Tecnología vs covid-19: trazabilidad e Internet de las Cosas


La literatura ha demostrado más que simples ínfulas gestadas desde ámbitos académicos. El proceso de Transformación digital, lejos de servir exclusivamente para discriminar a empresas y establecer una nueva lógica competitiva en los mercados, ha acaparado la mirada de instituciones de todo el mundo, deseosas de dejar en manos de la tecnología y del Internet de las Cosas la trazabilidad capaz de mantener al covid-19 bajo control.

Del valor empresarial al valor social

Las experiencias exitosas de Corea del Sur y China han puesto de relevancia la capacidad que tiene la tecnología de llevar a cabo labores imposibles de realizar por la mano humana. Con un virus que se propaga a gran velocidad, y que opera bajo la transmisión de contagiados sin síntomas, parece que la única estrategia posible para asegurar el futuro de las economías, a la espera de una vacuna, pasa por el rastreo y la eliminación.

El Internet de las Cosas, que hasta ahora era entendido como una vanguardia tecnológica capaz de aportar valor competitivo a las empresas, ocupa un papel tangencial en la resolución del problema, y consolida así un crecimiento que ya venía intensificándose exponencialmente durante el último lustro. De hecho, a pocos les sorprende que esta industria sea ahora capaz de aportar soluciones tan prístinas a una problemática tan compleja.

"Se están poniendo en valor los beneficios más inmediatos de la digitalización y estamos viendo un interés creciente en conocer las alternativas y ese control integral de los procesos de digitalización de una forma más global desde la empresa", opina Salvador Hernando, responsable de la firma especializada en IoT Nexus Integra.

De acuerdo con el Total Addressable Market publicado por Transforma Insight, entre el año 2019 y el 2030 el número de dispositivos conectados en todo el mundo crecerá desde los 7.600 millones hasta los 24.100 millones.

Estamos ante una industria, que a pesar de su corta vida goza de una madurez sobrevenida por el esfuerzo conjunto en el desarrollo de soluciones y el interés del capital financiero. Solo en Europa, donde ahora se trabaja en medidas de seguridad y trazabilidad apoyadas en el Internet de las Cosas, el sector pronostica un crecimiento del 23% para la próxima década.

A contracorriente

Ahora bien, ni los números ni las promesas servirán para sostener la evolución de una industria trufada de obstáculos. Y es que, no solo gran parte de los ciudadanos desconfían de la tecnología en campos críticos relacionados con la seguridad y la salud.

Las instituciones hasta hace pocos meses eran también claramente reticentes a ceder competencias y posibles incentivos a proveedores de sistemas y aplicaciones de IoT. Preocupa la fiabilidad de las propuestas, pero también algunos derechos democráticos fundamentales.

Lo primero que deberían hacer los actores que forman parte del ecosistema digital es demostrar que merecen nuestros datos, principal materia prima para nutrir a los algoritmos que articulan la sociedad digital”, sostiene Itziar de Lecuona, subdirectora del Observatorio de Bioetica y Derecho- Catedra UNESCO de la Universidad de Barcelona.

El trabajo de los actores de la crisis, consecuentemente, también debe contemplar cómo se comunican, y qué reputación manejan. No se puede olvidar que todo avance tecnológico logrado durante la pandemia, probablemente perdurará en el futuro.

Transparencia y rendición de cuentas son los principios sobre los que debe asentarse la digitalización en la vida post Covid-19”, añade de Lecuona. “La aplicación de la tecnología para mejorar la toma de decisiones debe efectuarse de forma proporcionada, con objetivos claros y fines específicos, y si se deben tomar medidas que restrinjan nuestros derechos y libertades, deben ser temporales y siempre justificadas por el interés social”.

Es decir, que la misma precaución y cautela que han mantenido los gobiernos europeos para no desbaratar la contención lograda con la cuarentena, es la que habrían de adoptar las empresas. Eso sí, solo aquellas que se decidan por el Internet de las Cosas para sortear la crisis y aportar el valor social que las economías de todo el mundo necesitan, y que esta industria tecnológica está preparada para ofrecer.

Internet-de-las-Cosas-contra-coronavirus

La solución de las empresas: WiTrac

Javier Ferrer, CEO de WiTrac, asegura que "hoy en día implantar soluciones de IoT, de inteligencia artificial o de robótica colaborativa, concretamente, todas las tecnologías que ya usamos en casa, pero que en las empresas parecían inviables ahora se está demostrando que han llegado para quedarse.

"Están muy democratizadas porque son muy robustas, muy rápidas y muy rentables”, añade. Este atractivo empresarial explicaría por qué, durante los últimos meses, se han presentado tantas compañías voluntarias para combatir la pandemia con sus propias soluciones.

Sin ir más lejos, la misma ScaleUp de Ferrer se ha reorientado para destinar sus ideas de localización y medición de activos y personas en tiempo real, y así tejer un ecosistema de vigilancia permanente respecto al virus. Gracias a la combinación de tecnología GPS y BLE 5.1 (bluetooth low energy), WiTrac es capaz de controlar tanto la ubicación como la temperatura corporal y las constantes vitales de todos los individuos que estén dentro o fuera de una sala.

Como explican en su propia web, con el Internet de las Cosas es posible ofrecer a hoteles, residencias, supermercados y hospitales el servicio de monitorización que ahora precisan por el crecimiento de afluencia derivado de las últimas Fases de la Desescalada.

Mediante la instalación de sensores de conteo de personas, dispositivos móviles y cámaras termográficas, es posible conocer el grado de ocupación en tiempo real de tus locales y controlar la temperatura de las personas a su entrada, y así evitar contagios, aglomeraciones y saturaciones”.

Las cámaras termográficas en zonas “calientes” y la identificación 3D de personas permiten priorizar el conteo en base a criterios demográficos; hombres, mujeres, adultos y niños. Esta misma lógica es la que les permite localizar flotas de furgonetas de reparto para justificar los desplazamientos frente a las autoridades, o seguir el movimiento de material médico y medicinas para conocer su ubicación en tiempo real y asegurar así su aprovisionamiento.

Esta empresa, empero, no genera valor a través de desarrollos innovadores o productos inéditos en el mercado. Se trata de un reposicionamiento estratégico derivado de evaluar los recursos y el conocimiento adquirido, para ponerlo al servicio de una demanda sin cubrir. Cualquier empresa, con cierto grado de tecnificación, podría ofrecer respuestas similares a la crisis, siempre y cuando contarán con las herramientas y con la planificación necesaria.

Las tecnologías clave contra el coronavirus

¿Qué es exactamente el Internet de las Cosas? Al igual que ha sucedido con otros muchos conceptos y sectores englobados dentro de la digitalización, el acrónimo “IoT” se ha ido desfigurando a medida que más y más empresas lo incluían en su retórica corporativa. En la actualidad el concepto puede significarlo todo, o no significar nada. Y esto sucede por la misma ambigüedad con el que fue creado.

El estudio de Transforma Insight apunta a que aplicaciones como alarmas de seguridad y de incendios, unidades centrales de vehículos, medidores inteligentes de electricidad, procesamiento de pagos —datáfonos—, y el consumo particular de electrónica dejarán unos ingresos superiores a 50.000 millones de dólares para el año 2025. Pero todo esto sigue sin entrar a valorar los pilares básicos de la industria, la tecnología que sustenta a todos estos productos y servicios.

Hablamos, por ejemplo, del Remote SIM Provisioning o RSP, una tecnología destacada en el informe “The Internet of Things: Consumer, Industrial & Public Services 2020-2024”, como uno de los campos de desarrollo con mejores pronósticos. La provisión remota de SIM fue presentado por la GSMA en 2015, como una solución que permite a los dispositivos —con énfasis sobre los smartphonesconectarse a las plataformas IoT reduciendo interacciones humanas y gran cantidad de tiempo.

A un nivel práctico, el RSP ofrece a las instituciones y empresas la posibilidad de reforzar los sistemas de trazabilidad, que por el momento se sustentan principalmente en el tránsito registrado de dispositivos móviles. Con esto cualquier ciudadano podría activar la SIM de aparatos con eSIM —un smartwatch, una tablet, o incluso una cinta de correr—, bajo una seguridad absoluta de la red. “Esta especificación da a los consumidores la libertad de conectar remotamente dispositivos a la red móvil que prefieran”, detalla Alex Sinclair, director tecnológico de GSMA.

Combatir la propagación del virus

Aunque día tras día aparece una nueva iniciativa, y los resultados permiten ir corrigiendo las soluciones a medida que pasa el tiempo, las instituciones españolas ya han puesto el foco sobre una serie de tecnologías para controlar la pandemia y combatir la crisis sanitaria.

La Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña, conocida como AQuAS por sus siglas, tiene en el punto de mira tres sistemas de trazabilidad: la geolocalización con ayuda de las operadoras, la localización de terminales mediante el Global Navigation Satellite System (GNSS) y el BLE o Bluetooth de baja energía.

A principios del mes de mayo el Gobierno de España ya publicó los primeros resultados del ambicioso Estudio de Movilidad, con el que, gracias a la ayuda de las teleoperadoras, se ha logrado medir la exposición de las distintas provincias y Comunidades Autónomas a un nuevo rebrote. Eso sí, se llevó a cabo garantizando el anonimato de la información, en base a lo recogido en la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales.

Si esta posibilidad siempre había estado al alcance de las instituciones, ¿por qué no se había realizado con anterioridad? Pese a que el Internet de las Cosas ha evolucionado mucho durante los últimos años, las limitaciones no eran de carácter técnico. Según el informe “Social credits and security: embracing the world of ratings” elaborado por Kaspersky, “los usuarios están dispuestos a compartir sus datos privados, y a que el Gobierno supervise su actividad en Internet por razones de seguridad”.

La crisis ha ido desgastando las posturas más idealistas y éticas frente a la privacidad de los datos en el mundo digital, y ahora el 34% de los consumidores españoles manifiesta estar conforme con sacrificar cierta parte de sus datos en pos de salvaguardar la salud pública.

El coronavirus ha acelerado la digitalización de la sociedad, pero no siempre de forma natural, y este es un ejemplo claro de cómo la adaptación forzada de las rutinas también ha modificado las prioridades y las escalas de valores.

Esto mismo llevó al Ejecutivo a aprobar en abril el llamado DataCOVID, un nuevo estudio de movilidad centrado en analizar los desplazamientos de la población durante todo el crítico y determinante periodo de la Desescalada.

El estudio cubrirá todo el territorio nacional, dividiendo España en unas 3.200 áreas de movilidad, que identifican agrupaciones de población de entre 5.000 y 50.000 habitantes”, recoge el sitio oficial. Detrás de esta iniciativa también están las técnicas surgidas bajo el amplio paraguas del IoT.

El punto de inflexión

De acuerdo con datos de Cisco, para finales de 2021 ya se estarán moviendo en todo el mundo un total de 800 zettabytes de información. Dicho torrente inconmensurable de datos será difícilmente procesable, y esto terminará beneficiando a aquellas empresas con más recursos y recorrido dentro de la industria del Internet de las Cosas.

En “Analítica de IoT: Obteniendo valor de los datos de IoT”, el CIO de la multinacional, Bob Violino, describe los requisitos de un negocio capaz de aprovechar todos esos inputs que se moverán entre colectivos, competencia e industrias

  • Desplegar una arquitectura que soporte el crecimiento de los datos de IoT
  • Entregar análisis a través de los pipelines de datos
  • Aprovechar la inteligencia artificial
  • Ser un nativo de la nube
  • Priorizar la gobernanza, la seguridad y la privacidad de los datos
  • Aprovechar los datos de la IoT para nuevas oportunidades de ingresos

En opinión de Nicholas Colisto, vicepresidente y director de información del fabricante manufacturero textil Avery Dennison, no existen muchas empresas capaces de tachar cada uno de los requisitos, y lo achaca a una falta de conciencia.

En una empresa anterior me enfrenté a una situación en la que una unidad de negocio desplegó un sistema de IoT sin buscar la participación de TI, y no se consideraron las tareas y herramientas operativas simples para auditar los dispositivos y aplicar el firmware”, apostilla.

Igual que no existe una conciencia empresarial generalizada de la importante de esta industria, tampoco se percibe la actitud conservadora que merece un sector todavía en etapas muy tempranas de desarrollo.

Es por eso que resulta tan interesante mantener la atención sobre los resultados de las acciones puestas en marcha por las instituciones, de cara a conocer la actitud futura de las corporaciones respecto al Internet de las Cosas. Nunca antes en la historia se había llevado a cabo una prueba piloto tan masiva, y sus efectos a nivel de herencia se desconocen.

Sin embargo, ni Google ni Apple parecen dispuestas a querer esperar. Desde su posición privilegiada de mercado, los gigantes tecnológicos se pusieron a trabajar conjuntamente en una solución tecnológica que los colocase en la posición perfecta para liderar la industria durante los próximos años. Lo hacían incluso si eso significaba poner en peligro parte de sus propias ventas por estrechar lazos internos con su competencia más antagónica frente al público objetivo.

El paso al frente de Google y Apple

A finales del mes de mayo, cuando el desconfinamiento ya comenzaba a flexibilizarse de manera clara, las dos multinacionales estadounidenses hicieron públicos los detalles del proyecto que las llevó a anunciar su colaboración semanas atrás: una herramienta de desarrollo para instituciones que deseen crear aplicaciones de contact tracing.

Esto es, una plataforma con recursos que programadores pueden emplear para obtener softwares útiles que permitan detectar los casos positivos de Covid-19 sin necesidad de personal ni intervenciones activas entre la población.

Utilice el ecosistema de trabajo ExposureNotification para informar a las personas de la posible exposición al COVID-19, la enfermedad causada por el virus del SARS-CoV-2”, recoge la web oficial de Apple. “Puede construir un sistema de notificaciones que emplee claves e identificadores aleatorios y rotativos para transmitir diagnósticos positivos, además de datos como los síntomas asociados, la proximidad y el tiempo de exposición”.

El funcionamiento es sencillo, y una vez más, se apoya en la tecnología de los dispositivos móviles, y por tanto del Internet de las Cosas, para funcionar. Un total de 22 países de todo el mundo, entre los que está España, ya han solicitado acceso a una API con la infraestructura de código necesaria para poder avisar a cada ciudadano de si ha estado cerca de alguien contagiado.

Por ejemplo, si un joven de camino al trabajo se cruzara con otra persona, y esta está en los registros sanitarios de contagios, le aparecería en su teléfono una notificación con la advertencia. Para que sucediese, se deberían cumplir una serie de requisitos a definir por los propios desarrolladores, en base a los criterios elegidos para decidir qué es y qué no es una exposición.

A fin de evitar las polémicas ya prendidas en muchos países, y con miras a no poner en peligro las jugosas relaciones con los Gobiernos, Apple y Google han provisto a la API de una generación de claves aleatorias que impiden la malversación de los datos obtenidos. Esto impediría que terceros siguieran a personas por intereses particulares, y que infringieran las leyes violando la privacidad, el consentimiento y el control legítimo por parte del usuario.

Todavía es pronto para hablar de una maduración clara de la industria del Internet de las Cosas, pero tras unos años de desarrollo incipiente, parece evidente que en el futuro tanto las empresas como las instituciones comenzarán a ver en esta tecnología un aliado natural de gran importancia.

En Yoigo Negocios entendemos la importancia que podría tener el IoT en la competitividad de las empresas del futuro, y por eso no le perdemos la pista. Si tú tampoco quieres hacerlo, entra en nuestra web o llama al 900 676 535 para informarte de los mejores servicios para tu proyecto.