El consumo crece y crece. Nuestros padres y abuelos no tenían muchos de los productos a los que ahora accedemos fácilmente. La ropa, la comida o incluso los viajes, cuentan con opciones low cost que permiten que la mayoría podamos disfrutarlos.
Esto, claro, tiene un precio. Para que el producto final se abarate, el coste de producción y distribución debe hacerlo también. De no ser así, la empresa que ofrece el servicio no sería rentable.
En este contexto, el comercio entra en conflicto con cosas como la sostenibilidad medioambiental o los derechos humanos, especialmente en los países productores.
Qué es el comercio justo
En la búsqueda de una actividad que contribuya al desarrollo sostenible, nace el concepto de comercio justo. Se trata de una iniciativa que persigue establecer un sistema de producción y distribución que proteja el medio ambiente y los derechos humanos.
Este lucha por involucrar a las empresas y mercados en una relación comercial justa, transparente y respetuosa basada en el diálogo.
Defiende que, esforzándonos conjuntamente, podemos buscar la forma de crear un sistema rentable que combata la pobreza, las desigualdades de género o el cambio climático entre otras cosas.
Todas las empresas que decidan sumarse a este proyecto de comercio justo, tienen que cumplir con los 10 principios que lo definen:
- Oportunidades para productores desfavorecidos: Conseguir que los productores en desventaja económica pasen de ser pobres a autosuficientes.
- Transparencia y responsabilidad: Involucrar a sus plantillas en la toma de decisiones y ser absolutamente transparentes con el cliente en lo que se refiere a la producción y comercialización de productos o servicios.
- Prácticas comerciales justas:Tratar de forma justa a los productores y no buscar aumentar sus ganancias a costa de ellos.
- Pago justo: Pagar el precio justo a los productores, así como establecer un precio final también justo para los consumidores. Este se alcanza a través del diálogo y la participación, permitiendo que una compañía sea rentable sin que su servicio sea inaccesible para la gente.
- No al trabajo infantil o explotación laboral: Velar por el bienestar infantil y por los derechos de los trabajadores.
- Igualdad de género, no discriminación y libertad de asociación
- Buenas condiciones de trabajo: Ofrecer a los empleados unas condiciones dignas y justas además de buscar productores que cumplan igualmente con ello.
- Desarrollo de capacidades: Ayudar a los productores para mejorar su gestión, de producción y de acceso al mercado.
- Promoción del comercio justo: Toda la información relacionada con esta iniciativa debe ponerse a disposición de los clientes.
- Respeto al medio ambiente: Buscar materias primas sostenibles, gestionar los residuos correctamente, etc.
Ventajas del comercio justo para una PYME
El comercio justo es claramente beneficioso para el medio ambiente y los derechos humanos, pero puede que te cuestiones si, además, ofrecería ventajas a tu pequeña o mediana empresa. La respuesta es sí.
La tendencia de los consumidores ha ido cambiando poco a poco, hasta situarnos en un momento en el que cada vez más usuarios demandan que los criterios de producción sean responsables.
En este sentido, sumarse al comercio justo generaría confianza en los clientes, lo que puede elevar tu éxito y hacer que tu empresa sea más rentable.
A mayor escala, esto también serviría para aumentar la competitividad, algo que impacta positivamente en la calidad y el precio finales de los productos y servicios.
Otra de las ventajas que aporta el comercio justo es la reducción de la competencia desleal. ¿Cómo? Establecer una relación justa con los productores evita que ciertos negocios los presionen lo suficiente como para abaratar demasiado los precios.
Los productos derivados del comercio justo tienen actualmente una certificación oficial reconocida por la Organización Internacional de Certificación del Comercio Justo. El sello acreditativo lo emite Fairtrade Labelling Organizations Internacional.
Si deseas implicar tu negocio no tienes más que distribuir productos con esta certificación, para lo que no necesitas ningún tipo de licencia especial. Puedes además adquirirlos para el lugar de trabajo.
Ejemplos de comercio justo en España
¿Conocías ya el comercio justo? Es probable que el término te sonara, pero quizás no te has encontrado con ningún ejemplo todavía. Pero lo cierto es que, en España, tiene presencia desde hace años.
Existen en nuestro país tiendas de comercio justo como Oxfam Intermón o SETEM, supermercados en los que se distribuye este tipo de productos, tiendas ecológicas especializadas y hasta máquinas de vending.
Los productos con este certificado más populares en España son el café, el azúcar, el cacao, el té, la quinoa y el arroz. La cosmética natural es también muy destacada dentro del comercio justo, distribuyendo cada vez más productos con ingredientes certificados.
Esta nueva forma de comerciar ha irrumpido también en el sector textil. Por un lado, hay tiendas de ropa de comercio justo, aunque la distribución es mucho más amplia.
Muchas marcas conocidas han decidido incorporar algunos productos fabricados con materias primas sostenibles (naturales o recicladas), algo que especifican en sus etiquetas.
No olvidemos los productos elaborados de forma artesanal comercializados en España a través de distintas ONGs. Estos suelen ofrecerse como regalos para eventos especiales, sean cumpleaños, bodas, comuniones u otro tipo de eventos.
Tanto desde la empresa como desde el consumidor, hay muchas formas de colaborar con el comercio justo. A nivel empresarial puede aportar ventajas al negocio, especialmente si se trata de un negocio pequeño, como ya has visto.
Sin embargo, es un proyecto que necesita la implicación colectiva. A la larga es la mejor opción ya que ¿vivir en un mundo más justo no es lo que queremos todos? Pues hay un largo camino por hacer.
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