Es de sobra sabido que la hucha de las pensiones española está bajo mínimos. Por eso, lo que antes era considerado un lujo, elegir entre un fondo de inversión o un plan de pensiones, a día de hoy es prácticamente una necesidad. Aunque es de esperar que no se recorte un derecho tan vital como este, lo mejor es empezar a buscar alternativas que, llegado el momento de la jubilación, nos permitan mantener cierto ritmo de vida.
Eso sí, antes de contratar ningún tipo de solución económica, conviene conocer las diferencias entre un fondo de inversión y un plan de pensiones. ¿Qué gasto conlleva cada uno de ellos? ¿Y qué riesgos? Porque sí, la gran mayoría de productos bancarios conllevan riesgos, y sería de completos descerebrados no sopesarlos antes de elegir una u otra opción. Hoy venimos a contaros todo lo que debéis saber en lo que respecta a la batalla entre plan de pensiones vs fondo de inversión. Así, si de verdad estáis considerando elegir entre los dos productos, lo haréis sabiamente, ¡muy atentos, que esto os interesa!
Cuando hablamos de qúe es un fondo de inversión, lo primero que debemos saber es que, aunque pensamos que está destinado a un público muy determinado, en realidad se trata de un producto apto para todo tipo de personas. Desde inversores experimentados hasta ahorradores que, como todo trabajador, quieren empezar a plantearse un futuro mejor. La verdad, como ya hemos comentado, plantearse opciones para la jubilación es algo cada vez más común en nuestra sociedad. Y si no cambian las cosas, lo será aún más, ¡así que todo lo que llevemos adelantado llegado el momento, mejor que mejor!
Una de las principales ventajas de los fondos de inversión es que se puede empezar con ellos desde cantidades muy pequeñas. Es decir, son como una hucha, pero en vez de almacenar nuestro dinero, los inversores generan cierta rentabilidad con los fondos de inversión. Además, invertir en un fondo de inversión tienen una gran ventaja frente a los planes de pensiones, sobre todo si los fondos de inversión son para autónomos.
¿A qué nos referimos? Pues a que los fondos de inversión no tributan hasta el momento de su reembolso, y además pueden ser traspasados a otros fondos sin ningún tipo de inconveniente ni sobrecargo. Esto, teniendo en cuenta que la pensión de jubilación de un trabajador por cuenta propia siempre será bastante inferior a las de uno por cuenta ajena, hace que elegir un buen producto financiero resulte algo crucial para un emprendedor.
Y ahora la pregunta del millón, ¿cuándo es el mejor momento para empezar con un fondo de inversión? Esta respuesta siempre es fácil de responder, ¡cuanto antes!
El nombre de este producto financiero no está escogido al azar, y es que el capital de cada inversor va a parar a un fondo común a cambio de participaciones. Es decir, el inversor confía su dinero a un grupo de inversores que lo mueve invirtiéndolo como estima oportuno. Dichas inversiones entran a formar parte de la cartera del fondo. De este modo, cuanto mayor es la cartera del fondo, más valor tienen las participaciones del inversor, que va viendo cómo la cantidad que invirtió en un primer momento multiplica su valor a lo largo del tiempo.
Además, el hecho de poder traspasar los fondos de un fondo a otro resulta de lo más útil a nivel tributario. Mientras que su tuviésemos acciones no nos quedaría otra que venderlas y pagar los impuestos correspondientes para luego comprar otras, en los fondos de inversión podemos mover el dinero de uno de mayor riesgo a uno que dé menores problemas sin tener que rendir cuentas hasta el momento de la retirada definitiva del dinero.
Eso sí, nunca hay que perder de vista que un fondo de inversión no es un producto de ahorro, por lo que tiene un mayor riesgo que, como veremos a continuación, un plan de pensiones. Cierto, podemos ganar bastante más dinero con un buen fondo, o moviéndonos entre varios a lo largo de los años, pero también podemos perderlo. Así que mucho ojo y mucha atención, no conviene tener todos nuestros ahorros en un mismo fondo, ¡lo mejor es aprender a diversificar!
A la hora de hablar de un plan de pensiones, lo primero que hay que tener claro es que no vamos a volvernos rico con él. Se trata de un producto financiero de ahorro que, aunque sí que nos dará cierto rédito, está pensado como una hucha con la que poder complementar luego la pensión que nos corresponda por los años cotizados en la Seguridad Social. De hecho, aunque en España aún somos algo reacios porque lo vemos como un gasto extra en une época que no está para florituras, invertir en un plan de pensiones es algo de lo más habitual en cualquier lugar del mundo.
Tal y como ya os hemos dicho, el hecho de que los autónomos dispongan de una pensión de jubilación mucho menor que la de los trabajadores por cuenta ajena hace que los planes de pensiones para autónomos sean algo prácticamente obligatorio si no quieren llevarse ningún sobresalto en su vejez. Una mala gestión del dinero a lo largo de la vida profesional puede hacer que lleguemos al final de la misma sin ahorros ni patrimonio. Llegado ese caso, haber sido cautos y tener bien llena la hucha del plan de pensiones constituye un auténtico salvavidas.
El hecho de ser un plan de ahorro hace que el riesgo que se corre en las inversiones sea mínimo. Así, la persona que quiera retirar su capital una vez jubilada, retirará tanto su dinero como las ganancias que este haya generado, aunque sean minúsculas en comparación con las que pueden generarse sabiendo navegar entre los distintos planes de inversión. Eso sí, las características especiales de este tipo de producto hace que no se puedan invertir en él más de 2.000 euros al año, pero veamos esto con un poco más de detalle.
El hecho de ser un producto de ahorro y no de inversión supone que el funcionamiento de un plan de pensiones sea bastante distinto al de un fondo de inversión.
Eso sí, a diferencia del fondo de inversión, que puede cancelarse en cualquier momento, el plan de pensiones está pensado para empezar a cobrarse a partir del momento en el que el trabajador acceda a su jubilación. Es, como ya hemos dicho, un complemento a la pensión contributiva que le corresponde a cada trabajador, y así es como hay que verlo.
De hecho, si algo le sucediese al contratante de dicho plan de pensiones, los beneficiarios o herederos tributarán la cantidad recibida en IRPF como rendimientos del trabajo. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en ningún caso podrán hacerlo en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, ¡así que mucho ojo con esto!
Además, en función de la entidad con la que tengamos firmado el contrato, podremos rescatar nuestro capital si se cumplen ciertos requisitos, como estar en situación de desempleo y necesitar el dinero para poder afrontar los pagos del día a día ante los que, de otro modo, nos sería imposible responder.
¿La mejor manera de dibujar un plan de pensiones en la mente? Se trata de una hucha, un dinero que una entidad nos guarda durante muchos años y que más tarde, llegado el momento de la jubilación, nos ayudará a vivir mucho mejor.
La verdad es que decantarnos por uno u otro, fondo de inversión o plan de pensiones, sin conocer más datos, resulta algo harto complicado. Para empezar, dependerá de la situación económica de cada cual, de la estabilidad que le ofrezca su trabajo y, sobre todo, del carácter del contratante. Del carácter, sí, porque una persona que no suele arriesgar en lo económico no estará nunca contenta con su fondo de inversión por mucho rédito económico que este le ofrezca. Además, para garantizar el éxito en este tipo de producto conviene estar bastante atento a él, ya que algo que hoy es seguro, pasado mañana puede ser de alto riesgo. ¡Y si nos despistamos, podemos quedarnos sin nada!
Sin embargo, un plan de pensiones es un producto económico con riesgos mínimos. Sí, las entidades que nos lo ofrecen hacen inversiones con ellos, de eso viven, pero se trata de cantidades controladas y en productos y oportunidades con escaso riesgo. Es decir, les ayudamos a crecer económicamente poco a poco a cambio de que nos guarden (y nos aseguren) nuestro dinero para dentro de unos años Y de que nos den una parte del pastel, ¡eso también!
La verdad es que, sabiendo lo que cuesta ganar el dinero, sobre todo cuando se es autónomo, nos da mucha rabia que una mala inversión pueda dar al traste con los ahorros de toda una vida. Por eso nuestro primer consejo siempre será que vayáis a lo seguro y os hagáis con un plan de pensiones. El dinero siempre estará ahí, disponible para cuando más falta os haga aún incluso si esto ocurre antes de la jubilación. ¡Aseguraos de que dicha cláusula está presente en vuestro contrato!
Ahora bien, si estáis en una época de bonanza y os apetece arriesgar, invertid una parte en uno o más fondos de pensiones. Al final, ver cómo nuestro dinero va creciendo sin que nosotros hagamos prácticamente nada es una auténtica gozada. Eso sí, por muy jugoso que os parezca uno en concreto, no invirtáis todo el capital que tengáis disponible en un mismo fondo porque lo que hoy es blanco mañana puede ser negro.
En resumen: que si solo podéis permitiros uno de estos dos productos financieros, que sea un plan de pensiones, siempre. Lo otro es para quien se pueda permitir llevarse algún susto, ¡que por gracia o por desgracia no es todo el mundo!
Y si queréis más riesgo… atentos a nuestra selección de las mejores películas para emprendedores, ¡siempre hay algo que aprender!