (Régimen Estatal de Trabajadores Autónomos), a día de hoy existen 3,2 millones de autónomos registrados en nuestro país, de los cuales el 51,5% se encuentran entre los 40 y 50 años. De ellos, el 76% cotiza la base mínima para la jubilación.
Esto se debe en primer lugar a la incertidumbre propia del autónomo, estos no pueden prevenir con certeza cómo serán sus ingresos futuros. Ante el riesgo de perder sus ingresos o no cumplir con la base de cotización, la mayoría de los autónomos deciden cotizar la base mínima para asegurar su pago.
De forma paralela y para mejorar las condiciones de su jubilación, eligen un plan de pensiones privado con el que podrán decidir cuánto pagar, en qué condiciones y en qué términos de tiempo -dependiendo del plan-.
Tal y como indica Fintup -compañía española de asesoramiento financiero-, el hecho de elegir un plan de pensiones privado puede ser un 27% más rentable que cotizar al máximo. Asimismo, afirman que estos sistemas privados de ahorro pueden ofrecer más garantías al autónomo. Por lo tanto, el plan de pensiones es la elección más adecuada para los autónomos debido a la incertidumbre económica propia de su naturaleza empresarial.
La ventaja más destacada de los planes de jubilación es que suponen un ahorro fiscal al autónomo. Esto se debe a que existe la posibilidad de desgravar este gasto en la declaración de la renta. Un hecho que es posible en aquellas aportaciones que no superen los 8.000€ anuales.
Otra cuestión que resulta favorecedora para los autónomos es que las aportaciones que realicen pueden ser flexibles dependiendo del tipo de plan que elijan. Debido a la irregularidad de los ingresos, este hecho supone una mayor tranquilidad para el empresario ya que no está sometido a cumplir con una cuota fija.
Los diferentes planes de pensiones a los que pueden acceder los autónomos son los individuales. Estos son ofrecidos por las entidades financieras privadas y en los que las personas físicas son los titulares. El titular deberá tener en cuenta dos cosas: la rentabilidad y el riesgo.
Las entidades financieras disponen de su propia cartera de planes a ofrecer al autónomo. Cada uno de ellos funciona como un instrumento de ahorro provisional que genera una rentabilidad determinada dependiendo de las aportaciones que haya realizado el autónomo. Estas, por lo general y en función del tipo de plan, son destinadas a diferentes activos financieros por parte de la entidad promotora.
Aunque cada entidad tenga su propia oferta diferencial, el sector privado pone a disposición diferentes tipos de planes basándose en dos criterios principales: basándose en el tipo de aportación y teniendo en cuenta la política de inversión.
Los planes de pensiones permiten decidir al autónomo cómo será su inversión. Esta puede ser de aportación definida, de prestación previamente establecida y mixta. Junto con la política de inversión, cada entidad pone a disposición del inversor diferentes opciones conforme a la oferta que quieran realizar.
Los planes de aportación definida son aquellos que aseguran la cantidad que se va a destinar al plan, pero sin dejar previamente estipulada la prestación futura. El titular del plan recuperará la cantidad invertida en el momento acordado, pero su rentabilidad no está pactada ni asegurada.
Los planes de prestación definida son aquellos que, tal y como indica su nombre, dejan pactados previamente la cantidad que se va a recibir una vez finalizado el periodo de inversión. Por lo tanto, el titular recibirá el capital invertido junto con la rentabilidad acordada.
En último lugar, existen los planes mixtos. Son aquellos que combinan las diferentes características de los anteriores. Dan la opción al titular de elegir cuál será su aportación estableciendo la rentabilidad mínima a la que tendrá acceso el autónomo en el momento del rescate.
Se trata de la segunda variable que determinará el tipo de rentabilidad del plan de pensiones. En este sentido, antes de elegir el más adecuado, hay que tener en cuenta además el riesgo. Este suele estar previamente evaluado por las entidades antes de preparar su cartera de productos.
Por lo general y teniendo en cuenta la renta, existen cinco tipos de planes de pensiones: de renta fija a corto y largo plazo; mixta; variable; variable mixta y los planes de pensiones garantizados.
Los de renta fija a corto y largo plazo, son aquellos que dan la posibilidad de invertir el dinero del autónomo en activos financieros de renta fija tanto públicos como privados. En este sentido, hay que destacar la ventaja que supone en lo referido al riesgo. Aunque la rentabilidad sea menor, el riesgo es bajo. Si, por el contrario, el autónomo elige una inversión a largo plazo, su rentabilidad y riesgo serán mayores.
Por su parte, la renta fija mixta es una de las más comunes. Esto se debe a la comodidad y seguridad que ofrece al inversor y a la obtención de capital que da a la entidad financiera. El autónomo obtendrá los beneficios a través de dos fuentes: los de la renta fija y los de la renta variable. De esta manera queda asegurada la jubilación variando en función de los parámetros de la parte variable. Normalmente suele estipularse un máximo del 30% del total del plan invertido.
La renta variable se caracteriza por su alto nivel de riesgo. Por ello no suele ser un tipo de plan común en las carteras de las entidades. El capital es invertido en activos de renta variable -normalmente a través de acciones cotizadas- y su rentabilidad se determina por mes y año en curso.
Uno de los planes más rentables y que mejores opciones ofrece teniendo en cuenta el riesgo, es el plan de renta variable mixta. La renta variable predomina sobre la fija, el riesgo se encuentra en un punto medio entre la fija mixta y la variable. Aunque cada entidad establece sus propios porcentajes, normalmente suele destinarse entre un 30 y un 75% del capital en las inversiones en otros activos.
Por su parte, los planes de pensiones garantizados son aquellos que, como bien indica su nombre, aseguran que el titular accederá a la cantidad total del dinero invertido una vez finalizado el periodo de tiempo previamente acordado. En este sentido, es importante cumplir con la fecha de vencimiento. El riesgo es reducido, por lo que la rentabilidad lo será también.
Al igual que es importante tener en cuenta los tipos de planes de pensiones, también es determinante contar con otras variables que influirán en las futuras pensiones. En primer lugar, es importante tener en cuenta el capital.
Según indican desde Indexa Capital, es aconsejable contratar un plan de pensiones cuando se obtienen ingresos anuales superiores a los 30.000€. Si, por el contrario, tu beneficio se encuentra por debajo de esta cifra, es preferible escoger los fondos de inversión.
Lo más recomendable es comenzar con el plan de pensiones lo antes posible para obtener la mayor rentabilidad. El tiempo también es determinante y en este sentido las entidades financieras han adaptado sus carteras. BBVA, por ejemplo, ha adaptado su cartera tanto a personas con una edad lejana a la jubilación como para aquellas que se encuentran en un momento cercano.
Teniendo en cuenta la edad, los expertos recomiendan comenzar el plan de jubilación a los 30 años. -sería la edad ideal- para que la rentabilidad el mismo sea lo más alta posible.
Por su parte, también es aconsejable prestar atención a las comisiones, ya que cada plan puede variar considerablemente. Normalmente, suele establecerse un máximo, el cual se encuentra a día de hoy en un 1,75%. Y, también es recomendable evaluar la rentabilidad total del plan para realizar la mejor elección en función de las necesidades de cada autónomo.
A día de hoy, es posible contratarlos no solo a través de entidades financieras, sino también mediante aseguradoras y agencias de valores. Debido a la incertidumbre propia del autónomo y a la irregularidad de sus ingresos, las personas que conforman este colectivo toman la decisión de destinar su capital en planes de pensiones. Lo que además de suponer un ahorro fiscal al autónomo, se adaptan perfectamente a sus condiciones económicas, haciendo más seguro su futuro financiero.
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