No hay página web que visites en la que no aparezca un aviso previo solicitado que aceptes las cookies. En muchos casos, los usuarios, motivados por la prisa de poder acceder al contenido que están buscando, responden que sí sin pensarlo.
No obstante, es importante saber qué permisos estamos concediendo, ya que todo esto tiene una estrecha relación con la protección de datos.
En la Unión Europea, el tratamiento de los datos personales de todos los ciudadanos se regula en el Reglamento General de Protección de Datos (RGDP).
Se trata, sin embargo, de una ley de carácter general que puede ser desarrollada por los distintos estados miembros, siempre y cuando no se contravenga. En España, por ejemplo, se ha aprobado la LOPDGDD.
Veamos todo esto con mayor detalle:
En el año 2016, la Unión Europea aprobó e la entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos, conocido también como RGDP.
La protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de sus datos personales es un derecho fundamental, recogido precisamente en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.
Teniendo esto en cuenta, una de las obligaciones de la UE es precisamente garantizar mediante su legislación que los datos de los ciudadanos estén protegidos.
Dado que se trata de información necesaria para muchos aspectos de la vida, lo que se regula a través del RGDP son las obligaciones de los responsables del tratamiento de dichos datos.
Es decir, cada vez que cedemos información personal a un tercero (nuestros datos en la consulta del médico o en cualquier institución pública, en nuestro banco, etc.), este tiene una responsabilidad legal para con esa información.
Dentro de todo lo que engloba la protección de datos personales, uno de los aspectos a regular es el uso de cookies en páginas web.
Estas acceden a información sobre los usuarios. A continuación, vamos a ver qué son las cookies y cómo se integran en el RGDP.
Las cookies, son archivos que se instalan (a través del navegador) en los dispositivos cada vez que se visita una página web.
Al instalarse, su función es la de almacenar datos sobre la visita que realiza el usuario. De este modo, se consigue información sobre el idioma seleccionado, los datos de acceso o autenticación, los apartados de la página visitados, etc.
Teóricamente, el fin de conseguir todos estos datos es puramente funcional. Al almacenar toda esta información a través de las cookies, se facilitan las visitas posteriores a la página.
Para que lo entiendas mejor, veamos el siguiente ejemplo:
Imagina que visitas la página web de tu compañía de seguros, y accedes al área de cliente. Para hacerlo, debes introducir un usuario y una contraseña.
Entonces, saltará un aviso en el navegador que te da la opción de guardar esa información. Así, la próxima vez que quieras entrar, no tendrás que recordar de nuevo tu usuario y contraseña.
Lo que permiten las cookies, es que una página web en concreto “reconozca” a un usuario cuando este vuelva a visitarla. Su función es en principio la de mejorar la experiencia al navegar por internet.
Aun así, muchos consideran que esta tecnología no respeta el derecho de todo ciudadano a salvaguardar sus datos personales.
Ante la necesidad de regular la protección de los datos personales, el Parlamento Europeo dictó, en el año 2009, la Directiva 2009/136/CE, prevista para su adopción por parte de los Estados Miembros en 2011.
Esta nueva directiva, regula principalmente la obligación de toda página web de informar al cliente con suficiente detalle acerca del uso de cookies. Por este motivo, cada vez que visitas una página web recibes un aviso con la opción de aceptarlo o rechazarlo.
Esta ley exige que el usuario consienta de manera informada antes de que se pueda almacenar cualquiera de sus datos. Este consentimiento, además, debe basarse en una acción afirmativa explícita.
No es necesario, por parte de las webs, mantener un registro de consentimientos, sino únicamente una prueba de que se han aceptado los términos.
En lo que respecta a las cookies de terceros, debe informarse de ellas, indicando únicamente su categoría y finalidad, si bien no es necesario que se enumeren todas ellas con detalle.
En todo caso, una página no está obligada a gestionar el consentimiento de las cookies de terceros, más allá de informar de su existencia.
Otra de las distinciones que hace la ley de cookies, es respecto a los tipos de archivos. Concretamente, hay dos clases de cookies, unas necesarias y otras que no lo son.
La ley establece que las cookies necesarias pueden instalarse desde el principio, sin el consentimiento previo del usuario, mientras que el resto no pueden instalarse si este no lo ha aceptado expresamente.
Hay muchísmos tipos más de cookies que no hemos mencionado, pero estas son las bases necesarias para entender cómo funciona la gestión de los datos en el eCommerce y el marketing digital. Ya sabes por dónde puedes empezar.
En Yoigo Negocios te damos los recursos necesarios para que puedas establecer una estrategia transparente y efectiva en este sentido. Entra en nuestra web o llama al 900 622 700 y empieza a crecer en digital.