Emprender no debe tener trabas por la edad. Ni mucho menos. En los últimos años el emprendimiento sénior ha ido cobrando fuerza y hay modelos de éxito que pueden tomarse como referencia. Montar un negocio no tiene que ser síntoma de juventud, sino que puede suponer exitoso con el factor de la experiencia.
El emprendimiento sénior, más aún en la nueva era que deja la pandemia, se está poniendo en más valor que nunca. Ha llegado como un elemento que puede marcar la diferencia y hay cifras que así lo reafirman.
El 31% de las iniciativas emprendedoras consolidadas son impulsadas por personas entre los 55 y los 64 años y el 39%, por perfiles que oscilan entre los 45 y los 54 años, según el Global Entrepreneurship Monitor.
Según Eurostat, en España, la tasa de actividad de las personas entre los 60 y los 64 años es del 45%. De igual modo, el 72% de los españoles que se sitúa entre los 55 y los 59 permanece activo, mientras que, en Alemania y Suecia, por ejemplo, esta cifra alcanza el 83% y el 89%, respectivamente.
Muchas personas pueden cuestionarse porqué han de embarcarse, teniendo en cuenta que cuesta más ser aventurado a mayor edad. Pero los números hablan en contra de esta sensación.
Benjamin F. Jones, economista de la Kellogg School of Management (Estados Unidos) hizo un análisis de los antecedentes de los ganadores del Premio Nobel y otros grandes inventores del Siglo XX y descubrió que la edad media a la que hicieron sus grandes innovaciones fue a los 39 años.
Thomas Schøtt, profesor de emprendimiento en la Universidad del Sur de Dinamarca y principal autor del citado informe, destaca que los emprendedores sénior traen consigo una serie de beneficios.
“Todo adulto mayor que trabaja por cuenta propia evita convertirse en una carga financiera para la sociedad y, permaneciendo económicamente activo, contribuye a la economía de su país a través del pago de impuestos”.
También considera que estos perfiles están mejor situados que otros: “tienen más probabilidades que los jóvenes de emplear a más de cinco personas en sus negocios, por lo que no sólo están generando autoempleo, sino que están creando nuevos puestos de trabajo”.
Antonio Serrano, abogado, y CEO de Spacetechies, plataforma dedicada a la enseñanza de tecnología, competencias digitales, programación y robótica, es un ejemplo de cómo no rendirse tiene sus frutos. Piensa que hay grandes motivos para arrancar un proyecto en cualquier momento de nuestra vida.
“Lo importante no es la edad, son las ganas, la actitud y la aptitud”, describe. “Todos podemos ser emprendedores y arrancar un proyecto e importa el ánimo para llevarlos a cabo”, concreta.
El gen emprendedor, tal y como expone Alicia Zurita, fundadora y CEO de Lubets, marca de lubricantes personales y geles íntimos que fundó no en sus inicios profesionales, no está ligado a ninguna generación o edad concreta.“Mis inquietudes desde niña me han llevado hasta aquí tras mucha experiencia en el sector, de ahí surgen mis propios proyectos”, comenta.
“Después de 10 años en el sector informático aposté por el sector erótico y aquí sigo… Me apasiona ver su evolución y en el dulce momento que se encuentra con un mercado ya maduro”, reconoce. Por consiguiente, siempre es buen momento.
Seguramente, una de las dudas que muchos se pueden plantear es si al final puedes terminar tirando la toalla. Sin embargo, las experiencias de los emprendedores sénior que han consolidado sus modelos de negocio invitan a centrarse en las razones por las que es muy importante no cesar en el empeño.
“La vida está llena de cambios, de incertidumbres… Se presentan muchas dificultades y no siempre es fácil, pero no hay que rendirse, ya que la vida está para vivirla y hay que ser resilientes”, dice Serrano.
“Todos, desde nuestro ámbito de acción, debemos tratar de construir un mundo más sano”
Ofelia Marín, cofundadora de Lamucca, empresa familiar que ya cuenta con siete restaurantes en Madrid, centrándose en sus vivencias, ahonda más en las grandes motivaciones que existen en este plano.
“Para mí el argumento más importante es que todos, desde nuestro ámbito de acción, debemos tratar de construir un mundo más sano, más justo y solidario”, comenta.
“La hostelería es nuestra oportunidad de intentar demostrar que un restaurante ecológico puede ser un lugar divertido en el que se come rico y sano, lejos del arquetipo de que lo eco es aburrido e insulso”, dice desde su punto de vista profesional.
Para Zurita, en esta línea, es importante sobreponerse a los malos momentos al recordar que podría haber tenido muchos para rendirse. “Por eso, estar sola con dos niños que dependen de mí debería ser el principal motivo para ‘no jugar’ y aportar seguridad”, asevera.
No obstante, a pesar de la pandemia, de las dificultades para encontrar la financiación, de las dudas que se puede plantear sobre el proyecto puesto en marcha, la clave para conseguir las metas que se han trazado en el horizonte es que siempre hay que mantenerse firme. Que el árbol no impida en ningún momento ver el bosque.
La fundadora de Lubets lo explica con claridad: “¿Qué me hace seguir adelante? Principalmente la confianza en mis ideas, ya que te proporciona conseguir que enamores a tus entornos y todo sea más fácil; al final, que te guste mucho lo que haces ayuda a convertir las trabas en nuevos retos”.
Arrancar una nueva fase a nivel profesional abarca muchos aspectos. No es lo mismo iniciarse con 20 años, que desarrollar un proyecto a partir de los 50, por poner un ejemplo.
Pero es cierto que hay cosas curiosas que se deben tener en cuenta. Los emprendedores sénior cuentan con algunas ventajas, que pueden hacer que sus ideas terminen cuajando un mayor éxito.
En primer lugar, la ilusión y el trabajo. Es una etapa de mucha ilusión y mucho trabajo, tal y como cuenta Ernesto Bravo, CEO de Familiados, plataforma online donde cuidadores profesionales ofrecen sus servicios.
“El reto es ir tomando buenas decisiones que te mantengan en el juego hasta que todo se aclare un poco”, concreta. Serrano, por su parte, cree que los emprendedores sénior muestran la ilusión y curiosidad.
¿Qué más se puede destacar, en este sentido? Llevar a cabo un emprendimiento sénior supone una mayor experiencia y contactos. Estos son muy importantes a la hora de poner en marcha un proyecto en edad sénior, ya que al principio necesitas aliados, y ellos pueden ser tus primeros clientes, socios o proveedores.
También el poder de adaptación y el compromiso es mayor que en los jóvenes, no porque sean mejores, sino por su experiencia profesional.
“El 78% de los españoles entre 18 y 54 años pondría en marcha un proyecto con el objetivo de obtener un beneficio o recompensa”
Por otro lado, se produce una mayor vocación social. Los emprendedores más veteranos trabajan, asimismo, con una gran vocación de servicio público. Según el informe de Metroscopia y Aquarius, el 78% de los españoles entre 18 y 54 años pondría en marcha un proyecto con el objetivo de obtener un beneficio o recompensa y el 75% lo haría con el afán de lograr el reconocimiento social.
En última instancia, arrastra el esfuerzo del mérito y tolerancia al fracaso. A modo general, otra de las peculiaridades es que estos profesionales tienen un mayor autoconocimiento –fundamental para un emprendedor– de sus gustos, satisfacciones, motivaciones, fortalezas y debilidades.
Empezar el camino puede ser lo que resulte más complejo. Aunque luego cambia una vez que se pone en práctica. Todo es siempre más complicado de lo que parece, pero focalizándose en lo que se hace bien se pueden obtener grandes resultados.
Emprender un negocio, al final, es también un proceso de crecimiento que tiene sus fases. Y, como afortunadamente lo llevan a cabo personas, tiene unos ritmos que no solo marca el mercado, sino también los que luchan por hacer grande un sueño. Así, se pueden seguir unas pautas.
La innovación es un punto de interés a tener presente. Este concepto debe ser nuestra respuesta frente al cambio, ante la incertidumbre. “Debe ser entendida como una actitud, como una mirada diferente y la voluntad de hacer las cosas cada día un poco mejor”, resalta Serrano.
“Recordemos, además, que los seres humanos somos seres inteligentes y la inteligencia no es otra cosa que nuestra capacidad de adaptarnos a entornos de incertidumbre”, agrega.
Asimismo, la apuesta por la formación. Nunca se sabe lo suficiente y tener la mente abierta es vital para alcanzar los éxitos. “No hay que perder la curiosidad y seguir aprendiendo, seguir leyendo, seguir viajando para empezar de nuevo”, detalla el CEO de Spacetechies.
A ello hay que sumarle que las buenas asociaciones son vitales. Para Bravo una buena recomendación es rodearse bien. “Busca buenos socios, y gastad lo menos posible en probar el valor que queréis aportar, que sea premiado por los usuarios”, indica. Y entonces prototipar, para siempre gastar el mínimo, centrándose en tener recursos en la caja para poder seguir”, agrega.
Por último, tener una mente apacible es otro consejo para tener en consideración. Según Zurita, no pensar que lo malo es muy negativo ni que lo bueno desate la euforia resulta primordial.
El punto de equilibrio. “Hay que estar tranquilos, aprender de todos los procesos, tener locura en la imaginación y ser positiva”, señala.
En última instancia, hay que tener como referencia un asunto de gran relevancia como es el de la formación. En definitiva, cómo un nuevo emprendedor puede formarse y qué herramientas, en definitiva, tiene a su alcance.
En esta línea, la primera opción siempre es leer. “Acudir a foros, mezclarse, estar abiertos y seguir leyendo es una opción que se debe tener muy presente y, si te lo puedes permitir, un máster de primera línea en escuelas tipo IESE te ahorrará unos cuantos errores”, opina el CEO de Familiados.
La realidad es que la formación en la actualidad se puede hacer en cualquier momento, sin necesidad de una gran inversión en tiempo y dinero, que muchas veces no te lleva a nada.
“Hoy en día si quieres estar al día hay muchas plataformas con miles de cursos profesionales y de calidad (…) Es algo que me encanta y que me aporta muchísimo”, dice Marín.
Si tienes un espíritu inquieto, tal y como analiza, es muy fácil que encuentres las herramientas para emprender: “te juntarás con otros emprendedores, leerás, estudiarás, conocerás a inversores y un largo etcétera”.
Ser emprendedor no tiene final La gran ventaja de hoy en día es que podemos crear una malla curricular a medida. Hay posibilidad de combinar la formación de una Universidad o una Escuela de Negocios, con un curso online, leyendo la Wikipedia o suscribiéndonos a un canal de YouTube. Las opciones son infinitas.
“Todos estos cambios nos llevan a dos conceptos anglosajones que creo que debemos tener muy presentes y que están muy relacionados entre sí, a saber: por una parte, a la learnability, esto es, nuestra predisposición a formarnos; y el lifelong learning, es decir, la necesidad de formarnos continuamente a lo largo de nuestra vida”, comenta Serrano.
En definitiva y, como decía Benjamin Franklin, “una inversión en conocimiento paga el mejor interés”. El emprendimiento sénior puede dar más vértigo, pero los éxitos se pueden cosechar gracias a la experiencia, a los contactos y a la cultura del esfuerzo arraigada a la edad.