PayPal: la historia de la primera y pionera gran fintech


Pagar en Internet es ahora mismo algo simple y muy extendido. Compramos tecnología, entradas para el cine, pagamos por reservas de hotel y nos suscribimos a plataformas de streaming para ver series y películas. Y hacemos todo esto porque confiamos en que nuestro dinero va a llegar de forma segura y en su totalidad a su destino.

Buena culpa de que confiemos en este proceso, y que este se haya convertido en algo intuitivo y seguro, la tiene una compañía con 22 años de historia que hoy es una de las marcas tecnológicas más reconocidas: Paypal, la primera gran fintech de Internet.

Los orígenes de PayPal

Paypal opera en prácticamente cualquier país del mundo y permite realizar transacciones de dinero entre individuos y empresas en 25 monedas distintas. Tiene 305 millones de usuarios activos, aunque este dato no es muy relevante porque no es necesario tener una cuenta en la plataforma para recibir el dinero. En 2019 ingresó 17.700 millones de dólares.

El origen de PayPal nos lleva al Silicon Valley de 1998. Entonces la compañía no se llamaba PayPal sino Confinity y el interés de sus fundadores, Max Levchin, Luke Nosek y Peter Thiel, era tan concreto como complejo: facilitar las transacciones de dinero entre dispositivos PDA.

Aunque el objetivo de Confinity no era crear fórmulas para transferir dinero sino asegurarse de que las existentes fueran seguras, no pasó mucho tiempo hasta que los fundadores entendieron el enorme potencial que había en mover dinero electrónico y aun más en moverlo entre ordenadores.

Se pusieron a trabajar y en octubre de 1999 lanzaron un primer prototipo basado en los mismos protocolos que sirven para enviar y recibir emails. Ese era el nivel de desarrollo de la época.

Con el paso de los meses, la compañía fue perfeccionando sus sistemas y llegaron al punto de hacerse una pregunta cuya respuesta cambiaría su historia y también la de Internet: ¿y si los pagos no solo pudieran hacerse entre compañías sino también entre personas?

Hoy esto nos puede parecer sencillo, pero en los últimos años de la década de los 90 no había mucha gente que pensara así.

En la ecuación aparece Elon Musk

Una de las pocas personas que había vislumbrado las posibilidades de los pagos P2P fue Elon Musk. El fundador de SpaceX creó en 1999 X.com, una compañía en cuyo núcleo de negocio estaban desde el principio las transferencias de dinero a través de Internet.

La relación entre Confinity y X.com fue desde el principio muy estrecha. Literalmente. Las oficinas de X.com estaban en el mismo edificio que las de Confinity, así que era cuestión de tiempo que ambas empresas comprendieran que, si una se dedicaba a los pagos telemáticos y otra a proteger esos pagos, sería muy beneficios que aunaran sus esfuerzos.

Y así fue: en marzo del año 2000 ambas compañías se convirtieron en X.com. Conservar el nombre de la empresa de Musk fue una prerrogativa que impuso el sudafricano, porque fue él quien aportó más dinero para la nueva empresa.

El mismo Musk fue nombrado CEO, pero el cargo solo le duró hasta septiembre, cuando fue sustituido por Peter Thiel. Unos meses después, en junio de 2001, Thiel rebautizó la empresa con el nombre de su servicio estrella: PayPal.

El servicio que dio nombre a la empresa mundialmente conocida hoy no era exactamente lo que podríamos esperar. Ese PayPal de comienzos del milenio era un sistema de envío de dinero a través de dispositivos PDA, el campo en que Confinity estaba especializada.

Cómo se pasó de un servicio tan concreto a la diversidad de opciones que PayPal ofrece hoy en día es algo que solo podemos entender si hablamos de otra empresa.

ebay ya influyó en PayPal antes de comprarla

Estamos en el año 2000 y hay una empresa que se destaca como una referencia de la economía digital del momento: eBay. El portal de subastas no solo estaba esquivando las consecuencias de la burbuja de "las puntocom", sino que no dejaba de crecer, impulsada por miles de usuarios que pujaban para comprar rarezas para coleccionistas.

Esa era la cara de eBay. Para ver la cruz había que visitar la oficina de la compañía y comprobar cómo funcionaba su infraestructura tecnológica de pagos: básicamente, un montón de operarios que se encargaban de tramitar giros postales y cheques, enviando el dinero de los compradores a los vendedores.

Thiel y sus socios, que conocían el mecanismo de pagos de eBay, no tardaron en ver la oportunidad. ¿Y si todo este lío analógico de mandar cheques entre unos y otros se acelerara gracias a Internet? Dicho y hecho. Dejaron de pensar en cómo asegurar las transferencias de dinero entre dispositivos y se concentraron en crear una plataforma que facilitara los pagos entre usuarios de Internet.

En cuanto el servicio estuvo disponible, los compradores de eBay lo recibieron con los brazos abiertos y PayPal se convirtió en un estándar del marketplace. Esto provocó dos fenómenos.

El primero fue que la relevancia de PayPal aumentó considerablemente, así como sus usuarios, lo que llevó a Thiel, Musk y los demás a sacar la empresa a bolsa. El segundo fenómeno fue que eBay vio cómo su servicio para pago en línea, que llevaba unos meses activo, fue eclipsado por PayPal.

Así que cuando PayPal salió a bolsa, cierta compañía tecnológica especializada en subastas no podía estar más interesada en adquirirla.

eBay compra PayPal

La compra se produjo en octubre de 2002. eBay puso sobre la mesa 1.500 millones de dólares, una cantidad considerable para la época, pero muy comprensible teniendo en cuenta lo que ganaba eBay con la adquisición.

No solo se hacía con una tecnología que ya utilizaba buena parte de sus usuarios, sino que adquiría la solución a su problema con los pagos, hasta el momento un auténtico dolor de cabeza y una fuente de frustración para sus empleados.

La jugada no le resultó menos beneficiosa a PayPal. Además del dinero que se embolsó, la compra fue un espaldarazo a su modelo de negocio de entonces y un acicate para nuevas ideas que fueron muy bien recibidas.

Por ejemplo, la garantía de reembolso ante un producto que no cumpliera con las expectativas del comprador. Si pensamos hoy en una ecommerce, esto es algo muy extendido, pero tengamos en cuenta que hablamos de compraventas entre personas.

Gracias a esta garantía, que aseguraba que PayPal devolvería el dinero a los compradores hasta un máximo de 1.000 dólares (cantidad que ha ido cambiando), el número de compradores del portal de subastas aumentó y, con ello, el de usuarios de PayPal.

Esto supuso un buen negocio para la marca, porque PayPal cobraba una cantidad en cada transacción tanto al que enviaba el dinero como al que lo recibía, ya fueran individuos o empresas.

PayPal mira más allá

El romance de eBay y PayPal, que duró desde 2002 hasta 2014, fue más fructífero para una de las partes. Protegida bajo el ala de la compañía de subastas, PayPal empezó a hacer movimientos más que interesantes para ampliar sus servicios.

Para empezar, reforzó la seguridad de sus transacciones con la alianza en 2005 con Verisign, la que hoy es casi un estándar en materia de seguridad para transacciones online.

En 2006, creó PayPal Mobile, que facilitaba pagos entre móviles. En 2007, se alió con MasterCard para lanzar un servicio que permitía a ecommerce que no tuvieran cuenta en PayPal aceptar pagos a través de este servicio.

Si a estas alturas no quedaba claro que PayPal estaba haciendo lo posible por expandirse más allá de eBay, con su siguiente operación no quedó ninguna duda de ello.

En 2011, PayPal saltó de Internet y lanzó un servicio para que se pudiera pagar con PayPal en tiendas físicas. Fue un movimiento del todo inesperado y probablemente llegó antes de tiempo. Amazon sacó algo parecido en India con AmazonCash y PayCode en 2018 y la noticia dio la vuelta al mundo. PayPal lo hizo siete años antes pero su repercusión fue mucho menor.

Las maniobras offline de PayPal no hicieron que la empresa se despreocupara del mercado online, por entonces —hablamos de la década de 2010— poblado ya de algunas compañías que ofrecían servicios de pagos digitales entre individuos y también entre empresas.

En 2013, PayPal compró al competidor Venmo, especializado en pagos a través del móvil, por 800 millones de dólares. Con el tiempo, la inversión se demostraría una buena decisión.

A estas alturas, empezaba a quedar claro que la relación eBay-PayPal no iba a perdurar mucho más. En 2013 algunos accionistas sugirieron la idea de que PayPal se desvinculara.

Un año después empezó un proceso de separación marcado por la constitución de PayPal como empresa independiente (2014) y el anuncio de que eBay y PayPal rompían relaciones oficialmente (2015), aunque la plataforma de pagos seguiría operando en eBay hasta 2020.

Hay vida después de eBay

Y mucha. A partir de 2015, PayPal apenas ha parado quieta. En julio de ese mismo año, compró Xoom, una compañía especializada en transferencias internacionales. La operación le costó 890 millones de dólares, pero le sirvió para apuntalar lo que, para muchos expertos, era la gran ventaja de su relación con eBay: usuarios en todo el mundo.

En 2017, PayPal compró por 2.200 millones de dólares la compañía sueca iZettle, proveedora de lectores de tarjetas y software para el pago en comercios. La compra no solo sorprendió por su cuantía sino por el salto de PayPal hacia un entorno que parecía haber olvidado: los pagos físicos en comercios.

Sin embargo, el récord multimillonario de la compra de iZettle no tardó en ser desbancado, pues en enero de 2020 PayPal adquirió Honey por 4.000 millones de dólares. De nuevo, un movimiento hacia otro mercado, en este caso el de los cupones de descuento.

Así que en poco más de cinco años de travesía en solitario, PayPal se ha hecho con un canal de transferencias internacionales (Xoom), una proveedora de soluciones de negocio para el pago físico en comercios con una fuerte presencia en Europa (iZettle) y una conocida compañía de cupones (Honey). Con eso podría haber cerrado la temporada, pero aún queda un movimiento más.

Y ahora, las criptomonedas

En octubre de 2020, la compañía anunció su incursión en un terreno inexplorado para ella: las criptomonedas. PayPal adelantó que en 2021 entrará en funcionamiento su plataforma para la compraventa y gestión de estos productos.

Operará solo en Estados Unidos y todas las operaciones se podrán hacer a través de PayPal y también de Venmo (la empresa de pagos a través de móviles que compró en 2013)

Este anuncio ha sacudido el entorno de las criptofinanzas, pues supone la llegada de un actor fiable y solvente a un mercado que a veces adolece precisamente de esos dos valores.

Aunque PayPal ha anunciado que funcionará con un buen número de criptomonedas, durante la primera fase de actividad la plataforma solo será compatible con Bitcoin, Ethereum, Litecoin y BitcoinCash.

Pagos en tienda física, pagos a través de móvil, transferencias internacionales, mecanismos para convertir el dinero digital en físico, cupones de descuento y ahora compraventa de criptomonedas. Quién hubiera imaginado que la compañía creada hoy hace 22 años para proteger los pagos de dinero electrónico entre dispositivos físicos hubiera llegado tan lejos.

La historia de PayPal, con esos inicios bajo el ala de eBay y su posterior explosión hacia nuevos mercados, es un ejemplo de lo dinámico y cambiante que es hoy el entorno fintech.

Tenemos startups especializadas, bancos que utilizan a esas compañías (y a veces las compran), tenemos también grandes fintech que suman nuevos productos y, por si fuera poco, además están las grandes tecnológicas apuntándose a este entorno tan vibrante.

A todo ello se suman otros fenómenos como el Open Banking, que supondrá un espaldarazo para las alianzas entre empresas y la comercialización de datos de usuarios, o la flamante aprobación de los entornos sandbox, que permitirá probar nuevos modelos de negocio en entornos controlados. Y esto no ha hecho más que comenzar.