Cuidar el medioambiente es cosa de todos, también de las empresas. Actualmente el cambio climático es un problema que nos atañe a la sociedad en general y desde las organizaciones, que contamos con una gran influencia en el mundo, debemos implementar medidas verdes que sean eficientes y mejoren el estado del planeta.
En general, todas las compañías son conscientes de que la actividad impacta en el entorno y por ello, es necesario tomar medidas para paliar los posibles daños provocados. Además, las organizaciones pueden implantar un sistema de gestión ambiental (SGMA) a través del cual se comprometen a poner en marcha un plan con objetivos y sistema de control.
Un sistema de gestión del medioambiente abarca una serie de procesos que se ponen en marcha para que una empresa reduzca la huella ambiental y sea más eficiente. Cada compañía establece sus propios objetivos, sin embargo, los más recurridos son los siguientes:
La Comunidad Internacional está tomando cartas en el asunto del cuidado del medioambiente, así que ha proporcionado unas directrices que las compañías deben tomar en cuenta:
España, por su parte, también ha promulgado diferentes leyes para velar por el planeta. De hecho, nuestra Constitución recoge que todos los españoles tienen derecho a disfrutar del medioambiente, así como el deber de conservarlo. Asimismo, los poderes públicos y las organizaciones deben velar por la utilización de los recursos que nos ofrece la naturaleza y, en el caso de dañarlo, tendrán la obligación de reparar el daño causado además enfrentarse a sanciones penales.
Adicionalmente, hay otras normas que se han ido decretando años posteriores:
Las compañías emiten energía que afecta al medioambiente, así que este sistema tiene como prioridad identificar qué efectos negativos causa la actividad profesional al entorno. Para ello, hay que realizar un estudio exhaustivo que determine las causas, así como las áreas de mejora y cómo prevenir el impacto.
A la hora de llevar a cabo este sistema de gestión hay que trazar unos objetivos para que la organización sea consciente de la dirección en la que debe trabajar y ser más sostenibles. Las metas que se propongan deben ir acompañadas de medidas factibles, que se puedan comenzar a instaurar desde el primer momento en el que se proponga el plan. Además, será necesario determinar unos controles para verificar que se está ejecutando correctamente.
Los objetivos deben estar relacionados con las formas de prevenir el impacto, trazando una línea de acciones sostenibles que verdaderamente hagan de nuestra compañía una empresa ecoeficiente.
El sistema debería tener un presupuesto especialmente destinado a llevar a cabo todos los objetivos, así como los recursos necesarios para cumplirlo, como pueden ser personas dedicadas a supervisar el plan de acción. Ante la necesidad de las organizaciones, ha surgido la nueva figura del gestor ambiental que su objetivo es auditar el sistema de gestión ambiental y confirmar que se están aplicando correctamente las acciones determinadas.
Más allá de lo que impone la legislación vigente, la empresa debe promover comportamientos ecoeficientes y el compromiso con el entorno que nos rodea entre sus trabajadores. La mejor manera de hacerlo es adoptando pequeñas medidas que, a la larga, mejorarán el impacto que tiene la empresa en el medioambiente bajo unos objetivos concretos.
Los trabajadores pasamos muchas horas de nuestra vida en la oficina, podemos denominarla nuestro segundo hogar y, por ello, es necesario que practiquemos el ahorro energético. Algunas de las acciones que podemos llevar a cabo son:
Todos los locales de nueva construcción utilizan materiales sostenibles que los hacen eficientes. También es posible hacer uso de elementos reciclados que apuesten por la arquitectura bioclimática. Pero si tu oficina ya está edificada, puedes optar por otras soluciones:
Instala bombillas de bajo consumo o LED (Light-Emitting Diode) ya que su vida útil es más larga que las que no son y su rendimiento es más elevado. Otra alternativa son los grifos que funcionan a través de sensores para no consumir más agua de la necesaria.
Las oficinas sostenibles también son aquellas que implementan soluciones documentales para evitar el uso de recursos como el papel o la tinta. Cada vez son más las compañías que apuestan por digitalizar todos sus procesos y por la gestión online de cualquier situación: desde reuniones hasta contratos. Y es que en estos espacios es habitual utilizar material de papelería y en el caso de tener que utilizar papel, es recomendable consumir papel reciclado, ya que aún no somos conscientes de que cada tonelada de papel reciclado equivale a un ahorro de 270.000 litros de agua y a una tonelada de carbono. No solo hablamos de folios, también existe tinta elaborada con materiales ecológicos, bolígrafos reciclados, etc.
Por otro lado, las plantas en la oficina ofrecen bondades normalmente desconocidas para los empresarios. Gracias a ellas es posible regular el ambiente, aportan humedad y absorben las radiaciones que emiten los aparatos electrónicos.
Hay compañías que anualmente miden su impacto sostenible, como es el caso de KYOCERA Corporation. En 2018 publicaron un informe en el que calificaron el 99% de sus productos como ‘respetuosos con el medioambiente’ basándose en criterios como la reducción de sustancias nocivas, ahorro de energía o la conservación de recursos naturales.
Todas las compañías, independientemente de la actividad a la que se dediquen, generan residuos que perjudican al medioambiente. Además de separar la basura según el material por el que están fabricados, es necesario implantar políticas de reciclaje, así como fomentar las buenas prácticas entre los trabajadores.
Los dispositivos electrónicos también tienen que ser reciclados o reutilizados de una manera específica para no sean tóxicos para su entorno, por lo tanto, es necesario seguir los protocolos que exigen dichos aparatos. De igual forma ocurre con las pilas o las baterías que se utilizan en el entorno laboral.
El plástico es otro de los materiales que más se usa en las empresas y es uno de los principales contaminantes, ya que tarda mucho en degradarse en el medioambiente. Hay que evitar su uso en vasos y platos, poniendo a disposición de los empleados menaje de cristal o de otro componente que no perjudique el planeta.
En definitiva, lo que intentamos llevar a cabo es la reducción de la huella medioambiental que genera nuestra actividad industrial. Por ello, también hay que incentivar entre los empleados el uso del transporte público, el uso de medios de transporte limpios, como la bicicleta, o fomentar cualquier medida ecológica que puedan aplicar los empleados a sus vidas personales y al trabajo. La mejor forma de hacerlo es trazar un plan cultural de empresa responsable que haga partícipe a todo el equipo.
Por otro lado, muchas organizaciones se comprometen con la sociedad a través de acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Hay muchos ámbitos en los que una empresa puede desarrollar su política social y uno de los más destacados es en el sector medioambiental.
Todas las compañías que desempeñan acciones vinculadas a la RSC cumplen con las legislaciones vigentes en el ámbito social, laboral, medioambiental y de Derechos Humanos. Esto las hace atractivas para los trabajadores que buscan empresas que les permitan aportar su grano de arena a la sociedad.
Los principales beneficios que la Responsabilidad Social Corporativa aporta a la organización son:
Existen empresas que su misión es poner en valor las personas y la naturaleza. Este es el caso de Sheedo, una compañía que ha revolucionado la industria papelera al comprobar que el papel es uno de los principales agentes de contaminación de nuestro planeta. Los cuatro jóvenes que la componen buscan cambiar el concepto de ‘papel de usar y tirar’ por ‘papel de usar y plantar’.
El producto que comercializa Sheedo es un papel que se fabrica con fibras de algodón reutilizadas de la industria textil, por lo que no talan árboles. Además, tampoco añaden químicos tóxicos para no dañar las semillas que contienen las hojas. El objetivo es que después de utilizar el folio, en lugar de tirarlo a la basura, lo hagas brotar de tal manera que se pueda cerrar el ciclo de consumo.
Actualmente, Sheedo ha colaborado con más de 300 empresas cambiando su mentalidad a la hora de consumir papel, entre las que destacan Forbes, Deloitte, Coca-Cola, Danone, Oysho, Mahou, BP o Sony, entre otras muchos. Estas compañías han querido contar con Sheedo para llevar a cabo acciones de campañas de comunicación, tarjetas de visita, invitaciones, etc.
Como cuenta su fundadora, Gala Freixa, las grandes revoluciones empiezan con un pequeño gesto, como plantar una semilla.