Las tiendas de barrio de toda la vida se arman con trucos de tecnología pensados para que el pequeño comercio pueda seguir batallando frente a los grandes almacenes de comercio electrónico.
Y es que, no hace mucho tiempo atrás sabíamos que podíamos encontrar en el pequeño comercio de nuestro barrio todo aquello que necesitábamos. Moda, electrodomésticos, complementos, tecnología, decoración... y muchos más comercios especializados, ocupaban los mejores escaparates de las principales avenidas de nuestra localidad. Lo curioso es que esto sigue siendo así: el pequeño comercio, la tienda de barrio, pelea por seguir siendo suficiente, aunque nosotros muchas veces nos pasemos de frenada con eso de ponerle tecnología hasta al mero hecho de ir a por el pan. Por ello, estas tiendas de toda la vida intentan ponerse capas de tecnología para evitar un amargo destino. El chiste se cuenta solo.
Con la llegada de los grandes almacenes, el pequeño comercio temió lo peor, pero supo plantarles cara con un arma que los fríos e impersonales centros comerciales no tenían: cercanía, confianza y calidez en el trato. Supieron jugar bien sus cartas para sobrevivir a unos mastodontes comerciales que ofrecían de todo a unos precios más competitivos y en unos horarios bastante liberalizados.
Sin embargo, en la era de lo online, el comercio de proximidad haría bien en aliarse con las nuevas tecnologías para ser competitivo en un mercado lleno de ofertas, promociones y entregas a domicilio. Desde Yoigo Empresas y Negocios queremos echar un mano para que el pequeño comercio perdure en nuestras ciudades.
Son más de las 22 horas. Estás cómodamente en el sofá del salón viendo tu programa favorito. Y de repente piensas en aquellas Converse (que cada cual ponga su capricho) que querías. ¿Esperarás a mañana a ir de tiendas? Es poco probable. Lo más seguro es que en ese mismo instante saques tu smartphone y busques lo que quieres comprar. A partir de ahí, cada uno decidirá si añade el producto a la cesta virtual o va a la tienda física a tocarlo, probarlo y compralo.
En todo caso, es innegable que el teléfono móvil se ha convertido en el mayor centro comercial del mundo porque permite al cliente comprar donde y cuando y como quiere. La digitalización ha cambiado el paradigma de las compras. Ya no tenemos que adaptarnos a los horarios comerciales, sino que las tiendas están abiertas 24 horas los 365 días del año. Los tiempos de entrega y sus respectivas incidencias son harina de otro costal, ¿o no?
¿Y en esta era del e-commerce qué puede hacer el pequeño comercio para sobrevivir? Lo primero de todo no tener miedo a la digitalización. Analizar los pros y contras que le reportarían a su modelo de negocio el uso de nuevas tecnologías como las plataformas de comercio electrónico. Y, según apuntan desde la patronal del pequeño comercio, una de las estrategias sería la asociación del comercio de proximidad para ser más fuertes en el terreno del marketing y la logística.
Uno de los aspectos que más juegan a favor del pequeño comercio es la proximidad. No sólo porque en más de una ocasión los grandes almacenes -por un mero tema estadístico- fallan sus entregas añadiendo drama al día a día de un usuario que en realidad buscaba confort, sino porque consumir artículos de kilómetro cero está de moda.
Y esta moda, si no se ataja con un cierto rigor basado en la calidad-precio, es un arma de doble filo.
Muchas personas están dando un volantazo para elegir productos más naturales, más artesanales, menos procesados, con menos azúcar, sal, glutamato o plástico. Y eso es una oportunidad de oro, no solo para quien tiene un negocio, sino para todos los que vivimos en el planeta. Ahora bien, si esta elección se hace de manera responsable y disponiendo de una oferta también responsable, ¿qué podría salir mal?
Postureo, desviarse del camino y perturbar la verdadera esencia de los productos de kilómetro cero: en la medida en la que se utilicen para presumir en las redes sociales, o se conviertan en un reclamo aspiracional para imitar la vida de algún famoso, una consecuencia peligrosa y probable es que los productores empiecen a inflar los precios acercando el rubro más al lujo que a lo sostenible.
Y vuelta a empezar en la rueda del usuario que elige lo rápido y lo económico, antes que lo mejor.
Espacios diáfanos, con una decoración minimalista y una iluminación de neón azulada. Esta es la típica descripción de las tiendas del futuro que aparece en los relatos y cintas de ciencia ficción. Otro tópico recurrente es que los dependientes serán sustituidos por asistentes virtuales, ya sean en pantalla u holograma, que nos atenderán de forma exclusiva, educada y personalizada. La realidad, en cambio, se asemeja más bien poco.
La tecnología ya está jugando un papel clave entre los clientes, y aunque es cierto que las compras online crecen mes a mes, los clientes todavía queremos el contacto físico con el producto y el trato con el dependiente. Buscamos, encontramos y la compra, en todo caso, ya la haremos desde la tienda online.
Un estudio publicado por la Confederación Española de Comercio indica que “un 47% de los españoles espera que en el futuro se impulse la conectividad de las tiendas con el objetivo de buscar una mayor comodidad”. De acuerdo con la patronal de los autónomos y de la pequeña y media empresa, la tecnología puede ayudar con:
Además, un 60% de los encuestados respondió que un cliente habitual debe recibir un trato particular y señalaron como factores a tener en cuenta las políticas de consumo y de compromiso con el medio ambiente.
Los tiempos cambian y con ellos los usos y costumbres de los consumidores. Los gigantes del comercio tienen herramientas para adaptarse rápidamente al nuevo ecosistema, pero el pequeño comercio también puede usar las nuevas tecnologías para convivir en un mercado ampliamente liberalizado, donde los horarios apenas existen.
El comercio electrónico consiste en la compra y venta de productos o de servicios a través de medios electrónicos como las redes sociales, aplicaciones o páginas web. El concepto es simple, pero la materialización presenta ciertas complejidades. No es tan sencillo como crear una página web y esperar que los clientes vengan por sí solos. Tener tienda online es un primer paso de un largo camino.
Expertos en comercio minorista recomiendan que una estrategia acertada es que el pequeño comercio se agrupe para crear una plataforma e-commerce. Las dificultades no lo son tanto si los comerciantes se alían entre sí, como si fuesen los Vengadores contra Thanos. La asociación puede ser por zona o por sector. Todas las tiendas minoristas de una localidad podrían agruparse en una app para crear un centro comercial en la nube.
Desde las Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana avisan que la distribución a través de Internet supone acometer inversiones en logística para garantizar los envíos en un plazo razonable. Dar el salto al online también implica invertir en marketing digital. Si antes era suficiente anunciar las ofertas en el escaparate, ahora es recomendable hacer una buena campaña publicitaria para que nuestro amigo Google nos posicione en el primer puesto.
Tan conveniente es disponer de tienda online como recomendable desarrollar una aplicación móvil para facilitar las compras y la consulta del catálogo. Igual que en el punto anterior, aquí también podemos decir que la unión hace la fuerza. Si el pequeño comercio va a una conseguirá reducir costes en su proceso de digitalización y podrán establecer sinergias beneficiosas.
Los desarrolladores ponen a disposición de los pequeños negocios sistemas de plantillas para crear apps sencillas, pero funcionales, que se pueden activar desde un código QR en el mismo establecimiento, o mediante mecanismo igual de fáciles.
¿Por qué tener una app si eres un pequeño comercio? Para disponer de un medio de comunicación con el que dirigirte sin intermediarios a tus clientes para informarles de descuentos, promociones, sugerencias del día, novedades en el menú... Con una aplicación también se pude fidelizar a la clientela: ofertas especiales, programa de puntos o acciones de gamificación.
¿Quieres monitorizar tu tienda para averiguar como se comportan tus clientes? Ahora puedes hacerlo gracias al análisis de los datos digitales. La tecnología Wifi tracking es nuestra mejor espía, la que nos dirá todo aquello que se calla el potencial cliente.
El pequeño comercio puede contratar este servicio para saber cuántas personas pasan por el establecimiento, el tiempo medio que permanecen en el comercio, cuáles son las horas punta, qué productos son los más vendidos, ojeados... e incluso hacer un mapa de calor para descubrir que zonas de la tienda tiene más visitas.
Todos estos datos se obtienen de forma indirecta. Es nuestro smartphone quien chiva la información. Ya que la mayoría de nosotros no desconectamos los datos o la wifi cuando entramos en un establecimiento, nuestro teléfono ofrece al dueño del comercio una gran cantidad de información que puede analizar para mejorar su negocio.
Un visionario ya nos dijo que con el móvil lo podríamos hacer casi todo sin salir de casa. Y la profecía parece que se está cumpliendo. ¿Quién hubiese imaginado que con una app podríamos encargar a domicilio una hamburguesa completa pasada la medianoche?
Las grandes cadenas fueron las primeras en copar el mundo online, pero el pequeño comercio también tiene a su alcance las mismas herramientas tecnológicas para ser una alternativa competitiva.