Deudor y acreedor: principales diferencias y obligaciones


En la sociedad actual, contraer una deuda es algo que casi ningún ciudadano puede evitar. La mayoría de los productos o servicios que tienen un importe elevado y cuentan con opciones de financiación para poder ser adquiridos.

Desde el momento en que aceptamos financiar una compra, o incluso pagamos con una tarjeta de crédito, estamos contrayendo una deuda.

Este hecho, tiene una serie de implicaciones legales que debes conocer, entre los que destacan dos términos: deudor y acreedor.

¿En qué consiste contraer una deuda?

Una deuda se contrae cuando una persona física solicita un préstamo económico. Puede ser de un bien o servicio y este cliente se compromete a retornar en un plazo determinado y con un interés pactado.

Los intereses, son la cantidad de dinero extra que se devuelve junto con el importe de la deuda como pago por haber recibido el préstamo.

Por ejemplo, si financias un coche, un particular o empresa te facilita la cantidad de dinero necesaria para que puedas comprarlo. Para pagar ese servicio debes devolver el préstamo con unos intereses, abonando cuotas durante un tiempo concreto.

Como mencionábamos en la introducción, al pagar con una tarjeta de crédito también se está contrayendo una deuda, en este caso con la entidad que nos ha facilitado la tarjeta. ¿Por qué?

Esto se debe a que los importes abonados con este tipo de tarjetas no se descuentan en el momento, sino que el banco retira el dinero de tu cuenta a mes vencido.

Por lo tanto, en estas operaciones la entidad te presta el dinero para realizar un pago, para luego tomarlo de tu cuenta bancaria. La ventaja de estas tarjetas es que te permiten devolver ese importe de forma fraccionada, también a cambio de unos intereses.

Se trata de un servicio bancario con el que te aconsejamos que tengas cuidado, ya que hay situaciones en las que dichos intereses se consideran abusivos.

Sea como fuere, en la acción de contraer una deuda hay dos figuras importantes. Como habrás podido adivinar: por un lado, está la persona que solicita el préstamo y, por otro, está la que lo presta.

Diferencia entre deudor y acreedor

El deudor, como su propio nombre indica, es la persona (física o jurídica) que contrae la deuda. Al principio te comentábamos que esto conlleva una serie de implicaciones legales, las cuales te explicaremos a continuación.

Por su parte, el acreedor es la persona, también física o jurídica, que presta el dinero y, por tanto, tiene derecho a exigir el pago del préstamo económico, bien o servicio.

Es fundamental entender la diferencia entre ambos términos. Se trata de dos partes que contraen una relación comercial o laboral, con unas obligaciones que ambas deben cumplir.

Derechos y obligaciones del deudor y el acreedor

Al solicitar un préstamo, el deudor se compromete a devolverlo en el plazo de tiempo estipulado. Siempre teniendo en cuenta los intereses que ambas partes hayan pactado.

En todo momento, la persona que contrae la deuda tiene derecho a conocer la condiciones de antemano. El acreedor tiene la obligación de proporcionar toda la información.

  • Estas, deberán respetarse en todo el transcurso de la relación entre ambas partes, sino estará cometiendo una ilegalidad.

El deudor, además, tiene la obligación de cumplir con los pagos acordados. En caso de no hacerlo, el acreedor tendrá derecho a reclamar la cantidad prestada.

Si tras notificar al deudor, este no quiere abonar el pago, el acreedor podrá exponer la situación ante las autoridades y solicitar, incluso, un embargo.

Qué más puede hacer el acreedor

El acreedor, además, tiene derecho a solicitar un aval que asegure la devolución del préstamo. Este puede ser un bien o una persona, que se ofrece como garantía de pago.

Por ejemplo, si un familiar nos avala con su nómina, significa que se compromete a pagar con ella el préstamo en caso de que nosotros no podamos asumirlo.

Es posible también ofrecer un aval material, es decir, comprometernos a entregar cualquiera de nuestros bienes en caso de que dejemos de asumir las cuotas del préstamo.

Hipoteca

Los avales, son habituales en hipotecas o en la financiación de grandes deudas. En cambio, no se suelen dar en préstamos pequeños como pueda ser la compra de un móvil, un electrodoméstico o el pago con tarjeta de crédito.

¿Qué sucede si se impaga una deuda?

Hemos adelantado anteriormente que el deudor tiene, en todo caso, la obligación de hacer frente a la deuda contraída, pagando las cuotas estipuladas. Cuando se pacta el préstamo existen mecanismos para afrontar el impago de una o varias cuotas.

Por lo general, son seguros de impago que cubren una cantidad máxima muy útiles en caso de enfrentarte a deudas. Sin embargo, puede que el deudor se enfrente a la imposibilidad de saldar su deuda, situación en la cual el acreedor tiene derecho a reclamarla.

El procedimiento habitual, es poner en conocimiento de las autoridades que se no se ha cumplido con la obligación legal de abonar la deuda. Una vez dado este paso, se iniciará un procedimiento judicial en el que se le exigirá el pago al deudor.

En caso de que este no haga frente al mismo, la ley puede autorizar un proceso de embargo. Los bienes a embargar por el impago de una deuda, siguen este orden:

  1. Dinero o cuenta corriente: El primer paso sería liquidar la deuda tomando el dinero necesario de la cuenta bancaria o exigiendo la entrega de la cantidad en efectivo.
  2. Créditos y derechos realizables, acciones u otros instrumentos financieros.
  3. Joyas y objetos artísticos.
  4. Rentas: Ingresos percibidos en dinero de forma pasiva, como por ejemplo un alquiler.
  5. Bienes muebles.
  6. Ingresos procedentes de actividades profesionales como sueldos o pensiones.
  7. Bienes inmuebles.

En caso de que el acreedor inicie un proceso judicial para reclamar la deuda, este tendrá una serie de costes. Dichos costes, también serán reclamados al deudor en el momento del embargo.

En definitiva, como deudor adquirimos la responsabilidad de pagar nuestra deuda, mientras que como acreedores tenemos el derecho de reclamarla. Por eso, es muy importante conocer todas las implicaciones legales antes de solicitar un préstamo.

No te preocupes si tienes dudas, es normal. Lo mejor en estos casos es contar con la opinión y consejo de un profesional.

Desde Yoigo Negocios estaremos encantados de echarte un cable siempre que lo necesites. Nos encontrarás llamando al 900 622 500 o en nuestra web.