Aunque su inicio ha sido atropellado a causa de la pandemia, la nueva generación de consolas ya está aquí con sus claves. No ha podido cubrir la campaña de Navidad, pero Microsoft y Sony prometen protagonizar el enfrentamiento clásico de cada generación de consolas a lo largo de la segunda mitad de 2021.
Los americanos con dos contendientes: Xbox Series X y Xbox Series S. Desde las islas, con una nueva encarnación, más sofisticada que nunca, de su clásica PlayStation. Por fuera, no podían ser consolas más distintas, pero interiormente también hay matices.
Continuista y haciendo gala de un catálogo de cientos de videojuegos heredados de otras generaciones. Una con un mando renovado; la otra con una serie de exclusivas-bomba ya anunciadas. A su manera cada consola responde a una forma distinta de plantearse los videojuegos.
Microsoft y Sony, con potencias de softwares comparables, han optado esta vez por desfilar en direcciones bastante diferentes. ¿Cuáles son esos matices que hay que tener en cuenta desde un punto de vista analítico? El fanatismo habitual de la industria puede llevar a simplificaciones, pero existen matices a valorar.
“Dos de las máquinas más potentes concebidas para el entretenimiento se miden frente a frente exhibiendo tecnología, catálogo y accesorios”
Existen pocas cosas que dividan más a los jugadores que el advenimiento de una nueva guerra de consolas, según apunta John Tones, editor de Xataka. “Dos de las máquinas más potentes concebidas para el entretenimiento se miden frente a frente exhibiendo tecnología, catálogo y accesorios”.
La parte positiva, según añade, es que a menudo no hay ganador claro. “Aunque siempre hay una máquina que vende más que otra, los devotos de cada una de ellas saben encontrar los puntos fuertes y las debilidades en todas las opciones que tienen ante ellos”, afirma el editor especialista en videojuegos.
Siguiendo este hilo, las diferencias empiezan desde la misma fachada: un diseño diferenciado, personal y no exento de polémica por sus líneas y por su tamaño, el de PlayStation 5, se enfrenta al mucho más práctico de la propuesta de Microsoft.
“Los mandos también imponen sus diferencias: muy tradicional, siguiendo el estilo del estupendo de Xbox One en el caso de Microsoft Series X, y con unas cuantas innovaciones a cuestas en vibración y gatillos si hablamos del DualSense”, resalta Santiago Araújo, editor en Genbeta.
De este modo, pese a que la potencia y el hardware es comparable (con una pequeña ventaja para Xbox Series X), también hay distintos enfoques en cuanto a su aplicación.
“Xbox Series X y Series S se aboca a una experiencia de consumo más fluida y a conformar un ecosistema que se remonta a varias generaciones atrás, mientras que PlayStation 5 opta por lo que siempre ha sido el gran punto fuerte de Sony: los juegos exclusivos”, asegura Juan Carlos López, editor de Xataka. Por tanto, se trata de una generación más reñida que nunca en lo técnico.
Una de las cuestiones a destacar es cómo son estas máquinas en el plano técnico y por qué pueden revolucionar la escena del futuro. Hay muchas claves que deben tenerse en cuenta y que explicarían su potencial evolución.
PS5 y Xbox Series X (primer modelo de la nueva gama) ya han demostrado de lo que son capaces entre los afortunados primeros usuarios. A primera vista son consolas con muchas similitudes en hardware y prestaciones. “Ambas apuestan por el llamado ray tracing, el trazado de rayos a tiempo real para deducir el lugar de reincidencia de la luz gracias al procesador”, comenta Tones.
En el caso de la nueva PlayStation, usa una GPU AMD Navi y una CPU Ryzen Zen 2. A eso tenemos que sumar que, por primera vez, la nueva generación de consolas cuenta con memorias de almacenamiento de estado sólido SSD, mucho más rápidas, con la capacidad de “mejorar drásticamente los tiempos de carga” y reducir “significativamente” los tiempos de desarrollo de los videojuegos.
Una memoria SSD facilita que no haya porciones de datos duplicados en el disco duro, de manera que la lectura en crudo de los datos será más veloz y precisa.
“A eso tenemos que sumar la integración de instalaciones modulares: el jugador puede elegir si quiere instalar solo el modo campaña de un videojuego, la vertiente multijugador o ambas, por ejemplo; no es necesario instalar todo el conjunto. Los discos físicos Blu-ray de PS5 tienen 100 GB de capacidad”, afirma Araújo.
Se trata de un sistema capaz de reproducir contenidos hasta en resolución 8K, aunque la comunidad espera que con el tiempo y las correcciones técnicas se pueda garantizar el gran objetivo no cumplido en el presente ciclo: los ansiados 4K con 60 imágenes por segundo. Las primeras hornadas, por el momento, no lo han podido probar.
Mientras, los expertos destacan que Xbox Series X es un alarde de potencia. Así mismo lo pretendía atestiguar la propia compañía responsable en su presentación final. Tres son los aspectos clave que la firma fundada por Bill Gates quiere destacar para distanciarse de su archienemiga: potencia, eficiencia y compatibilidad.
“Prometen una consola altamente silenciosa, subrayando el concepto de ecosistema a través de la retrocompatibilidad tanto con videojuegos de anteriores consolas Xbox como con los periféricos (mandos incluidos) de anteriores consolas de la familia”, dice López. Y esto, es lo que ya han reafirmado sus compradores.
Los credenciales más relevantes que posee son un procesador AMD Zen 2 con arquitectura RDNA cuatro veces más potente que el modelo Xbox One X y trazado de rayos acelerado por el propio hardware.
“Aseguraron que la resolución 4K con 60 FPS está garantizada gracias a su memoria RAM GDDR 6, aunque se atrevieron a decir que se podrá jugar incluso en resolución 8K en un futuro con hasta 120 FPS”, expone Tones. La realidad, es que —por el momento— todo ha terminado dependiendo del título, su optimización y su demanda gráfica.
Cuentan además con la novedosa tecnología VRS, una técnica de sombreado de velocidad variable para que los desarrolladores puedan sacar todo el partido posible de la potencia del hardware. También con una memoria SSD para “eliminar prácticamente los tiempos de carga”.
Tal y como ha podido comprobar técnicamente el medio británico Digital Foundry, PS5 destila una potencia de 9.2 teraflops de potencia (respecto a los 1.84 teraflops de PS4); mientras que Xbox Series X luce una cifra cercana a los 12 teraflops.
Las dos máquinas, lógicamente, mantienen grandes similitudes sobre el papel. La idea es garantizar la inmediatez y el acceso a un catálogo de videojuegos excelso, con énfasis en el streaming y la nube.
Durante el último trienio se ha asistido al asentamiento de servicios como PlayStation Now en el caso de Sony, y de Xbox Game Pass en la firma americana, ambos compatibles con las próximas consolas de manera nativa.
En el primero se ofrece más de 700 juegos de PS2, PS3 y PS4 para ser ejecutados en streaming tanto en consola como en PC; con la opción de descarga en PS4 con obras tanto de PS2 como de la propia PS4. Todo ello por 9,99 euros al mes.
Xbox Game Pass, que cerraba el 2020 con más de 5.000 millones de dólares de beneficio y 18 millones de suscriptores es, a fecha de hoy, la gran dominadora en la batalla de los servicios. Su precio es el mismo en su modelo de suscripción base y, aunque cuenta con muchos menos juegos (en torno a 150 títulos), apuesta más por obras recientes.
Muchas de estas obras de alto presupuesto con tan solo unos meses de antigüedad; sumado a la garantía de que las producciones exclusivas de Microsoft se alojan desde el día de lanzamiento en el catálogo. Como si un estreno de cine se lanzase simultáneamente en un servicio VOD.
“PS5 y Xbox Series X tienen también diferencias, no solo en su catálogo de videojuegos exclusivos, sino también en periféricos, mandos y precios”
La Realidad Virtual sigue en su intento de implantarse en el mercado como un elemento más en nuestro salón, pero la disponibilidad de un casco VR en casa sigue siendo algo costoso y lejos de lo habitual.
De acuerdo con fuentes oficiales de la propia Sony, el casco PlayStation VR de PS4 ha vendido ya más de 4,2 millones de unidades en todo el mundo y tienen en mente una versión con “menos cables y menos líos”.
“Se espera que un futuro modelo pueda llegar a prescindir de cables, que sea totalmente inalámbrico, pero, por el momento, no hay información oficial al respecto”, explica López al respecto.
Asimismo, Microsoft no considera que sea el momento para la Realidad Virtual en Xbox, no al menos a corto plazo. Según Phil Spencer, máximo responsable del departamento dedicado, en declaraciones a Stevivor, la VR “te aísla”. Para él “los videojuegos son una experiencia que se debe compartir”.
Otro punto diferencial de ambas consolas son sus mandos, las herramientas que acompañarán, literalmente, a los jugadores durante cientos de horas a lo largo del próximo lustro.
El Xbox Wirelles Controller incorpora un botón Share para compartir directamente en redes sociales las capturas de contenido, tanto fotos como clips de nuestras partidas, tal como ya hace el DualShock de PlayStation 4.
Sin embargo, Microsoft quiere ir hacia otro nivel para ofrecer una opción premium, con un pad direccional que mejore la clásica cruceta, unos gatillos que ofrezcan sensación de inmersión y profundidad, además de mayor ergonomía.
Sony no quiere quedarse atrás a este respecto presenta una ofensiva protagonizada por una nueva versión del mando: DualShock 5. Este periférico mantiene la esencia continuista de la firma pero hace mucho más énfasis que antaño en la mejora evolutiva y tecnológica acumulada en las últimas décadas.
“Por un lado, gatillos adaptativos con diferentes niveles de resistencia, de forma que podamos sentir las diferencias entre agarrar una pistola o sujetar un arco, con la cadencia, tensión y peso pertinentes”, analiza Tones.
Por otro lado, el experto indica que el mando contará con una vibración avanzada localizada en las agarraderas tanto izquierda como derecha, que permita en juegos de conducción diferenciar entre ir sobre el asfalto o pisar un piano. Un mando más sensorial, más realista e inmersivo.
En última instancia el foco se deposita sobre los títulos —para muchos lo más importante—, y el software en general. Aunque ambas consolas puedan ofrecer contenido multimedia y son compatibles con programas como Netflix o Spotify, la arquitectura está pensada para jugar a videojuegos, no hacer de centros multimedia.
Por ello tanta potencia y mandos tan avanzados. Durante el pasado 2020 vimos cómo tanto Sony como Microsoft cerraron la compra de numerosos estudios de desarrollo (Third Parties) para trabajar en exclusiva para ellos.
Por un lado, Sony cuenta con catorce estudios internos en Sony Interactive Entertainment Worldwide Studios, con Insomniac Games —autores de Marvel’s Spider-Man— como último gran movimiento.
“Esto garantizará que su secuela —principal— vea la luz únicamente en PlayStation 5. Otras de las grandes propiedades intelectuales con las que los japoneses querrán imponerse son Gran Turismo (Polyphony Digital), Uncharted y The Last of Us (Naughty Dog) o God of War (Sony Santa Monica)”, relata Araújo.
Microsoft por su parte una quincena de estudios internos. Han pasado de ser minoría, a tomar la delantera, al menos en cantidad. A destacar, Halo (343 Industries), Gears of War (The Coalition), Forza Motorsport (Turn 10 Studios), Hellblade (Ninja Theory), y en última instancia, como mazazo sobre la industria con 7.500 millones de dólares, The Elder Scrolls, Doom, Dishonored, Wolfenstein (Bethesda).
Estos, y otras muchas compañías que ya están preparando el salto a las nuevas arquitecturas tendrán, sin embargo, que esperar todavía unos meses para entrar en combate. Y es que, tal y como afirmaba Lisa Su, CEO de AMD, la falta de existencias —especialmente en PlayStation 5— se prolongará hasta bien entrado este 2021. ¿Por qué?
La crisis de la COVID-19 ha mermado la capacidad productiva de los fabricantes de componentes, y ha debilitado las cadenas logísticas. Eso está provocando que las piezas más importantes para la construcción del hardware son también las más demandadas. La situación se revertirá, “aunque sin una fecha o ventana determinada para su esperado fin”, apuntaba.
Sea como fuere, los próximos años servirán como una dura contienda entre Sony y Microsoft por liderar el espectro de los videojuegos. Por lo pronto, parece que cada una tiene razones para pensar en que liderarán la industria del gaming.