Roca: Equipando hogares, sueños y baños desde 1917


Con casi 80 fábricas en más de 160 mercados de todo el mundo, Roca es un ejemplo indiscutible de éxito empresarial. 100 años después de su fundación, la empresa catalana ha sabido crecer de forma orgánica, al tiempo que apostaba por la especialización en un sector que le era conocido, en lugar de optar por la diversificación de actividades fuera de su core business.

Por si eso no fuera suficiente, la compañía ha sabido dotar a sus productos —muchos de los cuales no suelen estar en las estancias más visibles de un hogar— de una excelente calidad que, además de dignificarlos, los ha convertido en apreciados objetos para aquellos consumidores que valoran el diseño responsable y de calidad.

Un mercado incipiente

A principios del siglo pasado, los edificios españoles de nueva construcción comenzaron a incorporar sistemas de calefacción con calderas de carbón.

En una época en la que las casas se calentaban con braseros, estufas de leña individuales o chimeneas, estos sistemas llevaban a través de tuberías empotradas en la pared agua caliente a las diferentes viviendas. Una vez allí, el líquido llegaba a radiadores de hierro fundido que caldeaban las estancias.

El sistema no era nuevo. A lo largo de la historia hay testimonios que prueban que ya en la época griega y romana se utilizaban sistemas semejantes, solo que con aire caliente que circulaba entre los falsos techos o por un doble suelo de las viviendas de las clases oligarcas.

Para las clases humildes se reservaban sistemas más rudimentarios, menos eficaces y, en muchas ocasiones, peligrosos.

Esa mejora, que poco a poco se iría incorporando a todas las viviendas, aumento la demanda de calderas y radiadores, coyuntura que fue aprovechada por los hermanos Martí, Maties y Josep Roca i Soler para fundar en la localidad catalana de Gavá su propia empresa: Compañía Roca Radiadores.

roca historia

Aunque en un primer momento solo se dedicaban a la fabricación de esos accesorios para el hogar, no pasó mucho tiempo hasta que decidieron ampliar la gama de productos. En 1925 comenzaron a fabricar también las calderas de carbón, a las que siguieron, antes de acabar la década de 1920, la producción de bañeras de hierro fundido.

Con la fabricación de este nuevo producto, Roca entró por primera vez en una de las estancias de la casa menos visible para aquellos que no forman parte del núcleo familiar, pero tan necesaria o más que las demás. Un lugar en el que acabaría desarrollando el grueso de su actividad industrial: el cuarto de baño.

De hecho, unos años más tarde, en 1936, Roca comenzaría a fabricar porcelana sanitaria, tanto en lo que se refiere a lavabos, urinarios y bidés, como a pequeños accesorios. Por ejemplo, jaboneras, toalleros o repisas, aunque habría que esperar hasta 1954 —año en el que la empresa comenzó a fabricar griferías— para que Roca pudiera equipar un cuarto de baño al completo.

De marca líder a empresa internacional

Durante la segunda mitad del siglo XX, Roca se afianzó como la marca líder en España en utensilios para cuartos de baño.

Llegados a ese punto, a la compañía se le abrían dos escenarios: acomodarse en su posición hegemónica o emprender una fase de crecimiento en aquellos mercados en los que aún no estaba presente. Valoradas las dos opciones, en 1990, Roca decidió emprender una fase de expansión internacional.

En un primer estadio, esa estrategia se limitó a la apertura de delegaciones comerciales y la firma de acuerdos de colaboración con las principales empresas del ramo en otros países.

Primero territorios vecinos, como Portugal, Francia, Marruecos o Gran Bretaña y, más tarde, a otros más lejanos dentro del entorno europeo —como Alemania, Italia, Rusia— hasta dar el salto a otros continentes, principalmente América del Sur y Asia.

Afianzado el mercado nacional y asegurada la presencia en el internacional, el siguiente paso en la política de crecimiento de Roca fue la adquisición de empresas competidoras.

Así, en 1999, la compañía compró Keramik Holding Laufen —importante grupo suizo dedicado a la fabricación de porcelana— que garantizaba a la empresa española estar presente en aquellos mercados en los que su implantación era aún escasa, principalmente Europa del Este y Estados Unidos.

Todos esos movimientos empresariales destinados a afianzar la compañía sirvieron también para asentar las bases del siguiente paso que daría Roca y que ya no se centraría tanto en cuestiones prácticas, sino en dotar a su marca de atributos que no estaban tradicionalmente asociados a ella.

Por ejemplo, el diseño, la cultura, el arte o los debates sobre problemas de actualidad con figuras de primer nivel.

Para desarrollar este tipo de actividades, Roca abrió en ciudades como Barcelona, Madrid, Londres, Lisboa o Shanghai, una serie de locales que denominó Gallery, algunos de los cuales fueron diseñados por importantes arquitectos internacionales.

En el caso de la sede inglesa, la Premio Pritzker Zaha Hadid y, en el de la china, el arquitecto Ma Yansong.

Tanto Hadid como Yansong proyectaron locales innovadores, muy diferentes a las tiendas convencionales de la marca por sus dimensiones, su diseño interior o sus prestaciones, y que, además de lugar de encuentro, funcionan también como showrooms de la marca y puntos de venta premium.

Trabajar con un bien escaso

En 2017, Roca celebró su centenario. Durante gran parte de su historia, la compañía catalana estuvo luchando contra la poca aspiracionalidad del segmento de mercado en el que operaba, cosa que superó apostando por la calidad, la exclusividad y el buen diseño.

Sin embargo, con la llegada del siglo XXI, los problemas a los que se tuvo que enfrentar iban más allá de los prejuicios y se adentraban en el territorio de la ética y la responsabilidad social.

Desde sus inicios, Roca ha producido bienes que, de una u otra manera, utilizan el agua para funcionar. Esto supone que un mal diseño de sus porcelanas para baño tiene un efecto directo en el ahorro o derroche de ese elemento, tan necesario para la vida humana como escaso.

Por esta razón, uno de los objetivos de la compañía en los últimos tiempos ha sido crear productos que, además de destacar por su belleza y atractivo, resulten respetuosos con el medioambiente, contribuyan al ahorro de agua y en cuyos procesos productivos se reduzca lo más posible el impacto en el entorno.

Para ello, además de conseguir las certificaciones UNE-EN ISO 9001 —de gestión de calidad— e UNE-EN ISO 14001 —de gestión ambiental— Roca ha participado en Life+, proyecto de la Comisión Europea destinado a financiar líneas de investigación cuyo objetivo sea desarrollar tecnologías más respetuosas con el planeta.

La aportación de Roca a esa iniciativa ha sido la fabricación de piezas a través de un proceso especial de prensado que, además de ahorrar agua, reduce el nivel de residuos, especialmente CO2.

El control de las emisiones de CO2 es también el objetivo de Proyecto Eco-Roca —protocolo implementado dentro en las fábricas para reducir dicho gas, uno de los responsables del efecto invernadero— y de Zero Waste, programa orientado a lograr métodos industriales que generen una menor cantidad de residuos.

Comprometidos con el futuro

La preocupación por el medioambiente no deja de ser un compromiso con las generaciones futuras, por el cual se busca dejar un planeta igual o mejor de como lo recibió la generación anterior. Un reto que, en el caso de Roca, va un poco más allá.

Para incentivar el talento joven y concienciar a los profesionales del futuro sobre la necesidad de proyectar y diseñar respetando el medioambiente, la empresa catalana ha creado dos certámenes de diseño, Jump The Gap y One Day Design Challenge.

El primero es un concurso internacional de diseño organizado por Roca desde 2004, en el que jóvenes estudiantes y profesionales del diseño reflexionan sobre cómo debería ser el cuarto de baño del futuro y proponen soluciones, algunas de las cuales podrían hacerse realidad gracias a un acuerdo con Roca.

El segundo caso es un certamen de diseño para estudiantes y profesionales menores de 30 años, que se desarrolla en una sola jornada. A lo largo de ese día los participantes deben crear soluciones relacionadas con el baño que, además de creativas, resulten responsables con el medioambiente.

Las propuestas, desarrolladas en apenas 9 horas, son posteriormente valoradas por un jurado compuesto por profesionales de reconocido prestigio en los campos de la arquitectura y el diseño.

Debido a su carácter presencial, este segundo evento está concebido como una forma de estrechar lazos entre profesionales, estudiantes y la marca. Un aspecto que en los últimos tiempos se ha visto afectado por la pandemia de la COVID-19.

Así, la edición de 2021 que se celebrará en el mes de octubre, se hará de forma remota debido a las restricciones aún vigentes en muchas ciudades. De ese modo, y para cumplir con la normativa de aforos, tan solo se han habilitado 100 plazas de la Roca Gallery de Madrid y Barcelona que deben ser reservadas previamente por los interesados.

Sin ánimo de lucro

Por su naturaleza empresarial, las políticas de responsabilidad social de Roca deben buscar siempre el equilibrio entre la rentabilidad y ese compromiso con el medioambiente. Una exigencia que, sin embargo, desaparece en el caso del proyecto We Are Water Foundation.

Esta organización sin ánimo de lucro impulsada por Roca en 2010 tiene como objetivo "contribuir a la resolución de los problemas derivados de la falta de agua y saneamiento del mundo". Un fin que la fundación desarrolla a través de dos vías de actuación.

A través de campañas de sensibilización que buscan promover "una nueva cultura del agua que permita una gestión sostenible de los recursos hídricos en el mundo y asegure el derecho humano universal al acceso al agua y al saneamiento necesarios para una vida digna y saludable".

Más de una década después de su puesta en marcha, We Are Water Foundation ha desarrollado sesenta y nueve proyectos en más de 20 países. Dichas intervenciones han mejorado la vida de casi 2 millones de personas, cuyas dificultades de acceso al agua son extremas.

De hecho, lo que caracteriza a los proyectos realizados por Roca por medio de la fundación no es precisamente su complejidad o el desarrollo de grandes infraestructuras, sino todo lo contrario.

Algunas de las actuaciones se limitan, sencillamente, a poner puntos con agua corriente para el lavado de manos.

Esta medida higiénica, que se ha demostrado clave para el control de pandemias como la de la COVID-19, en el caso de las comunidades más desfavorecidas evita también otras muchas dolencias. Por ejemplo, las enfermedades diarréicas, que son la segunda causa de muerte en los niños menores de 5 años en todo el mundo.

La preocupación por la mejora de las condiciones de vida de las comunidades que no tienen fácil acceso a agua corriente ni a sistemas de saneamiento ha llevado a Roca y We Are Water Foundation a colaborar con otras iniciativas semejantes.

Entre ellas, el proyecto surgido al amparo de Reinvent the Toilet Challenge (RTTC), concurso de ideas impulsado por la Bill & Melinda Gates Foundation, cuyo objetivo era diseñar una unidad de aseo independiente que no necesitase suministro exterior de agua, ni acceso al alcantarillado, ni conexión a la red.

Su coste inicial debía ser de 5 centavos de dólar (0,42 céntimos de euro) por persona y día para llegar, una vez implementado, a un solo centavo (0,0085 céntimos de euro).

Una de las propuestas elegidas por Bill & Melinda Gates Foundation fue la del instituto sin ánimo de lucro RTI Internacional con el que Roca, a través del Roca Design Center, ha colaborado para desarrollar "la interfaz de usuario, es decir, la placa de cerámica de la letrina y el sistema de descarga de agua".

Definitivamente, y aunque continúa siendo un lugar rodeado de prejuicios y tabúes, el cuarto de baño es clave para el buen desarrollo de una sociedad.