¿Qué es y qué significa el Banking as a Service (BaaS)?


Hasta principios de este siglo era impensable que una institución que no fuera un banco prestara dinero. Fue con la entrada de los 2000 cuando se consolidaron las llamadas Non Bank Financial Institutions (NBFI), es decir, empresas que se dedicaban a prestar dinero y otros servicios bancarios, pero cuyos nombres no terminaban en Bank.

Hoy es habitual encontrar compañías así. El Mar Financiero está mucho más poblado. Conviven los grandes trasatlánticos (los más seguros, populares y faltos de maniobrabilidad) con una enorme variedad de pequeñas y ágiles embarcaciones especializadas en hacer pocas cosas. Es en este entorno poblado de bancos y empresas fintech donde encontramos el Banking as a Service.

Los bancos y el cloud computing, claves del BaaS

El Banking as a Service (BaaS) es un modelo de negocio que consiste en que entidades que no son bancos ofrecen servicios financieros de forma legal y regulada.

Y esto sucede gracias a dos elementos: los bancos, que siguen siendo un elemento crucial aunque el sector bancario esté cambiando, y la parte tecnológica, el cloud computing. Empecemos por los bancos. Los bancos potencian el BaaS porque actúan como facilitadores para que otras empresas ofrezcan servicios financieros.

Lo hacen a través de tres formas distintas: ofreciendo su infraestructura tecnológica a otras empresas (normalmente fintech), ofreciendo los datos bancarios de sus clientes (previo permiso de aquellos) y/u ofreciendo su licencia bancaria para que otras empresas operen como bancos (o casi).

El segundo de los elementos que posibilita el Banking as a Service es la nube o cloud. Una infraestructura bancaria es un entorno que cuesta fortunas y décadas desarrollar. La tecnología cloud permite que los bancos comercialicen sus infraestructuras a terceras empresas para que las usen. Algo parecido a lo que hace Amazon con su infraestructura de inteligencia artificial.

Mucho más que préstamos

Cuando leemos sobre fintech y lo mucho que está cambiando el sector bancario, lo normal es que las miradas se centren en una cuestión: ¿prestan dinero estas nuevas empresas o no? Y es una pregunta importante porque apunta directamente a la piedra filosofal de los bancos, a su core business desde que la banca emergió hace ya unos cuantos siglos.

La respuesta es que sí, hay fintech que prestan dinero.

Pero hay mucho más. Dentro del BaaS encontramos desde compañías que pueden crear sus propias tarjetas y ofrecer cuentas corrientes hasta plataformas de pago, algoritmos para automatizar inversiones (roboadvisors) y servicios de scoring (evaluación de la solvencia de una persona o una empresa).

Todos estos servicios se pueden abarcar en tres grandes ramas: productos completos, servicios concretos e infraestructura. Vamos a verlos.

Bancos que facilitan que otras empresas funcionen como bancos

Para que una entidad digital realice ciertos servicios bancarios necesita una licencia. Puede ser una licencia bancaria semejante a la de los grandes bancos, una licencia de dinero electrónico (que es la que tienen los neobancos), o bien puede contar con el respaldo de un banco que les permita operar bajo la licencia de este.

Un caso paradigmático de esto último es Solaris Bank, el banco digital alemán que suma más de 400.000 clientes y que permite que cualquier compañía construya un banco digital casi completo.

La fintech N26, que hoy es uno de los neobancos más populares del mundo, empezó precisamente utilizando un servicio de Solaris Bank para ofrecer su tarjeta de débito.

Funciones complementarias en la órbita de los servicios bancarios

La segunda rama no tiene que ver con el banco de toda la vida sino con procesos relacionados. Por ejemplo: pagos, transferencias, gestión digital de cuentas, manejo de carteras de inversión, seguros...

La lista de estos servicios es extensa, pero hay una categoría que es especialmente popular últimamente: la evaluación de solvencia. En los últimos años se han multiplicado las compañías que ofrecen esta clase de servicios, muy particularmente clearing y scoring.

El primero tiene que ver con repasar el historial del solicitante de un préstamo a la búsqueda de impagos; el segundo también consiste en evaluar las posibilidades de pago, pero se orienta más a futuro.

La compañía inglesa Experian, creada en los 80, ha aumentado notablemente su valor en los últimos años al combinar su servicio de scoring con el uso de machine learning para elaborar modelos predictivos.

Utilizar el esqueleto tecnológico de un banco

La tercera rama de los servicios más utilizados del Banking as a Service tiene que ver con la infraestructura de los bancos, su backend. Esta modalidad, conocida también como Infrastructure as a Service (IaaS), consiste en que el banco alquila el uso de su infraestructura tecnológica, o parte de ella, para que otra empresa pueda utilizarla para sus operaciones.

Uno de los casos más sonados es el del banco inglés Starling Bank, que no solo funciona como banco digital, sino que vende su infraestructura en la nube para que compañías fintech puedan utilizarla.

¿Recuerdas lo que dijimos más arriba sobre Amazon y cómo vende su infraestructura de inteligencia artificial para que otras empresas la usen? Pues aquí sucede algo parecido. Esta modalidad del BaaS está muy extendida en el mundo.

En China encontramos algo parecido con Ant Financial, el gigante asiático de los servicios financieros. Más cerca, en España, el BBVA ofrece su Open Platform, que permite a otras compañías crear cuentas para depósitos, emitir tarjetas, transferir dinero y verificar la identidad de personas y empresas.

Ventajas para los bancos

El Banking as a Service podría considerarse un win-win para los principales actores implicados: bancos, fintech y clientes.

Empecemos por los bancos, que pueden beneficiarse de varias ventajas. La más evidente es que consiguen una nueva fuente de ingresos, ya sea si venden su infraestructura tecnológica o si se alían con una fintech para que esta opere bajo su licencia bancaria. Ambas modalidades suponen nuevos ingresos a cambio de costes mínimos.

La colaboración banco-fintech tiene también ventajas desde el punto de vista de las operaciones. Una alianza con una fintech puede suponer que el banco empiece a ofrecer un servicio o use una tecnología que antes no estaba disponible.

Por ejemplo: un banco que, para adaptar su oferta de seguros de vida, utiliza una plataforma de machine learning creada por una fintech que actúa como proveedora del servicio.

El ejemplo anterior tiene su propia ventaja adicional para el banco. Ofrecer nuevos servicios, especialmente si son funcionalidades vanguardistas que utilizan inteligencia artificial o big data, puede hacer que la imagen del banco rejuvenezca y compita con la miríada de fintech que apuntan directamente hacia el público milenial.

Ventajas para las fintech

Los bancos no son los únicos ganadores, las fintech tienen motivos de sobra para apostar por el Banking as a Service. Desde el punto de vista normativo, aliarse con un banco supone para las fintech un enorme ahorro en tiempo y dinero si pensaban ofrecer servicios bancarios que requieren de licencia.

Eso sí: operar bajo la licencia de un banco no otorga a las fintech una carta blanca. Lo que sí hace es permitirles probar sus productos de forma regulada y segura. Una vez completada la prueba, pueden optar por tramitar su propia licencia o bien mantener el acuerdo con el banco y seguir operando bajo licencia ajena.

Además del aspecto normativo, hay un punto positivo importante si hablamos de tecnología. Como dijimos más arriba, el backend bancario exige una inversión en tiempo y conocimiento que puede resultar una barrera infranqueable.

Un problema que queda solucionado cuando un banco comercializa su infraestructura para que las fintech puedan canalizar sus operaciones sin tener que construir su propia plataforma. Otro punto interesante es la imagen de las fintech. El cariz tecnológico de estas empresas las posiciona como compañías amigables para el público milenial.

Sin embargo, esto tiene su reverso menos positivo: a las fintech les cuesta conectar con el cliente del banco de toda la vida, aquel que soluciona sus gestiones desde la ventanilla. Muchas fintech y neobancos no tienen oficinas y su atención al cliente en las primeras fases se canaliza a través de chatbots.

Esta falta de relación cara a cara puede generar dudas entre los potenciales clientes. Pero hay solución. La fintech puede integrar su servicio dentro de la oferta del banco y permanecer en la sombra, operando el servicio pero siendo el banco la cara visible del mismo.

Ventajas para los clientes

La lógica del mercado afirma que, ante una rica oferta de servicios y empresas compitiendo entre sí, los precios tenderán a volverse atractivos para los potenciales clientes. Visto desde el punto de vista de los servicios financieros: a mayor número de empresas que ofrezcan estos servicios, más competitivos serán los precios. Ventaja para los clientes.

Hay varios factores que permiten pensar que será así. La falta de oficinas, los equipos humanos reducidos, ofrecer productos concretos y la optimización tecnológica, todos ellos factores que definen a casi todas las fintech,.

Deberían poder permitir a estas compañías ofrecer precios más bajos que los que hasta ahora han ofrecido los bancos. Y si las fintech rebajan los precios, es factible esperar que los bancos las acompañen.

¿Es lo mismo el Banking as a Service que el Open Banking?

Si sabes lo que es el Open Banking, te habrás hecho la pregunta anterior en varios lugares de este articulo, especialmente cuando dijimos que los bancos pueden compartir datos de sus clientes con otras empresas previo acuerdo con sus clientes, lo que supone la característica principal del Open Banking.

Si, por el contrario, leíste esa parte y, aunque no sabes lo que es el Open Banking, también te surgieron las dudas, no te preocupes porque las solucionaremos ahora mismo. Son conceptos distintos, pero están muy interrelacionados.

El Open Banking posibilita un escenario donde los datos bancarios de sus clientes no pertenecen solo a los bancos, sino a los propios clientes. Una novedad absoluta, porque tradicionalmente los bancos se guardaban estos datos para sí.

Gracias al Open Banking, son los propios clientes quienes pueden decidir enseñarlos para que otras compañías personalicen sus productos.

Cuando hablamos de enseñarlos nos referimos a autorizar al banco para que se los facilite a las empresas que los soliciten, entendiendo siempre que estas empresas que preguntan por estos datos lo hacen porque el propio cliente del banco les ha permitido hacerlo.

Lo veremos claramente con un ejemplo. Imagina que quieres un préstamo para un coche. El Open Banking te permite dar permiso a tu banco para que abra tus datos bancarios (nómina, historial de préstamos, hipoteca...) para que otras empresas que pudieran prestarte el dinero personalicen su oferta, de modo que tu recibas propuestas adecuadas a tus datos.

De no existir el Open Banking, la única entidad que podría personalizar el préstamo sería tu propio banco. Naturalmente, podrías ir a otro banco con tus datos y enseñarlos para que el director de la oficina los ojeara y calculara las cifras, pero hasta ahí llegaría la personalización.

Con el Open Banking, los mismos datos que tiene tu banco los tendrían las compañías, siempre bajo tu autorización.

Eso es el Open Banking

¿Y cómo encaja esto en el Banking as a Service? Como un guante, porque, al poder compartir los datos bancarios, las fintech pueden acceder a los mismos y personalizar sus productos financieros. ¿Podría existir el BaaS sin el Open Banking?

Sin duda, pero con el Open Banking las fintech pueden hacer más cosas. De hecho, el Open Banking ha empezado a plantearse precisamente cuando más fintech se crean. ¿Casualidad?

El Banking as a Service es una tendencia que ya está cambiando el mundo financiero. Supone ventajas para los bancos, para las fintech y también para los clientes. A los bancos les permite ofrecer nuevos servicios, tanto B2C como B2B. Las fintech se ven agilizadas de sobremanera con la puesta en marcha de sus servicios y productos.

Y en cuanto a los clientes, es razonable pensar que, a más oferta de jugadores y variedad de servicios, los precios y los productos se volverán más atractivos.

Si será un win-win absoluto lo veremos en los próximos años. Lo que está claro es que el Banking as a Service parece marcar una etapa más en el proceso de cambio que está experimentando, desde hace unos años ya, el sector bancario.

Las valoraciones vertidas por nuestros expertos son opiniones de carácter particular y no representan una recomendación de inversión concreta. Para maximizar los beneficios de tu capital es recomendable que consultes con un especialista que se ajuste a tus necesidades.