La red móvil descentralizada ¿nos convence?


Cuando se piensa en la red móvil descentralizada es normal que entren dudas. Quizá sea esclarecedor pensar que al principio, Internet era una red descentralizada. Consistía, dicho mal y pronto, en unos ordenadores unidos entre sí en los que ni gobiernos ni corporaciones tenían cabida. Es más, se llegó a redactar la Declaración de Independencia del Ciberespacio que recogía la idea de que las empresas y los gobiernos no eran bienvenidos en Internet y carecían de soberanía en un espacio libre de tiranías.

Esto ocurría en 1996, pero la realidad hoy en día, apenas 20 años después, es muy diferente. De aquella red móvil descentralizada hemos pasado de ordenadores conectados a todo conectado, incluso ropa con Internet. Y de ser una red en la que los gobiernos tienen mucho que decir. La sociedad actual y su estructura se ha adaptado tan bien a la convivencia con Internet que ya hasta tiene formas especiales de impactar en el ciberespacio: grandes empresas controlan Internet, que a día de hoy es quizá el más potente de todos los negocios, como lo fue a principios de siglo la carrera espacial entre aquellos países interesados en sacar pecho en tiempos de guerra.

Hoy los todopoderosos son Google, Amazon, Facebook o Apple, entre otros. Empresas que gestionan y controlan, y por supuesto, monetizan, toda la actividad que se desarrolla en la web. Controlan los datos de los usuarios, qué compran, cuándo se conectan, cuáles son sus formas de ocio favoritas e incluso si padecen algún tipo de enfermedad o si van a ser padres en poco tiempo. Eso sí, siempre con la venia de una legislación cambiante para adaptarse a estas nuevas formas de ostentación del poder.

Por eso nos preguntamos ¿qué ha sucedido para llegar hasta aquí? Y aún vamos más allá, ¿podremos lograr aquel sueño de los pioneros de la red de un Internet descentralizado? Intentaremos dar respuesta a estas preguntas en las siguientes líneas.

Qué es una red móvil descentralizada

Ya nadie pone en duda que el progreso cada vez es más rápido. Un ejemplo: la revolución industrial supuso 100 años de historia. Facebook y toda la revolución que supuso en su momento apenas tiene 15 años. El mundo ha cambiado de manera drástica prácticamente en un 10% de tiempo en lo que lo hacía antes. Las noticias caducan con una velocidad pasmosa. El sector de los medios de comunicación ha tenido que reinventarse, teniendo en cuenta que las noticias, según pasan de las manos del redactor a la imprenta, ya están caducas. Además, los políticos nos vigilan por Internet y un futuro a lo Westworld luce cada vez más cercano.

Ahora llega el turno al sector de las operadoras de comunicaciones. La red móvil descentralizada está a punto de ser una realidad. La diferencia entre lo que estamos viviendo y lo que veremos pongamos, pasado mañana, se encuentra en que estas empresas pasarán de tener la potencial opción de controlar todo lo que los usuarios hacen a convertirse en meros instrumentos. Una red de estas características será controlada de manera total por los usuarios y aquellos que ahora tienen la sartén por el mango solo serán los medios de los que se sirven. Igual que ahora lo es un bolígrafo para escribir una carta. Algo que no gustará en aquellos países caracterizados por el control excesivo de las comunicaciones y el acceso a la información.

Eso sí, hay un elemento que está desencadenando toda esta revolución para el sector. Algo que nació dentro de ello, pero que ahora está convirtiéndose en la herramienta que va a cambiar las cosas. Hablamos de todo el mundo cripto y en especial del blockchain.

Blockchain y las aplicaciones descentralizadas

A pesar de que es un concepto del que se habla de manera relativamente habitual, aún hay muchos usuarios activos de la web que desconocen qué es blockchain. Se trata de una estructura de bloques o grupos de datos que solo se modificarán si también se editan los anteriores. Es una cadena en la que no se puede avanzar si no lo hacen los que preceden. Y todos esos cambios quedan registrados para que quede constancia de quién o qué los ha editado a través de la tecnología DTL. De ahí su nombre que, traducido al castellano, es cadena de bloques.

Así, todo sistema conectado es capaz de agregar nuevos bloques a la cadena, siguiendo siempre un orden lineal. La administración de todo ello es peer-to-peer o, lo que es lo mismo, entre iguales, que se van uniendo de manera colectiva a un protocolo con el objetivo de validar los nuevos bloques que se sumen.

Por lo que puedes entender en el centro del blockchain está la descentralización. No es una sola herramienta o usuario el que posee toda la información y tiene la capacidad de administrar, sino que son todos los que estén conectados y quieran aportar a la comunidad. De esta manera se eliminan los riesgos que ocasiona esa centralización. La información se ubica en varios lugares. Y las aplicaciones son descentralizadas al igual que los datos.

Otra de las ventajas del blockchain respecto a lo que conocemos hasta ahora es la validez de las transacciones. Todas ellas tienen su validez y su autorización (recordemos, la que le da la tecnología DTL) y, por tanto, los datos se pueden verificar de manera independiente.

Posibilidades de implantación del acceso a Internet descentralizado

Hoy en día cualquier conexión de usuario debe pasar por la central del proveedor y, a continuación, llamar al servidor en el que se aloja el contenido. Esto supone que esa empresa podría filtrar las conexiones y primar unas webs o servicios respecto a otros. Esto ya sucede en Estados Unidos con esta ley que ha promulgado el Gobierno Trump y que supone un duro golpe a la neutralidad en la red aunque, viendo el vaso medio lleno, también ayudaría a controlar y neutralizar las fake news que tanto daño pueden hacer a las empresas.

Los expertos aseguran que el acceso a Internet descentralizado acabaría con esta disyuntiva. Con este formato, conocido como red malla, cada router se conectaría a otros creando redes. Solo necesitarían de un software específico para poder navegar, lo que elimina a los operadores de la ecuación. Un principio que no debe confundirnos pero sí recordarnos a una de las bases de la conectividad 5G: la proliferación de antenas con señal de menor alcance pero mucho más intensa.

Ventajas y desventajas de internet descentralizado

Comencemos con los contras, ya que son básicamente 2. Por un lado, los expertos señalan que los usuarios se encontrarían con una velocidad menor de navegación a la de las conexiones actuales. La segunda es que habría que invertir en un gran número de routers locales (probablemente el que estés usando ahora te lo haya facilitado tu proveedor de servicios.

Pero esto no es nada comparado con los pros de la descentralización. Al no depender de un único servidor, no sería posible ni lanzar ataques informáticos ni censurar contenidos, así como no se sufrirían las caídas tan habituales en algunos lugares en la actualidad.

A pesar de que hablamos de futuro tenemos ejemplos de internet descentralizado en la actualidad. NYC Mesh desde Manhattan a East Village con usuarios adscritos en todo ese territorio. O SAFE Network en la que aquel que preste su router es recompensado con criptomonedas.

Solo queda esperar que la red móvil descentralizada se popularice y se llegue a más sitios ¿estarías dispuesto a probarla?