Las mejores bromas para gastar a empleados en la oficina


Se acerca el 28 de diciembre, Día de los Inocentes, y la oficina es un lugar ideal para hacer bromas que dejarán huella para los próximos meses. Varios estudios demuestran que trabajar en un ambiente distendido y con buenos momentos compartidos fortalece a los equipos.

El humor es una de las herramientas más potentes para mantener un buen ambiente en el entorno de trabajo, así como para potenciar y hacer más sólidas las relaciones entre empleados. Además, ¿quién va a decir que no a unas buenas risas en la oficina?

Cualquier día es bueno para darle a la vida y al trabajo un poco de alegría pero el Día de los Inocentes es la ocasión perfecta no solo para tirar de humor sino también para hacer esas bromas que en otro momento quizás no te atrevas a hacer…

Es posible que no te falten ideas pero aquí van unas cuantas bromas para la oficina por si necesitas inspiración.

Bromas ¿pesadas? en la oficina. No, gracias

Como sabemos, existen bromas graciosas –que os harán pasar un buen rato y con las que todo el mundo se reirá­– y bromas pesadas que no tienen ninguna gracia, especialmente para aquellos que las sufren. Las segundas no son aptas para gastar en una oficina pues pueden tener consecuencias posteriores indeseadas.

Así, bromas que afecten a los equipos, al trabajo realizado o que dañen la autoestima de algún compañero no están contempladas. Piensa que estas gracias pueden tener efectos futuros en tu relación laboral con el resto de compañeros. Se trata de pasar un buen rato pero sin pasarse de la ralla. ¿Dónde está el límite?

Gastar bromas en la oficina tiene que ser una vía para que todos os echéis unas risas, incluidas las víctimas de las bromas. Así que evita hacer bromas hirientes o algo que pueda sentar mal a algún compañero, ya sea en el terreno personal o profesional.

¡Hay cientos de ideas de bromas inofensivas con las que pasaréis un buen rato! ¿Quieres descubrirlas?

Bromas con cambio del orden habitual

Una de las bromas más recurridas y sencillas para hacer en una oficina es cambiar el orden habitual de las cosas que tienen los compañeros. Piensa que diariamente durante años, guardamos las mismas cosas en los mismos sitios o tenemos las mismas costumbres. Así, puedes jugar a perturbar ese orden y echarte unas buenas risas.

Por ejemplo, puedes cambiar el orden de los cajones de alguien que use cajoneras. Irá directo a por algo en el primer cajón y no solo no lo encontrará, si no que dudará de haberse sentado en su sitio. “¿Me habrán cambiado de lugar en la oficina?”, pensará. En el peor de los casos echará “la culpa” al personal de la limpieza hasta que advierta tus carcajadas.

Otra opción es instalar bajo su silla una bocina. Es muy sencillo: son las bocinas que emiten un sonido alto y estridente cuando las aprietas. Si la colocas bajo el asiento, de manera estratégica, sonará alto y fuerte cada vez que tu compañero se siente.

Rápidamente descubrirá de dónde viene el estruendo pero para entonces ya estará toda la oficina mirándole: “¿qué ruido es ese? ¿qué esta haciendo Luis?”.

En esta línea, también está el clásico cojín de flatulencias que provocará que cada vez que un compañero se siente en la silla alguien se gire a mirarle. El pobre será víctima del rubor habitual y tratará de explicar que él no ha sido antes de darse cuenta de que solo es el simpático cojín.

Bromas con el ordenador: teclado y ratón

El ordenador es, sin duda, uno de los elementos que más juego da a la hora de planear y gastar bromas en la oficina. Podríamos decir que sus posibilidades son infinitas: teclado, pantalla, ratón… Cada uno de sus elementos y configuraciones da para varias bromas.

Así, puedes gastar una broma tan simple y efectiva como cambiar el teclado de alguien a otro en otro idioma (que no tenga la “ñ” por ejemplo). Del mismo modo, podrías establecer otro idioma en la configuración del ordenador. También puedes cambiar la configuración del ratón, de manera que el botón izquierdo responda a las funciones del derecho y viceversa.

Otra broma muy efectiva para gastar en la oficina es desenchufar el ratón (o el teclado) de alguien. Así de simple y así de efectivo porque lo más probable es que tu compañero o compañera se vuelvan locos con que “no (les) funciona el ratón” e, incluso, puede que llamen al departamento de sistemas de la empresa para que se lo solucionen mientras tú te desternillas.

Bromas con el ordenador: altavoces

Si estás con alguien en la oficina y tienes acceso de administrador o algún acceso propio del departamento de sistemas e informática, puedes entrar en el sistema de alguien mientras trabaja y hacer “magia” en su ordenador. Por ejemplo, escribirle mensajes en el Word, haciéndote pasar (pongamos) por un espíritu o fantasma, subir o bajar el sonido de los altavoces, entrar en ciertas páginas, etc.

Sin duda, esa es una de las bromas más efectivas porque la primera reacción de la víctima será quedarse de piedra. Seguramente se lo comente a algún compañero que tenga al lado y, si eres tú, tendrás risas aseguradas. Pero ¡cuidado! para hacer algo así necesitas permisos que quizás no tengas o no te dejen para estas cosas…

Lo que sí puedes hacer, en este sentido, es hacer un intercambio de altavoces. Otra de las bromas para hacer en la oficina que ofrece risas aseguradas. Si tenéis los ordenadores cerca, como suele ser el caso, puedes enchufar tus altavoces en su CPU y viceversa: enchufar sus altavoces en tu CPU.

De esta forma, desde tu puesto de trabajo podrás reproducir toda clase de sonidos extraños, que saldrán directamente del puesto de tu compañero. ¿Te lo imaginas mirando a los lados y preguntándose: “de dónde sale ese sonido”? Seguramente te pregunte, mientras te desternillas.

¿Te imaginas a toda la oficina flipando porque Pepe ha puesto un documental de National Geographic? O, preguntándose: ¿por qué suenan vacas mugiendo en plena Castellana? O, ¿el croar de las ranas en una oficina? ¿Habrán criado en las tuberías del baño? ¡Tú tienes los mandos del volumen y toda tu imaginación para explotar la idea!

Bromas con el ordenador: pantalla

La pantalla también es otro elemento del ordenador que da mucho juego de cara a hacer bromas en la oficina. La más fácil y recurrente es cambiar su configuración básica y los parámetros de color, brillo, etc. Así, una broma fácil de hacerle a un compañero en la oficina es poner el brillo de su pantalla al máximo y el contraste al mínimo. ¡No verá nada!

Seguramente crea que su ordenador no funciona y molestará una vez más al departamento de sistemas porque su ordenador “no funciona” o su pantalla “no responde” mientras tú te desternillas. Una broma para gastar en la oficina fácil y recurrente. Si se lo haces a varios, el departamento de sistemas lo sufrirá la primera vez, luego sabrá perfectamente qué le pasa a las pantallas.

En este sentido, puedes cambiar la configuración de la fuente de texto. Si la cambias a blanco en el ordenador de algún compañero, este no entenderá por qué cuando escribe no sale nada… ¿Estará estropeado el ordenador (otra vez)? Hasta que se dé cuenta de dónde sale el error tendrás un buen rato de risas.

Otras bromas telefónicas o presenciales

El ordenador es, sin duda, una de las herramientas más recurridas para hacer bromas en la oficina pero no la única. Puedes quedarte en la era analógica y hacer bromas por teléfono. Por ejemplo, bromas al estilo Bart Simpson. O hacerte pasar por tu jefe para pedirle algo a algún compañero. O hacerte pasar por un cliente, por un fan o admirador, etc.

Además, por supuesto, siempre nos quedarán las bromas presenciales que nada tienen que ver con la tecnología (aunque el teletrabajo no siempre las haga posibles). Así, puedes imprimir la foto de uno de tus compañeros con algún mensaje concreto: desde el típico “se busca” a otros más elaborados y personalizados.

Las opciones para sorprender a tus compañeros y echaros unas risas el 28 de diciembre son infinitas, al igual que tu imaginación. No pierdas esta ocasión del Día de los Inocentes para reír con aquellos con los que has pasado momentos más difíciles en los últimos años: incluso la oficina es un lugar para la risa.

Al final lo importante es que no veas la celebración como una tontería para perder el tiempo, sino como una oportunidad estratégica para reafirmar valores de equipo y animar a la plantilla en un momento de desconcierto total por la pandemia.

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