Muchos de los éxitos del presente se entienden por los orígenes. Es el caso de WhatsApp, la aplicación de mensajería que predomina por excelencia y que en poco más de diez años ha conseguido imponerse en casi todo el planeta.
Su penetración y dominio es abrumador. Sus colores se reconocen casi al instante y sin referencias. Pero… ¿Cómo nació WhatsApp? ¿De qué manera se gestó esta idea que lidera en la actualidad la mensajería en Occidente?
Es momento de que repasemos cuál es el camino que ha llevado a cabo hasta ahora y cómo ha sabido a transformarse: desde su creación como idea de emprendimiento, hasta la adquisición por parte de Facebook y los avances disruptivos que ha realizado para situarse como referente.
WhatssApp es una aplicación de mensajería instantánea que permite a los usuarios que disponen de un smatphone intercambiar mensajes de texto, imágenes, vídeos o audios de forma gratuita. Esto ya lo sabemos y seguramente no hay nadie que tenga dudas de en qué consiste.
Se trata de una app más utilizadas del mundo —cuenta actualmente con más de 2.000 millones de usuarios activos— y su concepción supuso el fin de los SMS, que era uno de los canales de comunicación más utilizados allá por los albores del 2000.
Su florecimiento supuso una tremenda revolución a la hora de realizar las comunicaciones diarias. De ahí a que resulte interesante saber cuál es la historia de WhatsApp: cómo se creó y cómo ha llegado a dominar la mensajería de todo occidente. ¿Qué se esconde tras esta herramienta tan útil?
Bajo el proyecto, como suele suceder en estos casos, se esconde la mente de Jan Koum, un emprendedor ucraniano que emigró a Estados Unidos cuando solo tenía 16 años. Su interés siempre había pasado por triunfar; sin importar la forma ni el contenido. Y lo persiguió hasta que lo consiguió.
En el año 2009 Koum se compró un iPhone y entonces comprendió que las apps cambiarían el futuro de los móviles. Fue entonces cuando se puso manos a la obra para lanzar WhatsApp, la que a posteriori sería la aplicación más descargada en dispositivos móviles.
Se dice que la idea del lanzamiento surgió en la cabeza del creador porque el gimnasio al que iba diariamente no aceptaba el uso de teléfonos móviles, y eso provocaba que perdiese muchas llamadas durante el entrenamiento.
Como solución, se le ocurrió que en la lista de contactos del móvil apareciera junto al nombre una etiqueta sobre el estado (en casa, en el gimnasio, ocupado, en línea, etc). De esta forma, permitiría a otros usuarios saber si esa persona está operativa para poder hacer llamadas o mensajes.
En febrero de 2009 fundó la empresa y la llamó WhatsApp. Este curioso nombre es el resultado de un juego de palabras entre: “What’s up?”, traducido como “¿qué pasa?” y "App", la abreviatura de la palabra application (aplicación). En mayo de ese mismo año ya tenían la aplicación en Apple Store.
Koum no cedió a las tentaciones corporativas y mantuvo su producto lejos de juegos monetizables y publicidad; solo atada a la comunicación. Esto último sería muy determinante en la historia y filosofía de la empresa durante los siguientes años.
“El triunfo inicial de WhatsApp reside en esa democratización de la comunicación mediante el mensaje con otros usuarios, en su gratuidad y en evitar que los anuncios predominasen en la aplicación”, asegura Javier Jiménez, analista y editor en Xataka.
No obstante, como siempre suele suceder con las nuevas ideas, los comienzos de WhatsApp fueron bastante difíciles, pues la app tenía algunos fallosy acumulaba muy pocas descargas.
Aquí es donde aparece la figura de Brian Acton, uno de los programadores principales, y principal fuente de motivación anímica de Koum para que no desistiera. En aquel momento Apple actualizó el software de iPhone y permitió que llegaran notificaciones.
De ahí a que Koum realizase las modificaciones correspondientes para que la app notificara a sus usuarios cada vez que un contacto cambiaba su estado. Gracias a esto, Koum había creado, sin quererlo, un sistema de mensajería instantánea.
Después de varios cambios, así fue como nació WhatsApp 2.0, la versión primigenia de la app que tenemos en nuestros móviles ahora. En dos meses alcanzó los 250.000 usuarios. Con esto Acton se dio cuenta de la creación de Koum, y decidió invertir 250.000 dólares para convertirse en cofundador de la empresa.
En un inicio WhatsApp se balanceaba entre el modelo de pago y el gratuito porque su crecimiento estaba siendo tan veloz que hacía complicado mantener los servidores.Por eso Koum y Acton pensaban en ponerle precio para ralentizar el número de nuevos usuarios.
En la segunda década del siglo XXI, WhatsApp ya era una alternativa rápida y útil para comunicarse con otras personas. Que no tuviera anuncios y que fuera gratuita ayudaría mucho a consolidar la imagen que tiene hoy en día.
“Su éxito se ha ido escribiendo casi de una forma instintiva”
“WhatsApp fue dando los pasos adecuados para cimentar su crecimiento de largo plazo… Su éxito se ha ido escribiendo casi de una forma instintiva”, cuenta Alberto García, analista tecnológico.
WhatsApp siguió creciendo de forma exponencial y rápida en los siguientes años. Fue en 2014 cuando Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, decidiría comprarla por 19.000 millones de dólares.
Esta cantidad se repartió de la siguiente manera: 12.000 millones en acciones de Facebook, 4.000 millones en cash y otros 3.000 millones en forma de acciones destinadas a los trabajadores y fundadores del popular servicio de mensajería.
Zuckerberg no tardaría ni un mes en aplicar los primeros cambios tras la compra. Ahí es cuando entró en escena el doble check azul. Una herramienta que cayó del cielo, pero que en un primer momento generó roces por la obligatoriedad de su instalación.
El equipo del magnate tecnológico respondió rápido añadiendo nuevas opciones de configuración que permitían controlar la privacidad: marcar quién puede ver tu estado del perfil, desactivar el doble check azul, etc.
“Zuckerberg supo leer las necesidades de WhatsApp, a pesar de las reticencias iniciales de la comunidad”, agrega, Jiménez.
Aunque en 2012 el servició comenzó a utilizar encriptación, las claves podían ser leídas por terceros como la NSA. Facebook cambió las reglas del juego y en 2014 estableció un sistema de cifrado punto a punto, a través de la aplicación TextSecure de Open Whisper System.
Hoy las claves generadas no las conoce nadie, ni siquiera por WhatsApp.
Según relataba por aquel instante Koum, “el alto engagement y rápido crecimiento de WhatsApp están motivados por sus simples, poderosas e inmediatas capacidades de mensajería.”
Esta transacción será muy significativa en la historia de la tecnología moderna, ya que, con dicha adquisición, la empresa de Zuckerberg se convertía en la propietaria de las redes sociales con más usuarios del mundo: WhatsApp, Facebook e Instagram.
Una de las principales condiciones de compra que estableció Koum con Zuckerberg fue que WhatsApp siguiera manteniendo su esencia inicial: una app segura que respeta la libertad de expresión y la privacidad de sus usuarios.
Por tanto, WhatsApp seguiría trabajando de forma independiente a Facebook y únicamente se pactarían los planes de futuro de la compañía (mediados directamente entre Koum y Zuckerberg). La línea estratégica siempre se encontraba en el ojo del huracán.
Hubo un periodo de calma larga, hasta que en 2018 emergió el escándalo de Cambridge Analytica. Una empresa que se había encargado en 2016 de la campaña política de Donald Trump, estaba manejando información proporcionada por las plataformas de Zuckerberg.
Los expertos estiman que se estaba utilizando datos sin autorización de aproximadamente 50 millones de personas. CA utilizaba esta información para realizar campañas electorales mucho más efectivas e influir sobre los ciudadanos en base a sus intereses, búsquedas o aficiones. Y WhatsApp estaba en el disparadero.
Este escándalo provocó que Koum, fundador e ideólogo de WhatsApp, tomase la decisión de dejar su puesto en la compañía fundada por él mismo. Aseguraría no estar de acuerdo con el concepto de “privacidad” de Zuckerberg y se bajaría del barco sin dudarlo.
Acton también renunciaría a su puesto en Facebook e incluso promovería en su momento una campaña en contra de la red social de Zuckerberg a través de Twitter, conocida como #DeleteFacebook, en la que se invitaba a los millones de usuarios a borrar sus perfiles.
Poco más tarde, en 2018, WhatsApp tomaría la decisión de convertirse en el perfecto intermediario entre un particular y una empresa.
Es así como nació WhatsApp Bussiness, una nueva extensión de la aplicación original, que ofrece una vía de comunicación rápida, sencilla y segura, para las peticiones de los clientes de las diferentes empresas y servicios.
Se envían más de 100.000 millones de mensajes al día a través de WhatsApp y desde que se han incluido las llamadas o videollamadas gratuitas, se ha convertido en una app imprescindible para los usuarios que la usan.
En aras de hacer más fácil el acceso a la plataforma, Facebook creó el servicio WhatsApp Web. Para entrar a este servicio no hay más que ir al menú de WhatsApp para smartphone y elegir la opción Web.
“WhatsApp Web solamente muestra mensajes, ni almacena ni permite borrarlos desde la web”
“Cabe destacar que la versión web de WhatsApp actúa como espejo de la versión para smartphone. Es decir, solamente muestra mensajes, ni almacena ni permite borrarlos desde la web”, apunta García.
A ello hay que sumarle que nada más comprar WhatsApp, Facebook prometió un servicio de voz IP. La noticia caló tan hondo en la comunidad que, cuando el servicio comenzó a funcionar, tuvieron que establecer un sistema de invitaciones para evitar el colapso de la red.
Los problemas, sin embargo, no acababan ahí. Como la aplicación está presente en todos los países del mundo, las operadoras empezaron a bloquear los servicios de voz IP en sus tarifas más baratas con el fin de impedir su uso. Hoy hay importantes divergencias según territorio.
¿Qué pasará en el futuro? Mientras continúa consolidando el modelo de negocio, la app abre las puertas a más y más funciones: modo vacaciones, notas de voz aceleradas, cuentas multidispositivo, cifrado en las copias de la nube, etc.
La historia de WhatsApp se ha escrito con letras doradas en su conjunto, aunque no ha dejado de toparse con obstáculos en el camino. Veremos que es lo que el destino le termina deparando a este ya esperanto digital.