La crisis financiera global que se desató en 2008, primero en Estados Unidos, con el colapso de la burbuja inmobiliaria y la quiebra de Lehman Brothers, y después en los mercados europeos, llevó a un periodo de profunda recesión económica en la que muchos particulares y autónomos vieron cómo sus deudas crecían, en muchos casos, hasta ahogarles.
La Gran Recesión de nuestro siglo colapsó el mercado real y el mercado de crédito, dejando a muchos autónomos sin la capacidad de enfrentar sus deudas. En España, en 2013 se declararon casi 10.000 concursos de acreedores, el máximo en la historia económica reciente.
Ahora, más de una década después, la cifra de quiebras ha vuelto ha aumentar con la crisis provocada por la pandemia de covid-19.
Ante esta realidad, en 2015 se aprobó la Ley de Segunda Oportunidad, que como su propio nombre indica intentar dar una segunda oportunidad a todas aquellas personas físicas que se hayan visto sobrepasadas por las deudas y quieran volver a emprender.
La Ley 25/2015 es, por lo tanto, un mecanismo de segunda oportunidad y reducción de carga financiera para particulares.
Ante la quiebra de un negocio, a diferencia de lo que ocurre en una sociedad, en el caso de los autónomos recae toda la responsabilidad sobre ellos y solo ellos. Es decir, que con su patrimonio responden de todas las deudas de su actividad.
Por ello, la Ley de Segunda Oportunidad –que está en vigor en muchos países europeos y en EE.UU– permite dar una salida más que necesaria, funcional para los mercados, y ética para los ciudadanos, a todos aquellos que pasen por una situación económica complicada.
Si tienes una enorme cantidad de deuda que ya no te permite operar, puedes acogerte a la Ley de Segunda Oportunidad. Así cancelarás tus obligaciones y redirigirás tu vida y tu negocio hacia un nuevo modelo, sin tener que llevar contigo esa carga.
La Ley de Segunda Oportunidad es una posibilidad que da el ordenamiento jurídico a aquellas personas físicas que hayan pasado por una quiebra o un fracaso empresarial y se vean ahogadas por la deuda. O lo que es lo mismo, que no tienen capacidad de volver a emprender.
Para autónomos o particulares esta normativa es equivalente a la Ley Concursal de las empresas. Ante una quiebra y la imposibilidad de pagar es necesario reestructurar y renegociar la deuda. De no ser así, el desenlace no sería beneficioso para nadie; ni para el deudor ni para el acreedor.
La ley alivia así al deudor y, al mismo tiempo, busca recuperar la mayor cantidad de dinero posible para los acreedores. Eso sí, esto solo está dirigido a autónomos y particulares que, por circunstancias ajenas a su voluntad, hayan entrado en una situación de insolvencia financiera y no puedan enfrentar el pago de sus deudas.
¿Quién puede acogerse a esta ley? ¿Cuáles son las opiniones sobre la Ley de Segunda Oportunidad?
A este recurso legal puede recurrir cualquier persona física que no pueda pagar sus deudas, tanto un particular como un autónomo. Posibilita que pueda volver a retomar y rehacer su vida sin cargar con la carga de los impagos y todo lo que suponen des de un punto de vista legal y económico-financiero para el deudor.
En el caso de que los pagos fijados por un acuerdo extrajudicial fracasen, o el deudor se encuentre en una situación de absoluta insolvencia y no tenga recursos ni presentes ni futuros con los que hacer frente a sus obligaciones, este podría acogerse al BEPI (Beneficio de la Exoneración del Pasivo Insatisfecho). Esto supondría la cancelación total de sus deudas.
Para que suceda, sin embargo, es necesario cumplir una serie de requisitos estrictos, que garantizan la imposibilidad de la devolución del pasivo e intentan asegurar que el deudor no actúa de mala fe.
La Ley de Segunda Oportunidad te permite volver a empezar de cero, sin embargo, los requisitos para acogerte a ella son complejos. Algo completamente normal si entendemos la magnitud de los beneficios a obtener. Toma nota:
La Ley de Segunda Oportunidad introduce dos herramientas clave para que el deudor pueda hacer frente a su situación y pasar página:
Después de 5 años todas esas deudas quedarían definitivamente desestimadas. En cualquier caso, la Ley de Segunda Oportunidad no puede eliminar todas las obligaciones financieras de un particular.
Aquellas deudas que mantengas con Hacienda y con la Seguridad Social seguirán existiendo, incluso después de haber pasado por el proceso de la Ley de Segunda Oportunidad. Tampoco te librarás de empezar a pagar las nuevas deudas que puedas ir contrayendo en tu “nueva vida”.
Asi que sí, la normativa española ofrece apoyo a los autónomos que fracasan en sus proyectos. Pero la solución no viene libre de condicionantes y obstáculos. Por eso debes intentar evitar llegar a la quiebra bajo cualquier circunstancia.
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