Montar una eCommerce nunca había sido tan fácil. Hoy existen numerosas plataformas que facilitan el espacio virtual donde exponer los productos, y que son capaces de gestionar todos los procesos implicados en la venta, incluso los pagos. Lo único que hay que hacer es llenar ese escaparate virtual con los productos que quieres vender…
… Y elegir con qué plataforma hacerlo. Porque ahí surge el obstáculo principal: ¿cuál de las plataformas se ajusta mejor a tu caso? Como la variedad de opciones puede conducir a la parálisis por análisis, a continuación, daremos varias claves para que sepas que has elegido la plataforma que mejor se ajusta a lo que quieres.
¿Quieres vender tus creaciones en tu propia eCommerce? ¿Comercializar productos fabricados por otros? ¿Ser intermediario/a (dropshipping)? ¿O bien dejar que sean los grandes marketplaces quienes se encarguen de las labores de venta online mientras tú te concentras en desarrollar lo que vas a vender?
Todas estas opciones condicionan, y mucho, la elección de la plataforma, así que conviene tener todo muy claro desde el primer minuto.
Segundo punto: ¿tu eCommerce es el escaparate virtual de tu establecimiento físico o no existe una tienda física, solo una web desde la que se canalizan las ventas? Y por apuntar más : ¿llegas a este artículo porque eres vendedor/a profesional o quieres serlo, o bien estás aquí porque sabes hacer algo muy bien (dibujar, esculpir, enseñar, coaching) y quieres crear una eCommerce que se convierta en una fuente de ingresos extra?
Puedes responder ahora o más tarde, porque las plataformas que analizaremos en un momento te van a servir elijas lo que elijas (salvo que prefieras usar un marketplace, en cuyo caso no necesitarás tu propia plataforma aunque sí te será interesante seguir leyendo para ver otras alternativas).
La primera cuestión que valorar es la usabilidad de la plataforma. Pero no para el comprador, sino para ti, que la vas a configurar. Salvo que seas diseñador/a web, la plataforma debe ser sencilla de utilizar y, muy importante, intuitiva.
Debe quedar claro qué controla qué. Que la interfaz sea clara es importante, pero lo es más saber dónde se arreglan los problemas, para que no tengas que acudir al técnico en cuanto surjan inconvenientes (porque surgirán).
Los plugins son funciones adicionales que complementan la plataforma. En este caso, más no significa mejor: hay que buscar plugins fiables y seguros. Las plataformas que son compatibles con los plugins más extendidos siempre son más recomendables que aquellas que solo funcionan con unos pocos.
Es uno de los criterios que se toman como secundarios y que terminan por condicionar la actividad a medio plazo. Lo que una plataforma te ofrece al principio puede no ser suficiente cuando alcanzas cierto número de visitantes y de compras.
Es importante que la plataforma que elijas pueda adaptarse a los distintos momentos por los que pase tu negocio. Que puedas empezar con poco y ampliar más tarde sin tener que reconstruir toda tu tienda virtual.
Aquí sí hablamos de los compradores. Es fundamental que la experiencia de compra sea rápida, intuitiva y que en todo momento dé la impresión de que todo va según lo previsto, especialmente en el proceso de pago.
Una pasarela de pago inestable es el dolor de cabeza de cualquier vendedor, además de una razón de peso para que un comprador empiece a pensar en cambiar de eCommerce precisamente cuando estaba a punto de pagar.
Siempre es importante, pero en este caso lo es un poco más. En las plataformas analizadas encontramos desde un coste inicial de menos de 200 euros y 10 euros al mes a gastos que sobrepasan los 1.000 euros mensuales.
Antes de elegir la plataforma, pregúntate cuánto va a generar tu negocio. Porque al principio es normal que la tienda sea deficitaria, pero si pasa el tiempo y los ingresos de las ventas no cubren los gastos de la plataforma, algo está fallando.
Con todo esto en la cabeza, centrémonos ahora en las cuatro plataformas más utilizadas para crear una eCommerce: Magento, Prestashop, Shopify y WooCommerce.
Esta plataforma es la más completa de todas, sin duda. Pero también es la más complicada de manejar, la que mayor dependencia tiene de sus propios desarrolladores y, como seguro que esperabas, también es la más cara.
La usabilidad es uno de los peros de Magento. No es que sea imposible de gestionar, pero sí que es para usuarios/as con conocimientos de desarrollo web. El manejo diario es accesible, la situación se complica cuando se quieren aprovechar todas las opciones de personalización, que son muchísimas.
El grado de complejidad es tal que la compañía despliega sus propios equipos de programadores para que sean ellos los que configuren las plataformas de los vendedores.
Toda esta complejidad tiene su ventaja en que Magento funciona muy bien, siempre. Independientemente del número de funciones que tenga activadas, de la cantidad de productos que ofrezcas, de los usuarios que naveguen por la web o de las transacciones que se estén produciendo, la infraestructura de Magento puede con todo. Y eso lo ven los compradores: no falla.
Su robustez le permite ser totalmente escalable. Puedes empezar con un catálogo de productos limitado y multiplicarlo por 100, y en breve tendrás tu súper eCommerce funcionando como cuando era una boutique.
Sin embargo, para que esta escalabilidad sea posible, Magento tiene que estar alojado en sus propios servidores, con lo que no todas las empresas de hosting lo ofrecen.
Ofrece una versión gratuita y una de pago. Con la versión gratuita puedes funcionar a un nivel básico, aunque sí quieres que tu eCommerce no parezca a medio hacer, probablemente prefieras comprar plantillas, cuyos precios oscilan entre los 29 $ y los 499 $. O plugins, que también cuestan dinero. Todo esto es la versión gratuita.
La versión de pago, con su hosting, sus analíticas y su 100% de personalización, fácilmente puede suponerte en torno a 2.000 $ al mes. Magento es para ti si eres una referencia en tu sector o puedes invertir una importante cantidad de dinero cada mes en tu plataforma.
Otro peso pesado es Prestashop, la plataforma más utilizada en España. Si estás familiarizado/a con Wordpress, el CMS estándar de las páginas web en todo el mundo, podemos definir esta plataforma como "el Wordpress de las eCommerce". Y esto sin que signifique que una y otra plataforma están unidas; ya hablaremos de eso más adelante.
Dicho lo anterior, ya tenemos mucho avanzado sobre lo que podemos esperar de Prestashop. La plataforma básica es gratuita y su funcionamiento es relativamente sencillo si no quieres personalizarlo en extremo, como ocurre con WordPress.
Las opciones preconfiguradas y los temas gratuitos son suficientes para algo simple. Si quieres que luzca exactamente como quieres, entonces tienes que tocar el código.
Al igual que el CMS más utilizado del mundo, Prestashop tiene infinidad de plugins y complementos, lo que permite un nivel de personalización muy alto. Solo en su página web hay 4.500 plantillas para crear tu tienda virtual.
Eso sí, si quieres diseños bonitos y los plugins más utilizados, deberás pasar por caja, aunque normalmente los precios oscilan entre los 29 y los 49 $ por complemento.
Sin embargo, y al contrario que Magento, Prestashop no es tan autosuficiente, y hay determinadas funciones que están limitadas y que debes contar con terceros para habilitarlas. Como con los pagos, que en este caso se procesan en colaboración con PayPal, pero que, si quieres otras opciones, tienes que dirigirte a servicios de terceros.
El punto más negativo de Prestashop es su escalabilidad. Muchas de los complementos y plugins son obra de usuarios desinteresados y de una comunidad generosa y activa. Sus aportaciones funcionan y hacen lo que tienen que hacer muy bien; el problema es que les pidas más. Ahí es cuando el programa sufre.
¿Llega esto al usuario? No tiene por qué si tu eCommerce no es exigente, pero si quieres un salto de calidad, es posible que Prestashop se te quede corto. Prestashop es perfecta para ti si no quieres gastar mucho dinero y tienes conocimientos técnicos o piensas dejar las partes de diseño web a un profesional.
Si pensabas que todas las opciones exigían saber código y que no ibas a encontrar una plataforma del tipo “enchufar y a funcionar”, Shopify es tu apuesta segura. La sencillez es su punto fuerte: escoges una plantilla, tocas aquí y allá y ya tienes tu tienda virtual.
Al contrario que las plataformas ya comentadas, Shopify está pensada para el gran público. Esto podemos verlo en su diseño intuitivo y también en que es un todo-en-uno.
La plataforma viene con su propio hosting, su interfaz sencilla y potente y también su sistema de pago propio, que incluye no solo las principales tarjetas, sino también a Apple Pay y Google Pay. También es compatible con Amazon Pay, PayPal y Stripe.
Con esta idea, no es ninguna sorpresa que incluya todo tipo de complementos y plugins, y que la plataforma sirva tanto para las pequeñas tiendas como para las más grandes. Además, es fácilmente escalable. Si hablamos de experiencia de usuario, Shopify es fiable y robusta, y su pasarela de pago está entre las más estables del mundo.
¿Dónde está el problema? Pues en que la comodidad cuesta dinero. El modelo —muy— básico cuesta 29 $ y el más completo, 299 $ al mes, a lo que hay que sumar una cantidad extra que depende de tu facturación Si usas su plataforma de pago (Shopify Payments), tendrás un descuento, pero si usas la de terceros, tendrás un coste extra.
Shopify es tu apuesta segura si no quieres complicarte la vida con cuestiones técnicas y quieres algo rápido, fiable, flexible y con un coste elevado.
Antes relacionamos Wordpress con Prestashop, pero solo para referirnos a la penetración de ambas plataformas en sus sectores, donde una es el CMS más utilizado y la otra, la plataforma e-Commerce más popular. Sin embargo, no hay parentesco alguno entre ambas. La apuesta de Wordpress por el eCommerce se llama WooCommerce.
Lo que esperas de Wordpress es lo que obtienes de WooCommerce: flexibilidad total para hacer que tu eCommerce sea exactamente como quieres (los mejores plugins son de pago), facilidad para alojarlo donde quieras (no hay hostings obligados) y una comunidad de usuarios dispuesta a ayudarte.
El problema de WooCommerce es que no es una plataforma integral para eCommerce como son las otras tres analizadas, sino que se trata de un añadido a Wordpress. Esto podemos verlo rápidamente en que algo tan básico como la plataforma de pagos no está integrada, sino que tienes que contratarla con otros proveedores.
Pero no hablamos de un “lo barato sale caro” porque no es así. WooCommerce ofrece una versatilidad parecida a la de Prestashop, solo que es el usuario el que debe buscar los plugins y complementos que más se adecúen a lo que busca e integrarlos en su tienda virtual.
El ahorro es importante, pero también es cierto que, como sucede en Wordpress y en Prestashop, no todo lo que sube la comunidad de desarrolladores es 100% fiable.
Todo esto hace que utilizar WooCommerce sea una apuesta solo para personas con muchos conocimientos técnicos y que saben que el dinero que se van a ahorrar al no escoger otras plataformas se va a convertir en tiempo que deben invertir para poner su tienda virtual en marcha. Tenlo en cuenta.
Ya sea que utilices la exuberancia de opciones de Magento, la versatilidad de Prestashop, la facilidad de uso de Shopify o aceptes el reto técnico de la personalización total que ofrece WooCommerce, lo cierto es que si tienes un negocio físico y quieres saltar al online o simplemente quieres abrir las puertas de tu escaparate virtual, nunca lo habías tenido tan fácil como hasta ahora.
Elige tu plataforma y empieza a vender en Internet.