Cómo financiar tu negocios mediante vías no tradicionales


Las formas no tradicionales de financiación se han convertido en una opción elegida por muchas startups y medianas empresas. Su auge comenzó en 2008 tras la crisis económica causada por la burbuja inmobiliaria, algo que ha hecho que los beneficios de este sistema de financiamiento sean valorados por los empresarios y directivos frente a las condiciones de los créditos bancarios.

El crowdfunding, el crowdequity y el crowdlending son diferentes sistemas que tienen un hilo conductor común: la financiación colectiva. Las pymes y startups logran el apoyo económico necesario para sacar un proyecto a la luz gracias a la intervención de diferentes inversores y, si el modelo de negocio es realmente bueno, alcanzan el éxito.

Crowfunding

El crowfunding es la alternativa más conocida al crédito tradicional. Su surgimiento es una causa de las restricciones por parte de los bancos a la hora de conceder créditos -una consecuencia de la crisis económica de 2007-.

Los bancos comenzaron a restringir la concesión de préstamos y la financiación colectiva comenzó a emerger. En 2012 el crowfunding empezó a asentarse. Los emprendedores optaban por él a la hora de conseguir un apoyo económico para lanzar sus proyectos y a día de hoy es una de las principales formas mediante las que diferentes empresas emergentes y pymes optan para financiarse.

Dos de sus características diferenciadoras es que es permite que los proyectos sean financiados por un número indeterminado de inversores y que es posible gracias a las TICS -Tecnologías de la información y la comunicación-. Se ha convertido en el punto de encuentro ideal entre inversores dispuestos a destinar diferentes cantidades de dinero en un proyecto y emprendedores que necesitan obtener fondos para poner en marcha su negocio.

Las ventajas para los diferentes actores que entran en juego son diversas. Gracias a la cooperación colectiva, el riesgo de inversión se reduce al igual que los costes por intermediación financiera. Ambas partes resultan beneficiadas, tanto el inversor por disminuir su exposición a riesgos, como el emprendedor o empresario al conseguir financiación sin recurrir a entidades bancarias.

Gracias al crowfunding cualquier proyecto puede ser objeto de financiación, el único requisito que debe cumplir es ser lo suficientemente llamativo para llamar la atención de los inversores. Independientemente de que tu proyecto sea una apuesta segura o un proyecto diferenciador puede resultar interesante para la diversidad de empresarios existentes que buscan dónde destinar su dinero. El crowfunding se distingue de sus variantes -crowdlending y crowdequity por no asegurar la rentabilidad de la inversión-. Los beneficios solo se aseguran si el proyecto sale adelante.

Según el Informe Anual 2018 sobre la Financiación Participativa en España -realizado por ICEI y Universo Crowfunding-, el crowfunding continúa creciendo en nuestro país. Entre el año 2017 y 2018 ha aumentado un 62,12% -pasando de los 101.651.284 € a los 159.691.767€-. Los sectores que más han notado este incremento son el de las plataformas de préstamos -con un incremento del 43,32%-, el inmobiliario -en un 20,79%- y el de inversión -con un 16,06%-.

El aumento de la influencia de la financiación participativa se ha visto reflejado también en la generación de puestos de trabajo. Siguiendo con los datos aportados por ICEI y Universo Crowfunding, en el año 2018 se lograron crear entre 3.000 y 7.000 puestos de trabajos con salarios que se encuentran entre los 20.000 o 50.000€ anuales -dependiendo del tipo de campaña-. No es lo mismo financiar la publicación de un libro que la puesta en marcha de un restaurante. Cada proyecto requiere de un volumen diferente de personal.

El Informe también destaca las tendencias registradas. Destacan el crecimiento significativo del crowdfunding inmobiliario, el cual “supera los 23 millones de euros y representa en torno al 22% de la recaudación total en España”, indican. Lo más característico de este dato es que se trata de un sector que a penas tiene dos años de vida, un hecho que convierte a este mercado en pieza clave de la Financiación Participativa.

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Crowdequity

El crowodequity es una variable del crowdending. La diferencia entre ambas es que el inversor es beneficiado con participación empresarial en lugar de las tradicionales recompensas del crowfunding. La rentabilidad a largo plazo es mayor y por este motivo se ha convertido en una fuente de financiación no tradicional extendida en las economías occidentales.

Las startups con alto potencial de crecimiento con intención de aumentar el capital de su empresa suelen recurrir a este modelo de financiación colectiva. Ambas partes se ven beneficiadas: una gracias a la obtención de capital y la otra por participar en la empresa. No se trata de una OPA -oferta pública de adquisición- ni tampoco de un crédito bancario.

Sus ventajas son numerosas de cara a los diferentes actores que participan en él y por ello se ha convertido en una alternativa en alza. Desde el punto de vista fiscal resulta rentable. La administración pública valora la inversión en empresas emergentes a través de esta modalidad, lo que se premia con un ahorro hasta del del 30% en la declaración de la renta.

Por sus características y a diferencia del crowdfunding, el crowdequity está enfocado a profesionales de la inversión -aunque la regulación vigente en nuestro país no prohíbe la inversión de particulares-. Para poder participar en este tipo de proyectos es necesario registrarse previamente en las diferentes plataformas existentes y recibir la información pertinente de la empresa en la que se quiere invertir o del proyecto en el que se quiere participar. Por su parte, tanto las startups como pymes deben poner a disposición de los inversores toda la información relacionada con el proyecto o la compañía -su plan de negocio, los datos financieros, un estudio de mercado, etc.-

Otro rasgo que convierte al también llamado crowfunding de inversión en una opción en alza es que aúna en una sola modalidad los beneficios que interesan al inversor. Tal y como indica el Observatorio de Divulgación Financiera (ODF), por una parte, asegura la participación en la compañía a través de la compra de su capital y, por otra, se trata de una acción “solidaria” que tiene como objetivo contribuir a un buen fin.

Otra de las ventajas que indica el ODF es que las compañías y startups lo prefieren gracias a la poca capacidad de decisión de los inversores sobre los proyectos y la empresa. “Es mucho mejor tener muchos inversores/prestamistas sin capacidad para realmente influir en la compañía” apuntan.

Su regulación ya se puede percibir en los principales estados de las economías occidentales. El objetivo de ello es asegurar el patrimonio de los inversores. Por ello, cada país ha tomado la determinación de establecer un límite en las cantidades aportadas a las diferentes compañías y empresas emergentes.

Siguiendo los datos aportados por el Observatorio de Divulgación Financiera, en Reino Unido un individuo está limitado a ceder hasta el 10% de sus activos en crowdequity estableciendo a su vez un límite global de 100.000 libras. Esta cantidad es bastante inferior si hablamos de países garantistas como España, Francia o Italia.

En nuestro país el límite de inversión en crowfunding equity es de 3.000 € por proyecto e inversor. Una regulación que se registró en 2014 a través de la aprobación del Anteproyecto de Ley para el Fomento de la Financiación Empresarial. En el Título V añade todo lo referido al crowfunding y al crowdequity. A través del establecimiento de este marco jurídico lo que se pretende es proteger a los pequeños inversores a través de la limitación de la cantidad de dinero destinada a las diferentes empresas emergentes y proyectos.

Esta regulación también considera otros aspectos como: el registro previo de las plataformas, la transparencia total y un mínimo de capital por parte de las startups y pymes. Las plataformas de crowdequity deben registrarse previamente en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) puesto que estamos hablando de la obtención del capital de una compañía.

El límite máximo que puede recibir una compañía por préstamo y por proyecto es de 1 millón de euros. La comunicación de las campañas de financiación solo se puede realizar a través de las plataformas creadas expresamente para dicho fin y estas deben cumplir simplemente la función de intermediarias. No pueden coinvertir en dichos proyectos.

Las plataformas están obligadas a cumplir la legislación vigente. De no ser así se verán obligadas a pagar sanciones económicas que pueden llegar a alcanzar hasta los 200.000 €. Deben publicar toda la información obtenida de las empresas manteniéndola durante un periodo de cinco años.

Crowdlending

Es otra variable del crowfunding, pero a diferencia de las anteriores se caracteriza por la financiación del capital invertido. Es la modalidad más similar a los préstamos bancarios con la diferencia de que quienes otorgan el dinero son diferentes inversores privados. En este sentido, el inversor no forma parte del capital de la empresa. Simplemente concede su dinero con el objetivo de adquirir los intereses establecidos en un término de tiempo delimitado. El riesgo es inferior al del crowfunding ya que a través de este sistema se asegura que los individuos recibirán la cantidad prestada con los intereses correspondientes.

También es conocido como crowfunding de financiación. Su sistema de gestión es similar a los anteriores. En primer lugar, hay que registrar el proyecto en la plataforma correspondiente aportando toda la información relativa al proyecto o a la startup. El prestatario está obligado a comprometerse a pagar su deuda en base a los datos aportados ya sea de su proyecto o de su compañía. Una solución efectiva ante las restricciones de algunas entidades bancarias a la hora de conceder préstamos.

Un refuerzo de cara al inversor es que las plataformas revisan cuidadosamente cada uno de los proyectos que se publican en ellas. Cuando el préstamo es publicado, los diferentes individuos interesados pueden decidir qué cantidad quieren invertir hasta que el proyecto ya ha alcanzado su objetivo económico. Una vez se ha logrado la meta económica, la operación se cierra.

Una de las principales ventajas de este modelo de financiación es que es más eficiente desde el punto de vista económico. Los gastos de formalización no existen y la comisión es inferior a la exigida por las entidades bancarias.

En cuanto a los inconvenientes, el más importante que hay que tener en cuenta es el filtro de la plataforma. La protección del inversor es lo más importante -tal y como indica la legislación-, por lo que las plataformas de crowdlending están obligadas a asegurar la solvencia de los proyectos que publican. Para lograrlo, se pueden establecer limitaciones económicas en cuanto a la cantidad a financiar así como el estudio en profundidad del proyecto.

Las restricciones de los bancos tras el año 2008 y el surgimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación promovieron la aparición de nuevas vías para que tanto pymes como startups lograran financiación. El crowfunding, el cowdequity y el crowdlending se han convertido en diferentes formas de financiación colectiva adaptadas tanto a las necesidades de los inversores como a la de los empresarios. Un hecho que ha ayudado a fomentar el empleo en nuestro país.

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