Retos y consejos de conciliación para mujeres emprendedoras


La concienciación crece y se instala en sectores tradicionalmente anquilosados de la sociedad, pero las problemáticas persisten. Pese a que la mujer representa un 49,5% de la población mundial, de acuerdo con datos del Banco Mundial, su acceso al mundo empresarial sigue estando constreñido por numerosas barreras. El techo de cristal, la misoginia aceptada entre los puestos directivos, y los problemas de conciliación derivados del papel que se le impone al género desde constructos sociales tradicionales, son cuestiones contra las que cada vez más empresas combaten cada día. Pero ¿qué sucede con las mujeres emprendedoras? En sus casos, los consejos son complicados y los retos se convierten en muros.

Mientras la revolución digital ha tejido en los últimos años las bases de la economía GIG en la que prolifera el freelancing, las mujeres se han ido encontrando en su penetración a este modelo, barreras similares a las conocidas en corporaciones. Sí, de acuerdo con el estudio Global Entrepreneurship Monitor España 2018-2019, el emprendimiento en España creció un 3,2% durante todo ese año, pero del total, solo 46,9% eran mujeres. Esa desigualdad se replica por casi cualquier frente analizado: un 45,6% de ejecutivos está ocupado por ellas, y solo un 41,6% esperaba emprender durante el ejercicio.

Es evidente que las condiciones que acompañan al género no son iguales a las de los hombres, y de ahí que hayan surgido numerosos colectivos de apoyo, programas de ayudas, e iniciativas tanto colaborativas, como institucionales. No importa que el emprendimiento por necesidad, el llamado autónomo de supervivencia haya descendido un 20,3% en ese periodo.

Si se tiene en cuenta solo el 53% de la población considera la puesta en marcha de un negocio propio como interesante, es fácil identificar un problema estructural que está más relacionado con intangibles que con cifras socioeconómicas. Y en esos términos, la mujer parte con todo en su contra para emprender. La cultura ejerce una presión importante desde fuera y desde dentro; el perfil de la persona que emprende varía debido a pequeños matices en términos de intereses y aspiraciones. Las mujeres españolas perciben menos oportunidades en el mercado, y acusan más la falta de habilidades y el miedo al fracaso.

Pero no está todo perdido. De hecho, la distancia entre géneros cada vez es menor, y España sigue posicionándose un 3,7% por encima de la media del grupo UE28 cuando se habla de emprendedoras. En el caso nacional, si se contextualizan las cifras, se puede afirmar que la mujer se ha convertido en el principal motor económico de impulso para el emprendimiento desde la crisis. Siguiendo la fotografía del RETA que proporciona el Ministerio de trabajo, migraciones y seguridad social, en 2018 había 52.878 afiliadas más a la Seguridad Social en condición de autónomas, que hace una década. Es decir, un crecimiento del 4,8%.

Por ello las expertas creen importante seguir fomentando el diseño de políticas institucionales volcadas a incentivar la reducción de costes fiscales y burocráticos. “Creemos fundamental el desarrollo de políticas proactivas para el fomento del emprendimiento femenino, cuyo valor aporta mucho en términos de calidad”, apostilla en “Emprendimiento femenino y marketing digital”, el director del Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), Federico Gutiérrez-Solana. Los retos y oportunidades se van perfilando con intensidad en un futuro a corto plazo más que prometedor para un género discriminado durante siglos.

¿Cómo es la mujer emprendedora?

Para atacar la problemática antes es imperativo conocer cómo es la mujer emprendedora. Con esa información se pueden proyectar medidas capaces de acelerar los cambios sociales que ya se están produciendo. Una tendencia que la famosa escritora Virginia Wolf ya venía prediciendo casi un siglo atrás con sus pinceladas sobre la desigualdad de género. Es obvio que los valores de las mujeres difieren con frecuencia de los valores creados por el otro sexo y sin embargo son los valores masculinos los que predominan. Estas palabras plasmadas en el ensayo “Una habitación propia”, marcan precisamente la base de trabajo sobre la que se apoyan decenas de estudios y análisis.

Las diferencias de género a la hora de emprender se enmarcan en perspectivas. El mismo GEM España lo refleja en su perfil de la mujer emprendedora española: tiene predominantemente entre 25 y 34 años, la mitad del total posee estudios universitarios, y solo 2 de cada 10 tiene una previsión de crecimiento ambiciosa (de más de 6 empleados). Un 34,2% evita emprender por miedo al fracaso (frente al 31,5% de hombres), y un 52,2% mantiene una red de conocidos que también emprenden (frente al 57,7%). Lo que no las diferencia a ellas de ellos es la falta de financiación; una lacra que sigue el emprendimiento en el país.

Enfocando de manera parcial e intensiva, “existen al menos dos perspectivas teóricas que explican por qué las mujeres son menos propensas a emprender”, explica el investigador José González-Pernía. “Por un lado”, a través del enfoque material, “el feminismo liberal sostiene que hombres y mujeres son igual de capaces para actuar y decidir, de manera que las diferencias de género a la hora de emprender son fruto de barreras o diferencias sistemáticas que limitan el acceso a oportunidades en igualdad de condiciones.

“Por otro lado”, comprendiendo intangibles, “el feminismo socialista sostiene que hombres y mujeres tienen comportamientos emprendedores distintos debido a que las estructuras sociales fomentan el desarrollo de capacidades, percepciones y formas de ver la vida que son específicas de cada género”. La mujer no estaría limitada solo por escasez de medios, sino también por una actitud ante la vida cultivada en una sociedad heteropatriarcal. “Si las mujeres son menos propensas a emprender es porque, como resultado de una realidad construida socialmente, estas desempeñan roles con valores, motivaciones y expectativas que les hacen elegir ocupaciones menos ambiciosas o arriesgadas en comparación con los hombres”, añade.

Desde una perspectiva psicológica que abraza el segundo precepto, el Centro de Sabadell Coterfam, expone una serie de virtudes que contraponen el pesimismo académico, y respaldan las tendencias reflejadas en la economía. ¿Qué ha convertido a la mujer en la gran esperanza del emprendimiento? Su capacidad creativa, su confianza propia, el optimismo, y la capacidad de reconocimiento. Estos expertos apuntan a varias características muy específicas que generalizan, pero facilitan la creación de un modelo de estudio.

Las mujeres emprendedoras son capaces de ejecutar varias tareas al mismo tiempo con un resultado óptimo, y tienen más recursos a la hora de crear acuerdos y cerrar negocios con otras personas. Además, suelen destilar un gran gusto por la creatividad y el descubrimiento de innovaciones, y persiguen la autonomía e independencia de manera más persistente que los hombres. Existen, pues, motivos suficientes para luchar por la igualdad de género, y así lo están haciendo colectivos y empresas.

Consejos, oportunidades y retos para la mujer emprendedora en el contexto tecnológico de startups

La navaja de Okham

Las dos trampas en las que caen aquellas que quieren emprender son fáciles de tapar. Uno, el miedo al fracaso, deriva del otro, la incapacidad para conseguir financiación. Por eso la mayoría de las herramientas que encuentran los emprendedores a la hora de iniciar un negocio están enfocados en el reparto de recursos, normalmente económicos. El Amway Global Entrepreneurship Report, publicado en 2018, expone otras variables proporcionadas por los propios afectados apoyo en administración, impuestos y regulaciones burocráticas, confección de cartera de clientes, venta de productos, pero todas responden a la financiación.

Este escollo material impide el desarrollo de ningún otro proceso, y hasta un 38% de los interesados reconocen ser incapaces de superarlo. Limando una sola aspereza se puede lograr un acabado sin imperfecciones. Aunque en el éxito o fracaso de la mujer emprendedora participan todo tipo de factores, supliendo la financiación necesaria, muchos de ellos desaparecerían. El sobreanálisis es habitual en cuestiones tan transversales, pero siguiendo el enunciado de la navaja de Ockham, “la explicación más sencilla suele ser la correcta”. Otorgar partidas a candidatas que cumplen ciertos requisitos resulta ser lo más efectivo a la hora de incentivar el emprendimiento.

Ayudas administrativas

Desde hace ya muchos años se muestra un respaldo claro desde las instituciones. No importa la comunidad autónoma, casi todas las administraciones tienen programas de ayudas al autoempleo en general, y a la mujer emprendedora en particular. Andalucía, Madrid, Asturias, Cantabria, Castilla y La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Cataluña, Baleares, Canarias, País Vasco, Navarra, La Rioja, Murcia; en todos los rincones del país se detectan planes para impulsar económicamente el emprendimiento.

A nivel nacional, el Gobierno se ha propuesto reducir el desempleo juvenil al 23,5% para finales de 2021, con el llamado “Plan de Choque por el Empleo Joven 2019-2021”. Este ambicioso programa de ayudas contiene medidas generales contra el desempleo juvenil en general, pero también contempla acciones específicas para ayudar a la mujer emprendedora. En uno de sus propósitos se puede leer: “Desarrollar una formación específica en igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para eliminar sesgos de género, combatir la segregación horizontal y la brecha salarial de género.”

Con esto, aquellas que decidan emprender dando forma a una startup tecnológica, pueden disponer de asesoramiento gratuito, y de herramientas de análisis y monitorización personalizadas. Si la empresa necesita una inyección de capital inicial, los Servicios Públicos de Empleo deben colaborar con entidades públicas y privadas para prestar ayuda en términos de financiación y acceso a subvenciones.

Respaldo y comunidad en la esfera pública

Se definen como “un organismo sin ánimo de lucro y de carácter independiente, integrado en distintas instituciones nacionales e internacionales que hacen más fuerte el movimiento”. La Confederación Española de Jóvenes Empresarios (CEAJE) es, desde 1991, una de las asociaciones más significativas e importantes para los jóvenes emprendedores. Entre sus objetivos se proponen luchar “por los intereses de los jóvenes empresarios con el objetivo de motivar, orientar, potenciar y canalizar iniciativas empresariales, facilitando la promoción de la cultura emprendedora”.

Actualmente tienen acuerdos de convenio con más de una veintena de empresas españolas de primer nivel, y disponen de más de 50 sedes a lo largo del país En poco más de 20 años han logrado generar 90.000 puestos de trabajo, fomentando la creación de 21.000 empresas. A través de ellas es posible acceder a programas de financiación, concursos, redes de contacto, y todo tipo de respaldos empresariales imprescindibles a la hora de iniciar un negocio sin mucho capital. Y no solo eso: a través de sus distintos foros se pueden conocer iniciativas y proyectos inspiradores, enfocados a los empresarios y empresarias más jóvenes.

Programas específicos para mujeres emprendedoras

Existen ayudas concretas para mujeres emprendedoras, y el PAEM es el más reseñable. Este programa de ámbito nacional promovido por el Instituto de la Mujer y la Cámara de Comercio de España y el Fondo Social Europeo, ofrece respaldo material y efectivo. Ya no solo haciendo referencia a la tan necesitada financiación, sino también a la obtención de información, asesoramiento y orientación empresarial. A través de más de 50 cámaras de comercio distribuidas por toda España, el PAEM cumple una función única y vital para el desarrollo económico entre las iniciativas de mujeres más pujantes.

Si la vía física no es factible, el programa también ofrece acceso a través de un portal web. En este se puede acceder a servicios de lo más variados: autodiagnóstico básico previo al inicio del emprendimiento, apoyo a la creación y consolidación de redes europeas y nacionales, financiación a través de microcréditos con un límite de 25.000 euros sin avales, boletines periódicos sobre eventos y ferias, e ingreso en un foro de cooperación e intercambio de experiencias. Más allá, también ofrece un sistema de mentoring llamado “W&W Sabiduría de Mujer” que pone en contacto a emprendedoras con empresarias consolidadas.

En Yoigo somos conscientes de la importancia que tiene el emprendimiento en la esfera empresarial de la mujer, y por eso fomentamos proyectos inspiradores con nuestro programa “Pienso, luego actúo”. Los ejemplos a seguir de mujeres brillantes son numerosos. Diana de Arias sufrió un derrame cerebral con 23 años, y aún así consiguió retomar su vida creando Decedario, una herramienta terapéutica para ayudar a otras como ella. Libertad Gómez logró poner un parche al problema medioambiental con sus propios baños ecológicos, y Gema Gómez ideó una nueva forma de entender la moda, en línea con la protección de la naturaleza.

No solo bastan buenas ideas. La casuística demuestra que las ayudas son necesarias para conseguir un mundo más justo y brillante. Las mujeres seguirán emprendiendo con o sin respaldo, pero el futuro se puede alcanzar si se trabaja en equipo. Para ello hace falta una buena conexión, y en Yoigo te ofrecemos la mejor. Si quieres conocerlas puedes visitar nuestra web o llamar al 900 676 535.