Comprar un vehículo para un negocio es un paso que tienen que dar casi todos los autónomos y pymes y, a diferencia de lo que ocurre con la adquisición de un coche particular, están ante una decisión empresarial.
La compra de un coche para un negocio va a tener repercusiones en la contabilidad de la empresa. De igual forma influye en su estrategia de inversión y gasto y, por supuesto, en la calidad de sus bienes y servicios, su operatividad y su eficiencia productiva.
Por ello, la decisión de comprar un coche y, sobre todo, de elegir cuál es más adecuado, y con qué características asociadas, es un paso fundamental que se tiene que dar con las máximas garantías.
En el momento que compras un coche, su valor de segunda mano cae considerablemente, de manera que tienes que plantearte bien la compraventa para no cometer errores que le salgan caros a tu empresa.
En primer lugar, tienes que analizar y estudiar minuciosamente cuál es el tipo de coche que necesitas para tu negocio. Cuáles son las prestaciones que te van a ser de utilidad y cuáles no.
Aunque parezca algo obvio, es un ejercicio de análisis clave, que debes hacer cuidadosamente, si no quieres empezar mal el proceso de compra:
¿Qué coche necesitas? ¿Para qué es? ¿Qué características del coche son prioritarias? ¿Necesita mucho espacio para transporte? ¿Necesita motor y confort para viajes largos? ¿Es, por el contrario, para uso exclusivamente en ciudad?
En función de las características y necesidades de tu negocio, tendrás que perfilar el tipo de coche que estás buscando. No te dejes llevar por la apariencia, lo que necesitas para tu negocio es operatividad y eficiencia. Lo que debes buscar es una alta calidad precio.
Deja los coches más cotizados del mercado para tu vida personal. El negocio busca rentabilidad y el coche debe cumplir su función con las mejores garantías, sin tener en cuenta otras consideraciones.
Por lo tanto, las características de tu negocio y las necesidades son las que deben marcar el coche que comprar: para una ciudad, lo mejor es un turismo pequeño por la facilidad de aparcamiento.
Además, es interesante sumar la posibilidad de adquirir uno híbrido, o incluso eléctrico, con el que ahorrarás en gasolina. En el caso de un trabajo que requiera viajes largos, te recomendamos un coche grande, cómodo y con un buen motor.
Por otro lado, sin embargo, si el vehículo es para transporte de mercancía, o incluye el transporte de material de algún tipo, habría que adaptar nuestra compra a esas necesidades, por ejemplo, adquiriendo una furgoneta.
Además, hay que estudiar si lo que necesitamos es un coche de segunda mano, uno nuevo, uno de kilómetro cero… Si preferimos gasolina o diésel, si nos decantamos por un enchufable o uno eléctrico, si preferimos compra, leasing o renting, etc.
Cada detalle cuenta con un objetivo claro: adquirir un coche que maximice la rentabilidad de nuestro negocio.
Maximizar la rentabilidad de un negocio no implica en absoluto comprar el coche más barato. Eso es lo primero que hay que tener claro.
La adquisición de un coche para la empresa es un gasto, pero en función de lo bien que elijas el coche tendrás un gasto más o menos abultado a largo plazo.
Comprar un coche muy barato que no te da las prestaciones que necesitas es tirar el dinero y adquirir un coche de segunda mano que te de problemas en dos años es malgastar el dinero de tu negocio.
Por ello, hay que estudiar bien las opciones disponibles en el mercado. Si compras uno de segunda mano en buen estado y con buenas garantías es probable que sí estés haciendo una buena compra.
Pero para asegurarte de que el coche está en condiciones óptimas, te recomendamos que lo revise un mecánico de confianza. En ese caso, es posible que encuentres algo bueno y te ahorres unos cuantos miles de euros que destinar a otras prioridades.
Por otro lado, si decides comprarlo nuevo, no te dejes llevar por lo que más te guste en el primer concesionario. Mira, compara, pide ofertas y decide con calma.
Además, te recomendamos elegir un color que no incremente el precio de tu coche y dedicar ese dinero, si es el caso, en pintar el logo de tu empresa.
Para tomar ciertas decisiones en la compra de tu coche de empresa, lo mejor es pensar a largo plazo. En primer lugar, te has tenido que plantear una pregunta clave que ya hemos destacado anteriormente: ¿Para qué necesitas el coche?
Es una pregunta tan evidente como importante. Si el coche es para un breve periodo, es posible que no te compense una compra y prefieras decantarte por otros modelos de adquisición, pero si es para un uso continuado, debes pensar a largo plazo.
Comprar un coche que te dure dos o tres años y cambiarlo por otro entonces te supondrá mayor gasto y menos rentabilidad para el negocio. Por eso, tienes que centrarte en tus necesidades no solo actuales sino también futuras.
En este caso, hay que entrar a valorar si puede interesarte un híbrido o uno eléctrico, si prefieres uno de segunda mano o uno nuevo con todas las garantías, e incluso es el momento de decidir si es más rentable comprar o contratar un renting.
Tienes que tener en cuenta que la posibilidad de leasing o renting puede parecer cara en un principio, con modelos que rondan entre 300 y 500 euros al mes, pero pueden evitarte todos los gastos asociados.
La opción de renting cubre casi todos los gastos asociados: el impuesto de matriculación y de circulación, seguro y servicio de mantenimiento y asistencia, etc.
Y en cualquiera de estas modalidades de financiación podrás disponer de un coche nuevo si tener que hacer un gran desembolso inicial.
Es importante, además, que tengas claro cuánto te quieres gastar. Pero también es fundamental que no seas excesivamente rígido. Es decir: debes fijar un intervalo de gasto que deberías respetar.
El intervalo puede tener una horquilla de unos 3000 a 5000 euros. De esta manera que cuando te pongas a ver las opciones disponibles puedas elegir lo que mejor encaje con las necesidades de tu negocio, sin que se te vaya de presupuesto.
Por último, es fundamental que tengas muy clara la fiscalidad asociada y cualquier otro detalle de gasto presente y futuro en la compra de coge para tu negocio.
Por ejemplo, en función del sector de actividad de tu negocio, puedes desgravarte parte del coste del vehículo y la gasolina, tanto IVA como IRPF en el caso de los autónomos.
Entendemos que crecer en el mundo empresarial y enfrentarse a decisiones como estas en las que tenemos que seguir invirtiendo no son fáciles. Por ello, desde Yoigo Negocios te ofrecemos nuestra ayuda al completo.
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