El Gobierno lleva meses anunciando su intención de reformar la cotización a la Seguridad Social de los trabajadores autónomos para acercarla a la realidad del resto de trabajadores.
¿Es justificable esta reforma? ¿Es verdaderamente la realidad de un autónomo similar a la de un asalariado como para equiparar las cuotas a la Seguridad Social?
Y, para tener más información y poder contrastar: ¿Qué sistemas tienen otros países de Europa? ¿Pagan más o menos que en España? ¿Están los autónomos españoles ahogados en comparación?
Vamos a ver cuánto pagan los autónomos en los principales países de Europa y cuáles son las principales diferencias en la cotización a la Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia.
Lo primero para comparar la situación de los autónomos españoles con respecto a sus homólogos europeos es conocer cómo funciona nuestro sistema y cuáles son las cuotas que se abonan.
El emprendedor en España puede optar desde que se da de alta por cotizar por la base mínima que corresponda (en 2022, de 960,60 euros al mes) y eso le permitirá pagar la cuota de autónomos mensual más baja, de 293,94 euros al mes.
Esto siempre y cuando no pueda acceder a la tarifa plana (con la que pagaría solo 60 euros durante los 12 primeros meses de actividad).
En España, el autónomo es el que decide cuál es su base de cotización, que no es proporcional a sus ingresos y que tiene que estar comprendido siempre entre la base mínima, 960,6 euros mensuales, y la máxima, que es de 4139,4 euros al mes.
Sobre ella se calcula la cuota que se le cobrará mensualmente en concepto de contingencias comunes, contingencias profesionales, cese de actividad y formación profesional.
Este 2022 se han incrementado los tipos de cotización que tendrán que afrontar los autónomos, del 30,3% al 30,6% sobre la base. Así, en función de la base elegida, se paga una menor o mayor cuota.
En el Reino Unido, los autónomos se dividen mayoritariamente en dos grupos a la hora de pagar cuotas a la Seguridad Social: aquellos cuyos ingresos no superan las 10.000 libras esterlinas al año, y los que cobran entre 10.000 y 50.000 libras.
Además, existen otros dos grupos: aquellos que ganan menos de 7.800 euros al año, que no pagan nada y los que ganan por encima de los 60.500 euros, que deben abonar el 2%.
Los trabajadores exentos de pago por bajos ingresos, además, puede hacer aportaciones voluntarias pensando en la jubilación, pero el abono de las cuotas en ningún caso es obligatorio para ellos.
Sin embargo, para un autónomo que gana más de 11.500 euros al año, el pago de cuotas a la SS será proporcional a sus ganancias; el 9% de sus ingresos. De esta manera, un emprendedor que ingrese 24.000 euros al año pagaría una cuota mensual de 180 euros.
En Italia no existe una cuota de autónomos fija mensual, sino que pagan proporcionalmente a sus ingresos. Además, aquellos que no superan los 4800 euros al año están exentos de pagar impuestos.
En el resto de casos, el autónomo italiano paga el impuesto de la renta proporcional a sus ingresos. Por lo tanto, es un impuesto progresivo como el IRPF español.
En el caso alemán sucede algo muy parecido al italiano: hay un mínimo exento y el resto paga un impuesto proporcional a sus ganancias, progresivo en función de la renta de cada autónomo.
En función de los ingresos, el tipo impositivo se sitúa entre el 14% y el 45%, excepto para aquellos que ganan menos de 10.000 euros al año, que no tienen que pagar impuestos, dado que hay una desgravación por esa cantidad.
En Portugal, la cuota de autónomos es proporcional a los ingresos del trabajador por cuenta propia. Es decir, que, una vez más, cuanto más ganas, más pagas.
Para calcularlo, en el caso portugués se parte del 70% de la media de ingresos de cada trimestre, a lo que se le aplica un 21,4% de impuestos para la Seguridad Social.
Además, el país tiene ayudas que dotan de exención el primer año; una medida equivalente a la tarifa plana española, aunque en su caso el autónomo no tiene que pagar nada y en España son 60 euros mensuales.
En Francia los autónomos tampoco tienen que pagar nada el primer año de actividad. En su caso, además tienen que abonar impuestos en concepto de la renta que cubren las principales cotizaciones sociales como jubilación o baja por enfermedad.
Son tributos progresivos cuyo importe varía no solo en función de los ingresos, sino también del sector de actividad:
Como ves, la diferencia más importante entre la cuota de autónomos española y la de otros países de Europa es la ausencia de proporcionalidad y la nula empatía en torno a la renta. Vamos, que si ganas poco sigues pagando cuota.
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