Unos pocos años de democratización del sector no harán que la imagen déspota y avara del protagonista del Monopoly cambie. Sin embargo, durante las próximas décadas la barrera infranqueable que rodeaba a los mercados podría terminar de desaparecer.
En ese proceso las Fintech se erigirían como grandes protagonistas de la Transformación Digital de la bolsa; unas empresas incluidas en un sector bañado en FOMO cuyas predicciones, de The Global Fintech Market, apuntan a los 305.000 millones de dólares de valor de mercado para el año 2025.
Estos negocios basados en softwares y Machine Learning “han hecho que los pagos de bienes y servicios sean más rápidos, fáciles, accesibles y económicos para los clientes”, al tiempo que simplificaban trámites y ablandaban las perniciosas comisiones de la actividad bursátil.
En poco más de una década las Fintech se han ido ramificando en distintas áreas — seguros, patrimonio, trading—, quedando la gestión indexada o pasiva como gran soporte para los productos de gran consumo que ahora comienzan a expandirse subidos al contagioso “boca a boca” y a la ubicua publicidad digital.
Así, de acuerdo con el informe Fintech al Servicio del Cliente confeccionado por el Observatorio de Digitalización Financiera, en España existían en 2019 ya unas 300 empresas Fintech, de las cuales el 16% estaban dedicadas a la gestión automatizada y los también esperanzadores robo-advisors.
Gracias a las nuevas empresas, ahora cualquier persona con una cantidad mínima de dinero puede invertir en el mercado dejándose llevar por las subidas y bajadas de los valores.
Es lo que esgrimen los profesionales de la industria como reclamo, y lo que los gestores financieros recomiendan a sus clientes para tratar de batir la ahora desestabilizada inflación.
“La revolución digital, el boom de las Fintech en general y dentro de ellas la vertiente de los gestores automatizados, van a ser factores determinantes para desnudar las mentiras de una industria donde solo el 10% de los fondos bate a su índice consistentemente en el largo plazo”, clama Martín Huete, cofundador de Finizens.
“Ya no tendrán cabida tantos fondos caros y malos que las redes bancarias siguen vendiendo impunemente”. Hecho que impulsarán y que ya están fomentando los tipos de interés en mínimos históricos impuestos por el Banco Central Europeo para transitar el periodo de incertidumbre y recesión.
Para el ciudadano de a pie, por tanto, la mejor oportunidad para no perder el valor de su dinero con las cuentas corrientes tradicionales pasa por la automatización que ofrecen las Fintech.
“Todo el mundo que tenga dinero excedente está obligado a invertirlo si quiere perservarlo”, asevera Diego González González, director de la asesoría financiera Bull4All. Antiguamente esta máxima generaba disonancias con la realidad del grueso de la población, pero eso ha cambiado.
“En un contexto de bajos tipos de interés, nueva regulación financiera, altas comisiones e ineficiencias generadas por un oligopolio bancario, hemos demostrado que nuestro proyecto era necesario para cubrir las necesidades reales de millones de inversores”, presume el otro cofundador de la española Finizens, Giorgio Semenzato.
Aunque es complicado estimar costes de oportunidad comparando la gestión activa con una metodología de apenas unos años de vida, apostar por uno de estos programas hace 20 años —si hubieran existido entonces— habría duplicado la rentabilidad de la inversión en la actualidad, respecto a otras estrategias más tradicionales.
“Los gestores activos basan su juego en decirte que son más listos que los demás, que pueden prever lo que puede pasar en algunas empresas o mercados”, apunta François Derbaix, responsable de Indexa, uno de los gestores automatizados pioneros en España. “Pero no todos pueden tener razón, porque se compran y venden entre ellos”.
No se trata de una receta mágica; las máquinas operan y operarán siempre de forma más eficiente que las personas en cuestiones estadísticas. Claro que las Fintech solo son capaces de afinar los algoritmos que sustentan el funcionamiento de los servicios gracias a la presencia de los ETF.
Los softwares y aplicaciones que ahora atraen al público con proclamas fluorescentes vehiculan su funcionamiento a través de dos tipos de fondos; los cotizados o ETFs y los indexados. Ambos rinden bajo la misma lógica de simplificación, pero se diferencian en los matices y en la regulación fiscal y tributaria.
Es importante tener en cuenta esto antes invertir, porque es lo que condicionará el rendimiento del capital y otras cuestiones asociadas a comisiones y letras pequeñas más o menos perniciosas. Esto, recordando que el target de las Fintech dedicadas a la gestión pasiva es el individuo con pocos ahorros y ningún conocimiento bursátil.
Por eso los fondos se han centrado en eliminar la complejidad propia de los parqués, para reducir todo a unidades cerradas que suben o bajan sin peligro de caer en el contagio cortoplacista o la especulación más evidente.
Todo ello cerciorándose de suprimir el riesgo antagónico que tradicionalmente ha expulsado del juego a los pequeños inversores con poco espacio para el error.
También conocidos como exchange-traded fund, estos fondos funcionan como valores individuales en el mercado cuyas acciones se puede comprar y vender. Sus puntos representan de forma equilibrada el valor total de un índice, pues se componen de una representación homogénea de las acciones del mismo.
En el caso del IBEX-35, comprarían títulos del índice hasta copiar su ponderación en tiempo real. De esa manera, un inversor que quiera apostar por el parqué español en su conjunto solo tendría que recurrir al fondo correspondiente, sin preocuparse de si una u otra compañía sube o baja su cotización. Dichos ETFs son los tipificados como “de réplica física”.
Por otro lado están los fondos “de réplica sintética” (swaps), que funcionan con derivados, pero siguiendo la misma metodología que dicta la definición de ETF. ¿Por qué son la diana de los algoritmos de gestión pasiva? Su bajo precio, flexibilidad y fiscalidad tienen algo que ver.
“Los ETFs no se ven afectados por los cambios de gestores”, razona Fernando Luque de Morningstar. “Estos fondos invierten el 100% de su cartera en el activo subyacente, lo que hace que se aprovechen más de las tendencias alcistas. Pero también pierden más en momentos bajistas”.
Particularidad esta que explica por qué durante los primeros meses de la crisis los inversores europeos depositaron 17.400 millones de euros en dichos fondos, aumentando la industria del Viejo Continente hasta los 830.000 millones.
Al igual que sucede en los ETF, los fondos indexados tratan de replicar uno de los muchos índices del mercado, sin embargo, su valor liquidativo se calcula al final de cada jornada. También hay posibilidad de participar en ellos realizando aportes mínimos.
Se distinguen de los fondos cotizados porque aquí todo está automatizado, y no existe la necesidad de intervención por parte de ningún equipo. Eso sí, pueden llevar asociados comisiones por suscripción y reembolso a cambio de no tener que pagar por cada una de las operaciones. Sus precios no quedan fijados al cierre de cada día.
La diversificación tan defendida por los expertos a la hora de moverse en bolsa hace de los fondos indexados una gran alternativa. No obstante, su acceso no es totalmente libre, como sí ocurre con los ETFs; algunos gestores restringen su comercialización a entidades concretas.
El otro gran ingrediente del éxito es la fiscalidad. En la medida que estos fondos tributan como fondos de inversión convencionales, los traspasos de unos a otros están exentos de la carga del fisco. Los fondos cotizados no gozan de tal beneficio, y tributan como acciones (siempre que sean nacionales), por lo que cada operación está gravada.
Ya tienes claras las diferencias entre los fondos y estás totalmente decidido por la gestión pasiva, pero sigues sin tener conocimiento suficiente para empezar a invertir con coherencia.
¿A qué plazo? ¿Qué considero como “buena rentabilidad”? ¿Cuáles son los riesgos asociados a la operación? ¿A qué coste? ¿Cómo funciona la fiscalidad? No son preguntas fáciles de responder sin algo de experiencia o formación.
Es ahí donde entran en acción los robo-advisors, tanto los creados por startups especializadas, como los de neobancos y los de la banca tradicional (ahora volcada hacia la digitalización del sector).
A través de un cuestionario estas aplicaciones generan un perfil de riesgo que se emplea en forma de plantilla para automatizar las decisiones de inversión futuras. Suelen dividirse en tres categorías —conservador, neutro, ambicioso— con apellidos propios de cada servicio, y reparten el peso del capital entre bonos y acciones en consecuencia.
Fondos indexados, diversificación internacional, costes bajos, elevada rentabilidad. Estas son las proclamas del robo-advisor fundado por Unai Asenjo, Ramón Blanco y François Derbax en 2015. La fórmula ha llevado a Indexa a ocupar el primer puesto del sector nacional con más de 526 millones de euros gestionados y más de 25.000 clientes el año pasado.
Si se opta por este gestor se ha de saber que todas las operaciones quedan respaldadas o bien por el banco Inversis, del Grupo March, o bien por Cecabank, dos de las entidades con mayor solvencia a nivel europeo. Además, dependiendo del producto de inversión elegido, las condiciones y cláusulas varían:
Donde no cobra nada Indexa es en el alta por cuenta nueva, ni en los primeros 10.000 euros gestionados en fondos indexados, como parte de una promoción. La comisión cobrada por retirar el dinero siempre es de 1 euro cuando se escoge Inversis, lo que ya hace de esta opción una alternativa interesante.
Sin embargo, la inversión mínima necesaria para invertir podría terminar echando para atrás a más de un interesado. Sigue siendo una cuantía baja para lo que se maneja en el mercado tradicional, pero no está al alcance de todo el mundo.
Al igual que sucede con Indexa, la empresa liderada por Giorgio Semenzato ofrece garantías, comisiones bajas y una rentabilidad asegurada a medio y largo plazo. Ahora bien, su barrera de entrada es mucho más atractiva para los pequeños inversores sin predisposición al riesgo de los mercados.
Finizens con las reputadas gestoras Vanguard y Amundi, y tramitan a los clientes a través del banco Inversis. Propuesta que ya ha convencido a más de 8.000 personas, cuyo capital ahora está repartido entre los más de 20.000 activos que conforman los fondos indexados manejados.
Sus condiciones cambian también en función del producto, y, de hecho, todo lo que no linda con los fondos es incluso más atractivo que lo mencionado:
En Finizens se habla de comisiones máximas porque estas van decreciendo a medida que aumenta la inversión. Así, por ejemplo, en cuantías superiores a 5 millones de euros la comisión puede llegar a bajar hasta el 0,41%.
Paralelamente, por cada año que el cliente se queda en la plataforma, el robo-advisor reduce la comisión de gestión un 0,02%, hasta un mínimo total del 0,15% anual. Por lo que el atractivo para el microinversor termina siendo importante al comparar ofertas de mercado.
Operaba desde 2017 pero no fue hasta este mismo año cuando decidieron dar el salto hacia los fondos indexados y los robo-advisors. MyInvestor es el neobanco creado por la entidad andorrana Andbank, y participado por empresas nacionales de renombre como El Corte Inglés o la aseguradora Axa.
Al constituirse como entidad, ofrece servicios propios de una hipoteca, cuentas corrientes y otros planes financieros. Sin embargo, lo que realmente interesa de esta alternativa es el frente dedicado a la gestión pasiva. Ahí la compañía marca un punto de inflexión con las comisiones más bajas del mercado.
Sin ningún recargo ¿cómo hace negocio MyInvestor? Sin beneficios desde los fondos, los expertos creen que la estrategia pasa por captar a la mayor cantidad de clientes para después vincularlos a otros productos con comisiones.
Inbestme, Popcoin, Finanbest, Openbank, las opciones para invertir con poco dinero son muy variadas y todas ellas presentan condiciones inigualables por parte de la banca tradicional. Estos son solo algunos ejemplos y desde este blog no hacemos ninguna recomendación, sino que exponemos diferentes alternativas que cada inversor debe valorar personalmente con su gestor.
En Yoigo Negocios podemos ayudarte a informarte para dirimir y encontrar las mejores oportunidades del sector Fintech. Visita nuestra web o llama al 900 676 535 para informarte.
Las valoraciones vertidas por nuestros expertos son opiniones de carácter particular y no representan una recomendación de inversión concreta. Para maximizar los beneficios de tu capital es recomendable que consultes con un especialista que se ajuste a tus necesidades.