Dirigir un equipo de gente no es tarea fácil. El liderazgo no está al alcance de todo el mundo, ya que requiere combinar una serie de habilidades que pasan por saber tolerar la presión, ser muy organizado, tener autoridad y motivar a los empleados.
Esta última sea quizás el mayor reto, ya que no todas las personas responden a los mismos estímulos. No todo cae en manos de las empresas. Como empleado, también te interesa mejorar tu productividad, para rebajas tus niveles de estrés y ansiedad.
Dentro de la gran cantidad de herramientas pensadas para esto, vamos a hablarte de una que suele dar muy buenos resultados: la música.
Muchas personas afirman que escuchar música mientras trabajan les resulta imposible, ya que se desconcentran y son incapaces de seguir prestando atención a sus tareas.
Sin embargo, otros defienden todo lo contrario: gracias a la música se abstraen del entorno y se concentran exclusivamente en su trabajo. Pero, ¿cuál es el efecto real que causa la música en nosotros?
A nivel biológico no hay discusión posible (esto es cosa de ciencia): la música nos hace segregar dopamina, también conocida como la “hormona del placer”. Es decir, que nos genera placer sí o sí. Esto, por supuesto, de forma descontextualizada.
Lo hace un neurotransmisor directamente relacionado con la motivación, la recompensa, la atención y el aprendizaje entre otras cosas. Por lo tanto, en este sentido sí que hay evidencias de que la música potencia nuestra capacidad productiva.
No obstante, eso no significa que cualquier estilo musical sea apto insertarlo en nuestra jornada laboral. Y es que, muchos expertos opinan que la mejor opción pasa por decantarse por la música instrumental.
Otras evidencias de los beneficios para la productividad los aporta un estudio realizado por un banco británico cuya conclusión fue que los empleados aumentan su rendimiento en un 12,5% cuando escuchan música.
Ciertamente, si comparamos cómo afecta a una persona escuchar música con estar expuesta fuertes ruidos ambientales, parece claro que la primera opción es mucho más interesante para alcanzar la concentración.
Aun así, insistimos en que no cualquier tipo de música sirve, sobre todo teniendo en cuenta que esta no afecta exactamente igual a todo el mundo. El tipo de tarea que lleves a cabo también está relacionado con la concentración y el rendimiento.
Recordemos que la música nos ayuda a segregar dopamina, algo que aparte de contribuir a la atención y al rendimiento, nos sirve para estar más felices. Esta sensación, a su vez, nos hace relacionar nuestro trabajo con un sentimiento positivo.
Teniendo esto en cuenta, para muchos es lógico pensar que lo ideal es ponernos nuestras canciones favoritas cuando estamos trabajando, lo que nos hará ser mucho más productivos.
No debemos olvidar que el objetivo de escuchar música en la jornada laboral es el de mejorar nuestro rendimiento, algo que puede no ocurrir si nos ponemos nuestras canciones favoritas.
Cuando suena una canción cuya melodía o letra nos gusta mucho y, por supuesto, conocemos bien, podemos tender a desviar nuestra atención a lo que está sonando en ese momento. Por tanto, sería contraproducente.
Como ya hemos explicado anteriormente, la música no afecta igual a todas las personas, como tampoco son iguales las tareas que llevamos a cabo.
Si tus labores son físicas, por ejemplo, te dedicas a limpiar, escuchar la música que te gusta tiende a ser muy positivo, ya que la atención que requiere tu tarea es perfectamente compatible.
Por otro lado, si te dedicas a otro tipo de labores como las administrativas, la redacción u otra cosa similar, el ruido puede disminuir tu rendimiento. La concentración que estas tareas requieren es distinta a la de realizar trabajos más físicos.
Dependiendo de cuál sea tu actividad laboral y cómo reacciones a los diferentes estilos musicales, deberás elegir aquel que mejor te ayude a concentrarte. Estos son los tipos que recomiendan los expertos a nivel general.
Estos son solo varios ejemplos de los efectos que los diferentes estilos de música pueden tener en nuestra productividad, lo que no significa que sean los ideales para ti.
La mejor forma de averiguar qué te funciona mejor, es probar varias opciones. O, quizás, seas de los que prefiere trabajar sin música. En todo caso, la ciencia avala su uso para aumentar el rendimiento.
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