¿Quién no ha oído hablar alguna vez de Silicon Valley? Ese mágico lugar en donde las empresas prosperan y nacen grandes empresarios como Bill Gates, Elon Musk o Steve Jobs. Un lugar que parece el paraíso para las empresas tecnológicas, y que ha visto nacer a las compañías más importantes del mundo.
El “Valle del Silicio” es sinónimo de innovación, y fue escenario de la creación de gigantes de tecnología como Apple y Google, de distintas startups, unicornios y fintech, pero también de muchos fracasos.
Su popularidad y misterio, le valió una serie de HBO de 6 temporadas en donde se muestra un Silicon Valley actual y los verdaderos retos a los que se enfrentan hoy los profesionales que quieren tener éxito en esta región de California.
El éxito de este hub no llegó solo, fueron muchas las condiciones que se dieron para que esta región vacía cerca de San Francisco se transformara en el lugar con más concentración de empresas del mundo, y en donde todos los aficionados de la informática desearían trabajar.
Al sur de la bahía en los años 70 se establecieron las primeras empresas de microinformática, comenzando así el legado de la firma que hoy Estados Unidos exporta a todo el mundo como parte de su cultura blanda. ¿Por qué este fue el lugar que eligieron y siguen eligiendo muchísimas empresas tecnológicas?
El nombre “Silicon Valley” no hace referencia a una ciudad o un valle específico, como podría adivinarse por su nombre, sino que es un apodo que se popularizó en la década de los 70 de forma más o menos arbitraria.
En varios artículos en la revista Electronic News, el periodista Don Hiefler se refería a esta zona, que recién estaba comenzando a prosperar, como “el valle del silicio” o “Silicon Valley” en inglés.
Se le dio este nombre porque en esa época se ubicaban allí muchísimas empresas que fabricaban chips de silicio. Para finales de la década, el nombre se popularizó y se transformó en el oficial de la zona.
Pero, ¿por qué estas empresas de microinformáticas se instalaron precisamente allí? Son varios los factores, pero la locación privilegiada de la zona sin dudas fue clave en su desarrollo.
En primer lugar, esta área se encuentra en el estado de California. Que además de contar con las icónicas y prósperas ciudades de San Francisco y Los Ángeles, tiene un muy buen clima y una gran oferta de servicios. En esta parte de la costa hay un clima ideal, ni demasiado frío ni demasiado calor, por lo que es un lugar muy atractivo para vivir y trabajar.
Y como mencionamos anteriormente, Silicon Valley no es un solo lugar, sino una región.
Bajo este término se engloban varias ciudades como Palo Alto, Cupertino, San José, Mountain View, entre otras, que suenan mucho en los medios por ser sede de las empresas más famosas. Al tratarse de un lugar tan amplio y con muchas poblaciones, era muy fácil para las empresas establecerse allí.
Silicon Valley se encuentra entre San Francisco y San José, lo que permite un gran intercambio y conexión profesional. Al encontrarse cerca de grandes ciudades, ofrece muchas facilidades y una gran red de transporte.
Otra de las ventajas de su locación que ayudó mucho a su desarrollo es la cercanía con dos universidades prestigiosas: la Universidad de Stanford y la Universidad de California.
Son varias las compañías creadas por estudiantes o graduados de estas universidades, que vendían su proyecto a inversores o que trabajan para las grandes compañías que iban asentándose en este valle tecnológico.
Y por último, y no menos importante, es que Silicon Valley era en ese punto de la historia una zona poco explotada, por lo que había mucho espacio para instalar grandes empresas y proyectos de todo tipo sin límites.
Como muchas de las lógicas, empresas y normas que mueven el mundo actual, el origen de Silicon Valley también está asociado directamente con el ordenamiento nacido tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Durante el conflicto armado, la región ostentó un papel en materia tecnológica para el ejército. El gobierno de Estados Unidos financiaba a empresas como Fairchild Semiconductor o Hewlett-Packard, que trabajaban también en colaboración con la Universidad de Stanford, ubicada en la zona.
Al final de la guerra, muchos soldados deciden volver a sus estudios y la Universidad de Stanford comienza a recuperar múculo. Con el objetivo de dar trabajo a sus recién graduados y generar talento, se crea el Stanford Industrial Park en los terrenos alrededor de la institución.
De hecho, muchas de las primeras empresas establecidas en Silicon Valley fueron producto de estudiantes, profesores o graduados de Stanford, y de allí también surge el grupo que se conoce como “los 8 traidores”.
No es el título de una película de Aaron Sorkin ni el reclamo de una leyenda mitológica. Es ni más ni menos que historia viva del tejido empresarial anglosajón.
El pésimo liderazgo de William Shockley, un profesor de Stanford responsable de Shockley Semiconductors, que fabricaba transistores de silicio y en la cual empleaba a muchos de sus alumnos, fue el origen de todo.
Del mal ambiente que había en su empresa y la ambición de sus empleados surgieron 8 jóvenes que abandonarían el barco para crear su propia organización.
A estos emprendedores se los llamó “los 8 traidores” y juntos fundaron Fairchild Semiconductors. Sin saberlo, dieron inicio al panorama emprendedor en Silicon Valley.
Esta empresa sigue funcionando en la actualidad y, por sorprendente que parezca, mantiene su filosofía individualista. Sí, dentro de ella también hubo muchos “traidores” que abandonaron Fairchild para fundar sus propias compañías.
Poco a poco, el terreno se fue poblando de empresas de microinformática y tecnología, creadas por estudiantes y graduados de la Universidad de Stanford y la Universidad de California.
Aunque los inicios de Silicon Valley fueron de la mano de la microinformática y la producción de ordenadores personales, en su historia hay empresas de todo tipo. Ya en los años 80 comenzó a prosperar el desarrollo de la microcomputación y el software, con empresas como Microsoft y Adobe.
Pero el mayor crecimiento del hub llegó con la era digital. Al final de los 90 comenzaron a surgir nuevos proyectos relacionados a páginas webs, como Yahoo! o eBay, que sentaron las bases para muchas de las empresas que conocemos hoy.
Una de las firmas más revolucionarias de esta época fue PayPal, fundada en 1998, con su innovadora idea de combinar la electrónica y el dinero. Desde este momento, comienzan a surgir proyectos con enfoques más digitales y startups de todo tipo.
A partir de los 2000 se da inicio al pistoletazo de salida para la creación de startups tecnológicas muy innovadoras, que años más tarde se transformarían en los unicornios de Silicon Valley. Entre estas empresas encontramos a Uber, Airbnb, Pinterest, Dropbox; todas creadas antes de 2010.
Un concepto que pretende marcar una rareza dentro del mundo de las startups. Se refiere a “unicornio” a una startup que alcanza un valor superior a 1.000 millones de dólares. Pero esta clasificación se borra cuando las empresas deciden salir a la bolsa.
El término fue creado por Aileen Lee, fundadora de Cowboy Ventures, en el año 2013. A pesar de que es algo difícil de lograr, hoy son casi 800 los unicornios a nivel mundial, según datos de CB Insight.
Y sin dudas, el entorno de Silicon Valley y su gran desarrollo tecnológico han sido y siguen siendo partícipes directos de un panorama ideal para la creación de millones de startups, con algunas afortunadas transformándose en unicornios que siguen vigentes hasta hoy.
Pero Silicon Valley no sólo ha impulsado a la creación de startups tecnológicas y unicornios en Estados Unidos, sino que su gran éxito y crecimiento ha inspirado a otros países a replicar este modelo.
Algunas de las “copias” externas son: Silicon Fen en Cambridge, Silicon Wadi en Tel Aviv, Silicon Valley de Dubái, Skolkovo Technopark District en Rusia, Silicon Plateau en Bangalore e incluso tenemos una Silicon Valley europea, en Suecia.
Y aunque parece que estos polos tecnológicos solo han replicado el nombre al famoso valle, lo cierto es que también han incorporado dos de sus características más importantes: la concentración de empresas de tecnología y la cercanía con universidades.
Pero no hace falta estar en Silicon Valley para crear un unicornio, sino que muchos otros lugares lo están logrando. Incluso en España, cada vez hay más unicornios, entre los cuáles destacan Cabify, Glovo e Idealista.
De Silicon Valley, lo más brillante es su pasado. Y es que el boom de esta zona californiana fue su gran éxito en los 90 y 2000, pero hoy comienza a presentar grietas.
Uno de los grandes indicadores de esta decadencia es que grandes empresas han decidido mudar sus operaciones a otros lugares del país, con costes más económicos y más espacio disponible. Y es que la amplitud de la que gozaba comenzó a escasear a medida que más y más empresas se ubicaban allí.
Otro de los grandes problemas que presenta Silicon Valley es su gentrificación, con costes de vida cada vez más altos y el empeoramiento de la calidad de vida para la gente que trabaja allí.
Y aunque allí se desarrollen las empresas y profesiones del futuro, parece que es un modelo que pronto deberá cambiar para subsistir. Durante la pandemia se ha acelerado este proceso, ya que el teletrabajo provocó un parón en las actividades del valle y muchísimos de los empleados se han mudado fuera de él para no volver.
Muchos ven ahora en esta región un nuevo Detroit avocado a la extinción. Razones para creerlo no falta. A todas las anteriores se suma el problema de la contaminación; Santa Clara alberga 23 parajes de la lista Superfund, programa del Gobierno para financiar la limpieza de residuos tóxicos.
Y eso no es todo. Su cultura deshumanizada ha quedado al desnudo en los últimos años con escándalos como la macha misógina dio pie al movimiento Gamergate, la reivindicación humanista de los “tech bros” o las constantes manifestaciones relativas a las conductas sexistas y racistas de las empresas.
Está claro que Silicon Valley fue el sumun del dicho “el lugar adecuado en el momento preciso”, y que cambió por completo el panorama tecnológico a nivel mundial. Hoy sigue siendo incubadora de grandes ideas y unicornios, pero no es el único lugar en donde sucede la magia.
¿Te sientes ajeno a esta realidad? Para estar conectado a ella en realidad lo único que necesitad es una buena conexión. Hablamos al fin y al cabo de hubs nacidos de ventajas impositivas y localizaciones estratégicas.
Ven a Yoigo Negocios, entra en nuestra web o llama al 900 676 535 y consigue las herramientas que te acercarán más hacia este fenómeno cargado de oportunidades para startups con proyección internacional.