¿Qué está pasando con la economía de Italia?


La situación actual de Italia se podría resumir como un gran coincidencia de factores que parecen conducir a un panorama económico más bien oscuro. Con titulares de política y finanzas que resultan poco alentadores, la pregunta que asalta a los analistas españoles es, ¿cómo de lejos estamos de sentir los coletazos de la situación italiana en España?

En ese sentido, una buena opción es comenzar revisando las causas de la crisis en Italia, teniendo en cuenta que es imposible abarcarlas todas con un gran grado de certidumbre. La política y la economía, al estar estrechamente conectadas con el hacer social, son susceptibles de análisis, pero extremadamente difíciles de predecir. Por muchos indicadores y precedentes que existan, sería un error dar por sentado que todo sucederá conforme a lo estimado por los estudiosos del tema o que un ciclo anterior se repetirá respetando las mismas características.

Para empezar, el contexto actual de la eurozona es un factor que nos permite apuntar a algunas causas de crisis política y económica en muchos de los países miembros. La recuperación que estaba experimentando la eurozona se ha visto frenada por el Brexit de Reino Unido y la guerra comercial que mantienen China y Estados Unidos. Eso ha sido uno de los elementos que han provocado que el crecimiento del año 2018 fuese el 1,8%, cinco décimas menos que en el año anterior. Este frenazo ha afectado más a unas economías que a otras, pero ha incrementado la ansiedad en todos los mercados implicados, incluyendo España, donde los ecos de una crisis por venir suenan con fuerza aunque sin precisión.

¿Italia entra en crisis?

El frenazo que ha experimentado la zona euro se ha visto mucho más acentuado en Italia, cuyo PIB en la segunda mitad del año se contrajo hasta un 0,2%. Con esto queremos decir que no creció y, por lo tanto, entró en una recesión.

La previsión para el año que viene tampoco resulta muy halagüeña, el gobierno italiano calcula que el PIB no va a crecer más de un 0,2%, mientras que la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional reducen la esperanza a la mitad, apostando por un 0,1%. Siendo Italia el tercer país más potente de la zona, estos cálculos hacen pensar en un impacto de la situación italiana en la previsión del crecimiento del resto de países de la región.

De acuerdo a estos datos, la crisis económica en Italia es inminente para algunos y ya evidente para otros, y desde las diferentes organizaciones de Europa se empiezan a preparar para evitar que a este país le ocurra lo mismo que pasó en Grecia.

Posibles causas de la crisis en el país transalpino

¿Qué ha pasado para que Italia ocupe titulares tan poco optimistas? Se han juntado diferentes factores que lo han provocado. El primero de ellos ya te lo hemos comentado: el frenazo general de toda la zona euro. El segundo lo podemos atribuir al nuevo gobierno que tiene el propio país.

Lo primero que tienes que saber es que los dos partidos que gobiernan en Italia son la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas, como dato interesante, queremos que sepas que estos dos partidos tienen ideologías muy enfrentadas y eso ha creado una situación de inestabilidad dentro del propio gobierno que se refleja en el comportamiento de la economía, entre otras cosas, por el posible aumento del llamado "riesgo país", un concepto que se refiere a la afectación de la economía por causas sociopolíticas.

Si hay algo en lo que sí que se entienden es en la implantación de diferentes medidas sociales, aunque cada uno de los partidos lo aplica de una forma totalmente diferente. Evidentemente, las medidas sociales contribuyen a la consolidación de un estado de bienestar en el corto y medio plazo, pero han provocado un aumento bastante considerable de la deuda que tiene el país, siendo ya la segunda más grande de la Comunidad Económica Europea. Toda una bomba de relojería que requiere acciones con pulso de cirujano para evitar que haga saltar las arcas del país por los aires.

El gasto público ha llegado a tal punto que la Unión Europea ha decidido rechazar la propuesta presupuestaria del país para este año. Todos estos factores han provocado que la inversión interna descienda junto con el consumo.

¿Entonces la solución pasa por limitar las ayudas sociales que reciben los ciudadanos? Según los más neoliberales, sí, es un principio básico de las posturas más extremas del capitalismo, que el Estado debe procurar su riqueza con independencia de las coyunturas afrontadas por sus ciudadanos. No obstante, ni la economía ni la política moderna están alineadas con este tipo de planteamientos y en esa búsqueda del equilibrio entre las políticas sociales y la reducción de la deuda, es donde se presenta la mayor cantidad de indicadores de crisis por venir.

La deducción obvia, por lo menos con estos dos factores (el PIB y la situación política) es que de momento la crisis económica en Italia responde fundamentalmente a razones internas del país, más que a la reacción del país ante movimientos internacionales que sirvan para augurar una inminente y poderosa crisis económica mundial.

Las perspectivas italianas

Según muchos analistas, Italia experimentará crecimiento cero para este año. No obstante, diferentes estamentos se han puesto en marcha para poder frenarlo y que la sangre no llegue al río.

BCE al rescate

El Banco Central Europeo (BCE) ha comprado una gran parte de la deuda pública italiana, intentando así transmitir confianza y reducir la prima de riesgo del país (de este término seguro que te acuerdas). Por otro lado, la asociación de empresarios le ha hecho llegar al gobierno que aumente la inversión en la obra pública, lo que pretenden con esto es volver a fomentar el consume y que se active así la economía.

Todos están poniendo de su mano para evitar que esta desaceleración se contagie al resto de la zona euro y que la población del país no se vea demasiado afectada a unos recortes demasiado elevados.

No se lo tengas en Conte

Sin embargo, el lastre político no deja de pesar. Con la dimisión -y posterior reenganche- de Giuseppe Conte, primer ministro de Italia, a finales de agosto, los mercados globales experimentaron una tendencia a la baja que arrastró a las principales bolsas europeas a cierres en negativo, afianzando la creencia de que el panorama político está directamente conectado con el económico y que los tambaleos de gobernabilidad de un país, no afectan solo a ese país.

El ladrillo medicinal

La creencia de nuestros padres de que invertir en ladrillo era una apuesta segura, se pone de manifiesto en Italia, pero a lo bestia, con la puesta en venta de inmuebles y terrenos públicos por un valor de 1.200 millones de euros o, lo que es lo mismo, el 0.05% de la deuda italiana según datos de julio de este año.

Un 0.05% que al cabo de tres años se habrá restado a los 2.36 billones de euros de deuda o, lo que es lo mismo, la cifra que aterroriza al país de la bota por representar el 132.2% del Producto Interior Bruto y la tasa de endeudamiento más alta de la zona euro después de Grecia.

Que la refinanciación sea contigo

Si Simba reinara en Italia, la famosa canción diría que "es el ciclo sin fin, que lo refinancia todo". El círculo vicioso de la refinanciación involucra miles de millones de euros cada mes, con miras a subir de forma artificial -y tóxica- los números del Tesoro italiano. Estamos hablando del 32% de PIB que producirá el país este año, conseguido tomando este atajo.

De esta manera, Italia podrá disponer de 153.400 millones de euros para pagar vencimientos de deuda y una aportación de 20.700 millones por concepto de intereses, poniendo el grueso de la deuda en manos nacionales y poniendo también en vilo la confianza de los mercados, capaces de entrar en estado catátonico ante el más mínimo susto.

La huida hacia adelante

Con la salida y vuelta del primer ministro italiano a finales de agosto, y con la casi ascensión de Salvini al poder, el tema electoral ha cobrado importancia reviviendo consigo la idea de un Brexit italiano, como escenario altamente nocivo para Italia, teniendo en cuenta que la salud de sus finanzas no es comparable a la británica y que sin el apoyo de la zona euro el panorama económico más inmediato luce desalentador.

Parte de un mundo que se parte

Con las economías mundiales haciendo movimientos casi acrobáticos para poner sus barbas en remojo, el contexto tampoco colabora con la necesidad de Italia de sentirse arropada. Tan necesitados de apoyo parecen igualmente los mercados de Argentina con una tasa de inflación avasallante, así como China y Estados Unidos haciéndose sangre todo lo mejor que pueden y poniendo colateralmente a economías como la alemana al borde de la recesión.

Salvínisi quien pueda

Las crisis a gran escala nunca son nominativas y a pesar de ello algunos nombres de la política italiana se repiten sin cesar en los informativos, como fuertes colaboradores de la crisis, en un fuego cruzado que habla más de líneas editoriales que de realidad.

De esta manera, el discurso de los actores políticos del país esquiva la materia económica y se zambulle en la búsqueda de enemigos públicos lo suficientemente odiables como para que el ciudadano italiano medio no se percate de que no le salen las cuentas. Así las cosas, la política exterior, los inmigrantes, el comportamiento de la zona euro y los movimientos de Estados Unidos funcionan en su conjunto como la bomba de humo ideal para la tormenta perfecta y, si bien este juego al despiste no va a cambiar demasiado el devenir económico a alto nivel, sí que distrae de las acciones de economía doméstica que se podrían emprender por parte de los nacionales para encajar mejor el golpe de una posible crisis.

Mientras tanto, Italia pierde de vista la labor de convencer a los inversores de que el gobierno, sus colaboradores e incluso sus detractores están comprometidos con una gestión de activos más o menos segura. ¿El resultado? Jornadas con caídas del bono italiano a 10 años de más del 1,4%, rozando los mínimos del año, por solo citar un ejemplo.

Italia sin los italianos

Dinamizar la economía sin una población activa, solo contribuye al bucle de la recesión. Con una tasa de paro que subió al 9,9% en julio, el final feliz se ve lejos y desprovisto de herramientas para responder a una posible crisis económica mundial. El desempleo juvenil alcanzando máximos del 28,9% tampoco contribuye al optimismo de a pie ni a la creación de una propuesta macroeconómica para 2020, cuya fecha límite es el 27 de septiembre de 2019 y que la Comisión Europea espera conocer el 15 de octubre como tarde.

Cómo afecta la crisis a la zona euro

Italia como parte de la Unión Europea cuenta con el euro como moneda, ¿esto qué quiere decir? Que el valor de su moneda en los diferentes mercados de divisas es lógicamente igual que al resto de los países que contamos con esa moneda. Esto quiere decir que una devaluación de la economía italiana podría provocar una caída del euro que afectaría al crecimiento del resto de países miembros.

Al final, la conclusión es que si uno cae, todos caen (ya sabes, como en Los Tres Mosqueteros; todos para uno y uno para todos). La situación es la misma que se dio durante la crisis en Grecia, pero con una diferencia bastante importante: Italia es la tercera potencia, por lo tanto, si bien es más difícil que haya una caída, también es cierto que, de haberla, su impacto sería mucho mayor.

¿Se verá España afectada por la recesión italiana?

España como parte de la Unión Europea sufriría las mismas consecuencias que el resto de la zona. Además, un dato importante es que nuestro sector bancario aún está en plena recuperación, y podría provocar una nueva crisis económica española. Esto se debe a que los bancos italianos que son los propietarios de la mayor parte de deuda de su país, lastrarían a nuestros propios bancos.

Para evitar un fenómeno de contagio como el que España provocó en sentido contrario en el año 2012, nuestro país necesita transmitir confianza y seguridad a los mercados globales. Lo principal que se tiene que hacer es: mantener un gobierno estable, contar con unos presupuestos aprobados y transmitir una sensación de crecimiento continuo. Es decir, acercarnos más a un país como Alemania que a Italia.

Frenar la crisis italiana beneficia a todos

Actualmente la Unión Europea tiene diversos frentes abiertos como los problemas con Hungría y Polonia o el Brexit. Por eso, se intenta frenar la crisis en Italia, un nuevo problema no le hace falta a nadie. Sobre todo, cuando puede derivar en una crisis económica en España y en otros países de la zona.