Qué es una empresa colaborativa


Los factores sociales influyen en la economía y en la creación de nuevos modelos de negocio. En los últimos años hemos vivido una recesión económica que ha promovido otro tipo de vías para comprar y vender bienes o servicios. Además, unido a claves tales como la innovación tecnológica, la consolidación del uso de las redes sociales en el día a día, el cambio de valores o la presión medioambiental, han provocado que las nuevas generaciones tengan otro concepto a la hora de querer conseguir algo en la sociedad. Para adquirir un artículo hacen acopio del consumo colaborativo en el que prima el apoyo entre los agentes implicados antes que el beneficio económico.

Bajo este contexto, han surgido las empresas colaborativas. Reinventando técnicas de compraventa tan ancestrales como el trueque, los usuarios obtienen productos o servicios sin la necesidad de utilizar el dinero mediante un intercambio de artículos que interesen a ambas partes, aunque lo más común es que sí que haya algún tipo de pago en metálico. Las más conocidas por el público son BlaBlaCar, AirBnB, Uber o JustEat.

Entendemos por economía colaborativa el intercambio de bienes tangibles o intangibles como el tiempo, el espacio o las aficiones, a través de plataformas tecnológicas que fomentan las comunidades sociales. En el proceso intervienen tres tipos de agentes diferentes: los que prestan el servicio, los usuarios que lo reciben y los intermediarios que conectan los primeros con los segundos y facilitan la relación entre ellos, normalmente, a través de herramientas tecnológicas. Como característica general de las compañías colaborativas los servicios que se comparten suelen ser temporales y, además, algo realmente relevante: están basadas en un sistema de referencias y valoraciones que los usuarios tienen muy en cuenta antes de contratar cualquier recurso.

El término comenzó a usarse como “sharing economy” por Lisa Gansky y por Rachel Bootsman junto con Roo Rogers en el año 2010 para acuñar el fenómeno que se estaba empezando a desarrollar por aquel entonces. En la actualidad, la economía colaborativa es un sector en alza, ya que según informa la consultora PwC, está previsto que en el año 2025 este modelo de negocio tenga un impacto mundial de más de 300.000 millones de euros.

El estudio ‘Plataformas de economía colaborativa: una mirada global’ publicado por Ostelea School of Tourism & Hospitality en colaboración con EAE Business School, la Universidad de Lleida y la Universidad Rey Juan Carlos, determina que los sectores más beneficiados por la economía colaborativa son el alojamiento y el transporte, seguidos de las finanzas, la intermediación laboral y el entretenimiento.

Dentro de nuestro país, la economía colaborativa está muy presente. De hecho, en el año 2017 ya representaba un 1,4% del Producto Interior Bruto (PIB) y se pronostica que en los próximos diez años esta cifra se duplicará hasta alcanzar el 3%. España está posicionada en la cabeza del ranking de países que han adoptado este modelo de negocio dentro de la Unión Europea (UE).

economia-colaborativa-piezas-puzzle

A pesar de que es un sistema muy concreto de intercambio, existen diferentes tipos de economía colaborativa.

Tipos de economía colaborativa

El concepto de economía compartida abarca muchos más sectores de lo que se atisba en un primer momento. Depende en gran parte de los productos o servicios que necesiten los usuarios.

Consumo colaborativo

Es la forma más común dentro de los intercambios colaborativos en la que las personas interesadas en un artículo o servicio concreto se ponen en contacto con otros usuarios que los ofrecen a través de una plataforma digital. La herramienta online suele ser gratuita para facilitan las transacciones entre ambos agentes.

Conocimiento abierto

La economía colaborativa también afecta al conocimiento. Hay entidades o usuarios que promueven el intercambio de este sin ningún tipo de barreras, ni legales, ni administrativas. El conocimiento de libre disposición abarca cualquier sector, desde la información científica hasta el uso de herramientas digitales para crear tus propios programas, pasando por la comunicación, la educación o la cultura.

Los usuarios comparten todo lo que saben de manera desinteresada en plataformas online que están abiertas para el público. Además, colaboran instituciones, investigaciones y expertos en las materias que revisan que la información sea correcta con el fin de expandir lo que se denomina ‘la inteligencia colectiva’.

La plataforma más famosa es Wikipedia que se denomina a sí misma como ‘la enciclopedia libre’. Actúa sin ánimo de lucro y su financiación está basada en donaciones por parte de los consumidores que quieren que el conocimiento sea de todos. Hoy en día cuenta con 48 millones de artículos en 300 idiomas diferentes. Lo normal es que cualquier persona pueda editar las entradas para completar la información ofrecida por la web, exceptuando algunas que puedan tener una especial privacidad para evitar generar conflicto.

Producción colaborativa

Además de la gestión de compraventa de artículos y servicios y la difusión del conocimiento libre por parte de los usuarios, la economía colaborativa también impulsa la fabricación de lo ofrecido a los consumidores. Se trata de un modelo peer to peer (P2P Production) o lo que es lo mismo, una red entre iguales.

La producción colaborativa abarca todo tipo de proyectos, desde un software libre para tus dispositivos a la creación de planes relacionados con áreas de diseño, arquitectura o ingeniería.

Este modelo favorece que los recursos utilizados se consuman sin malgastarlos y sin perjudicar al medioambiente ya que, a través de las plataformas digitales, el consumidor puede pedir exactamente lo que quiere comprar.

Una herramienta que fomenta la producción colaborativa es Etsy. Aúna diferentes vendedores que ofrecen artículos hechos a manos o personalizados. Los clientes entran en la web y selecciona el tipo de producto que quieren, se ponen en contacto con los comerciantes y estos le envían el producto fabricado a medida a su domicilio.

Finanzas colaborativas

El nuevo modelo colaborativo también ha originado una forma de realizar las transacciones financieras no formales gracias a plataformas digitales que permiten precisamente estos movimientos.

Existen cuatro clases diferentes de finanzas colaborativas:

Microcréditos. Hacen referencia a la concesión de préstamos a personas con una idea de negocio viable pero que no cuentan con avales. Son las empresas las que prestan el dinero porque los bancos no realizan financiaciones sin garantías. El importe es reducido y se otorga de manera inmediata, normalmente, a través de Internet.

Social Lending. Este tipo de préstamos se conceden entre particulares, aunque debe haber una empresa que actúe de intermediaria, que generalmente es la plataforma mediante la que se realiza la transacción. Los créditos Social Lending se efectúan a través de Internet y tienen un tipo alto de interés.

Social Saving. Se trata de un método que utiliza la tecnología para ahorrar todos los costes posibles. Webs como SmartyPig fomentan el ahorro a través de su interfaz, de tal forma que los usuarios anuncian sus objetivos financieros, conectando con otros ahorradores para poner en práctica técnicas de ahorro y alcanzar sus metas empresariales.

Crowdfunding. Es una alternativa de financiación de un proyecto en la que diferentes inversores ofrecen su dinero a cambio de beneficios, como el propio producto en sí o la participación en la gestión de la empresa. Las clases de proyectos que se sufragan a través de crowdfunding suelen ser de índole variada, pues es normal encontrar proyectos creativos, solidarios o empresariales.

Es importante destacar que la financiación colaborativa está basada en la transparencia entre los implicados, así como en la trazabilidad del plan con el fin de mantener una relación sana con valor monetario de por medio. Además, el trato entre ambas partes suele ser cercano ya que el sistema es directo, eliminando intermediarios innecesarios.

Beneficios de las empresas colaborativas

La economía colaborativa presenta unas ventajas muy marcadas frente al modelo de consumo tradicional, ya que el intercambio de recursos beneficia a la sociedad en general.

Costes bajos

La mayor ventaja que tienen las empresas colaborativas es que fomentan el ahorro debido a que los costes por consumir los artículos son inferiores que al hacerlo en el sistema habitual. De hecho, en ocasiones es posible que el valor no sea monetario, sino que se haga un trueque por otro bien o servicio que necesite la otra persona implicada.

Gestión de recursos

La lógica de la economía colaborativa es que si hay un recurso que le sirve a una persona, el mismo también podrá serle útil a otro individuo, de tal forma que lo puedan compartir. Es el caso de los coches compartidos. El conductor se dirige a un lugar concreto y no lleva acompañantes, de tal manera que lo publica en una plataforma de economía colaborativa y un usuario que no tiene vehículo, pero quiere ir al mismo sitio, alquila una plaza. De tal modo que ambos utilizan el recurso y se benefician; el primero porque gana un dinero y el segundo porque viaja más barato que a través de otro transporte.

Creación de una comunidad

A la hora de intercambiar recursos también se establecen comunicaciones entre los usuarios, de tal manera que comienzan a interactuar entre sí llegando a crear comunidades de personas que tienen los mismos hobbies o que necesitan utilizar recurrentemente los mismos bienes o servicios. Siguiendo el ejemplo anterior, se han creado grupos de Facebook o WhatsApp de usuarios que viajan de manera periódica a un destino en el que los conductores, que ya son conocidos por la comunidad, exponen cuándo van a realizar el trayecto.

Mayor oferta

Si se suma la oferta de las empresas colaborativas al mercado tradicional, entonces habrá más propuestas para que el usuario elija la que más le conviene. En ocasiones, los productos que se ponen a la venta a través de estas plataformas son de segunda mano por lo que, gracias a esto, es posible alargar la vida útil de ciertos artículos.

Accesibilidad

La difusión de nuevos servicios a través de las redes sociales y de Internet hace que lleguen a conocimiento de más personas, lo que los hace accesibles. Al consumidor le llegan ofertas y oportunidades que de otra manera no le hubiesen llegado.

Desarrollo sostenible

Gracias a la economía colaborativa ahorramos en algunos tipos de recursos que perjudican al medioambiente. En el caso de compartir un vehículo, la emisión de gases contaminantes desciende porque se usa un solo coche en lugar de varios. Por lo tanto, la reutilización de productos y servicios contribuye al cuidado de nuestro entorno.

personas-compartir-coche-economia-colaborativa

Caso de éxito: BlaBlaCar

La compañía BlaBlaCar comenzó su andadura en España en el año 2010. Está presente en 22 países y cuenta con más de 70 millones de usuarios en todo el mundo. El objetivo de esta empresa es poner en contacto a conductores y viajeros para compartir un mismo coche con el fin de disminuir los gastos. Además, utilizar los vehículos por completo reduce la emisión de contaminaciones a la atmósfera.

Los conductores publican en la plataforma su viaje y su coste. Es fundamental detallar que el piloto no obtiene ningún tipo de beneficio más allá de cubrir los propios gastos del trayecto (gasolina, peajes, mantenimiento, seguros, impuestos, etc.). Los usuarios interesados reservan un asiento disponible del vehículo y lo pagan a través de la herramienta. Una vez acabado el viaje, pueden puntuar al conductor y dejar un comentario que servirá de referencia a los futuros consumidores. Cada año, se publican más de 2,8 millones de opiniones entre usuarios y el 96% de ellas son positivas.

BlaBlaCar controla cualquier tipo de abuso que se pueda dar, como el límite del precio de un servicio o una circunstancia adversa en un viaje. Si el usuario obtiene valoraciones negativas, la plataforma lo estudia y es probable que sea expulsado de la comunidad.

La plataforma de coches compartidos ha resultado ser todo un éxito en nuestro país -y en el resto del mundo- ya que cada vez más los usuarios utilizan este servicio para moverse de un lugar a otro. A la hora de hacer un viaje, está considerada una alternativa más a los medios de transporte tradicionales debido a que su uso está más que asentado en la sociedad. De hecho, los consumidores de BlaBlaCar han conseguido ahorrar más de 1,4 billones de euros desde que el proyecto está en marcha.