El verano es la temporada en la que muchas personas buscan relajarse y olvidarse por unas semanas de la rutina y la presión de las clases o el trabajo. Por ello, planificar el año financieramente cuando se acaban es fundamental para tener unas cuentas personales ordenadas y que el gasto no suponga ningún agobio.
Al regresar a la rutina diaria quizás en tu cartera, caja de ahorro o cuenta corriente haya escasez de dinero y facturas que aún están pendientes de pago. Es posible recuperar el rumbo de las finanzas con algunas recomendaciones que explican los expertos y así tener tu capital bajo control en todo momento.
Puede ser posible que antes de salir de vacaciones se haya reservado una cantidad de dinero en efectivo para darse algunos caprichos, pero, como por arte de magia, todo ese dinero desapareció.
Por ello, es importante que se pueda hacer un buen diagnóstico para medir la salud financiera, teniendo en cuenta los ingresos, gastos y en definitiva todos los costos que se imputen al bolsillo.
El estudio del Centro de Innovación de Servicios Financieros (CFSI, por sus siglas en inglés) analiza cuatro componentes de salud financiera que se relacionan con estos pilares: gasto, ahorro, préstamo y planificación.
“Lo que se haga en estas áreas construirá la resiliencia y habilidad para enfrentar las dificultades financieras y poder solucionarlas”, confirman los expertos de BBVA.
Procurar dar solución al endeudamiento inmediato o falta de liquidez es una tarea que hay que emprender necesariamente.
Una opción es solicitar al banco un crédito que ayude a paliar la situación actual, pero hay otra serie de consejos que puedes tomar como referencia sin que tengas que recurrir a una nueva línea de financiación.
La vuelta de vacaciones de verano suele ser un tiempo para marcar nuevos objetivos y metas. Y, más allá de bajar los kilos cogidos, uno de los más recurrentes suele ser seguir ahorrando dinero o comenzar a hacerlo.
La cuesta de septiembre no es tan popular como la temida cuesta de enero, pero sin duda alguna es un mes que a muchos les cuesta superar a nivel financiero, tanto a nivel empresa como individual, por varias razones.
La primera de estas es, la propia vuelta de vacaciones. “Para muchos el mes de agosto es un mes de descanso en el que nos consentimos un poco más y no nos preocupamos tanto por nuestras finanzas”, dice Victoria Torre, responsable de producto de Self Bank.
“Es una realidad, en verano nuestros gastos tienden a dispararse, ya sea porque pasamos más tiempo fuera de casa, nos relacionamos más o nos vamos de viaje para disfrutar de nuestras merecidas vacaciones”, añade la experta.
No obstante, en el noveno mes del año es cierto que toca volver a la realidad y nos encontramos con un exceso de gasto al que no estamos acostumbrados el resto del año, por no hablar de las cargas de la vuelta al cole que también aparecen en esta época.
“Las vacaciones suponen un enorme disfrute en el plano personal, pero pueden ser un auténtico tormento en el plano de las finanzas personales”, concreta José Luis Cárpatos, director de inversiones en Gloversia Eafi.
“Llevar una planificación financiera es vital para no entrar en una espiral negativa con las cuentas individuales”
Al final, es un periodo en el que el gasto se dispara y desajustar el presupuesto planteado previamente puede ser bastante común. “Por eso, llevar una planificación financiera es vital para no entrar en una espiral negativa con las cuentas individuales”, agrega Cárpatos.
Muchas personas acaban este periodo vacacional a cero. Es algo bastante corriente. Se acometen gastos extraordinarios, se dejan llevar por el relax del momento y no atienden a los principios básicos de las finanzas personales. El ahorro se fulmina de un plumazo y se olvida la salud económica por un momento.
En este sentido, dicho derroche puede ser perjudicial a largo plazo, pero es posible darle la vuelta si se coge el toro por los cuernos.
Hay que tener en cuenta que los españoles gastan de media 3.000 euros al año en vacaciones. De hecho, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el gasto medio por hogar para este periodo fue de 2.944 en 2019 —el último año del que hay registros relativamente normales—.
Se trata de una cuantía bastante importante del presupuesto familiar anual, por encima de todo lo destinado en el año a las partidas de ropa, enseñanza y ocio juntas.
No obstante, a pesar de su relevancia, lo cierto es que pocas familias le otorgan a las vacaciones la importancia que merecen dentro de su presupuesto familiar. “La mayoría de ellas prefieren tirar de sus ahorros o financiar las vacaciones para disfrutar del viaje y pagarlo a lo largo del año”, apunta José Luis Herrera, analista independiente.
Las principales preguntas para responder dentro de este plano son: ¿es posible asumir el coste de las vacaciones sin que suponga un gasto extra para tu presupuesto familiar? ¿Cómo puede planificar el año financieramente para que no te vuelva a pasar lo mismo al ejercicio siguiente?
“El objetivo es que te desvíes lo mínimo posible del mismo, como ocurre con otras partidas familiares”
El primer paso para determinar tu objetivo es elaborar un presupuesto lo suficientemente detallado de todos los gastos del viaje, desde el hotel, el transporte y los gastos para el ocio. “El objetivo es que te desvíes lo mínimo posible del mismo, como ocurre con otras partidas familiares”, afirma Torre.
Además, conocer cuánto se debe ahorrar al mes para un viaje es importante. De este modo, una de las opciones más sencillas a la hora de ahorrar para viajar es ir apartando una cierta cantidad de dinero a lo largo del año con el fin de juntar todo lo necesario para pagar el viaje.
“Cuanto más tiempo planifiques tus vacaciones, menos esfuerzo mensual necesitarás para conseguirlo”, profundiza Herrera.
Por ejemplo, para poder pagar unas vacaciones de 3.000 euros, necesitas ahorrar 250 euros al mes a lo largo de 12 meses.
Así, en el caso de tener previsto un viaje de 3.000 euros, que es aproximadamente la media de los españoles, tendrás que guardar 500 euros durante 6 meses. Pero si lo planificas con más tiempo (un año) tan solo tendrás que guardar 250 euros mensuales.
Las herramientas actuales de las entidades bancarias, incluso, facilitan que puedas conseguir ese objetivo concreto.
“Por ejemplo, se pueden fijar una serie de objetivos, sus cuantías y sus plazos, y el banco se encarga de traspasar a principio de mes la cantidad necesaria para llegar al objetivo. Y todo ello de forma automática”, relata Cárpatos.
Los gastos adicionales también enseñan por qué es importante tener un fondo de emergencia. La mejor manera de evitar el impacto de los imprevistos sobre el dinero ahorrado es creando este colchón.
“Cuando el dinero no alcance por el exceso de las vacaciones, se tendrá una base con la que se podrá contar para hacer frente a la situación posterior sin necesidad de meter mano en el presupuesto de los próximos meses hasta volver a la regularidad”, destaca Herrera al respecto.
En este sentido, un buen fondo de emergencia es el que se compone del dinero suficiente para, al menos, afrontar de 3 a 6 meses de gastos, incluyendo los costes corrientes y el gasto de vivienda.
El fondo de emergencia, si puede llegar a cubrir hasta 6 meses de gastos, ya se puede considerar como un fondo apto. Cuando surja una emergencia entonces se recurre a este instrumento y posteriormente se conseguirá reponer el dinero utilizado.
Ahorrar no supone la única posibilidad para planificar financieramente el siguiente curso cuando te has quedado a cero tras las vacaciones.
“Lo importante es que elijas los instrumentos que mejor se ajusten a tu perfil de riesgo y que tengan liquidez inmediata”
También puedes invertir parte de tus ahorros para obtener una rentabilidad extra que facilite el objetivo. “Lo importante es que elijas los instrumentos que mejor se ajusten a tu perfil de riesgo y que tengan liquidez inmediata para poder reembolsar el capital en el momento del pago de las vacaciones”, expone Cárpatos.
Uno de estos instrumentos son los fondos de inversión, un producto que permite recuperar en unos pocos días la inversión, con total liquidez. Además, existen una amplia variedad de fondos de inversión que se ajustan al perfil de riesgo de cada inversor.
Pero, eso sí, hay que tener en cuenta que, si la rentabilidad no es la esperada, puedes perder parte de lo invertido, especialmente si eliges un producto de renta variable con mayor riesgo.
A la hora de planificar las vacaciones, hay ciertos gastos que son complicados de reducir, como un vuelo, el billete del tren o el coste de la gasolina del coche, salvo que viajes en otra época del año, reserves con bastante antelación o viajes cuando la gasolina está más barata, algo muy complicado de predecir.
Se trata entonces de optar por aquellos productos que sean más cómodos para cada persona y según el perfil de ahorrador. El tipo de instrumento financiero que se utilice para este fin dependerá de la meta para la cual se ahorra.
“Una vez definida la misma, se podrán incorporar elementos de ahorro más habituales como las cajas de ahorro, cuentas bancarias, etc., siempre según la necesidad”, comenta Torre.
Por eso, hay que centrarse en productos financieros para ahorrar. Es el último paso necesario para poder afrontar con éxito el exceso de las vacaciones.
“Tras todo lo anterior, se debería considerar la opción de elegir aquellos productos de ahorro que más convengan, según la necesidad de cada persona o familia y que permitirán salir de cualquier imprevisto”, explica Herrera.
Pero a todo esto hay que sumarle otro concepto que aparece siempre en la hoja de ruta. Y es que no se deben dejar de lado, en ningún caso, todos los gastos que tienes. Por ejemplo, aunque estés fuera de casa, ésta sigue originando gastos.
Hay que pagar la comunidad de propietarios e incluso, aunque se reduzca levemente por el menor consumo, luz, agua o teléfono que tienen una parte de gasto fijo. También, la vuelta de las vacaciones no está exenta de ciertas cargas financieras.
“Reserva siempre la cantidad de dinero suficiente para poder hacer frente a los gastos extraordinarios”
“Por ejemplo, para las familias con niños, el regreso del verano coincide con la vuelta al colegio: reserva siempre la cantidad de dinero suficiente para poder hacer frente a estos gastos”, aconseja Torre.
Lo importante no es cuánto se gana, sino cómo se gestiona el gasto. Se debe tratar de optimizar todos los gastos mediante la racionalización, que se verá reflejada en diversas acciones.
Un ejemplo sería claramente hacer la compra del supermercado sin apetito y con una lista de compras, reducir las salidas a restaurantes o shoppings y dejarlo sólo para ocasiones especiales, aprovechar los eventos culturales gratuitos que ofrece la ciudad, planificar actividades considerando un presupuesto que esté acorde a la situación financiera actual.
Por último, evitar los gastos hormiga como el desayuno en el café del barrio, las empanadas de la media mañana en el trabajo y la botella de agua en la estación de servicio.
“Con planificar algunos cambios en la forma de gastar, será posible lograr la deseada estabilidad económica”, concreta Herrera.
Las valoraciones vertidas por nuestros expertos son opiniones de carácter particular y no representan una recomendación de inversión concreta. Para maximizar los beneficios de tu capital consulta con un especialista para que te asesore conforme a tus necesidades.