Tipos de mantenimiento que puedes aplicar en tu empresa


Toda empresa, grande o pequeña, cuenta con una serie de instalaciones, equipo y herramientas varias que suelen requerir algún tipo de mantenimiento. De la correcta revisión y reparación de material, depende que el negocio funcione correctamente y mantenga el nivel necesario de productividad.

Para ello, las empresas grandes suelen designar a un gestor de mantenimiento que se encarga de todo el procedimiento. No obstante, no todas tienen los medios para hacerlo.

De ahí la importancia de saber cuáles son los tipos de mantenimiento que puedes aplicar en tu empresa, y entender bien cuál es la funcionalidad de cada uno.

Tipos de mantenimiento según la tarea

Realizar un mantenimiento en tu empresa, en función de las tareas de cada empleado, es fundamental. Estos son los tipos que existen:

Mantenimiento preventivo

El mantenimiento preventivo es aquel que se realiza de una forma constante, en unos intervalos de tiempo preestablecidos, orientado a evitar que las instalaciones y el equipo se degraden y acaben fallando.

Para llevarlo a cabo, es necesario seguir una serie de criterios que incluyen:

  • Las normas que debe cumplir determinado equipo o infraestructura, en función del sector (por ejemplo, los equipos médicos).
  • Realizar informes y valorar la experiencia del usuario que utiliza la maquinaria, para determinar si existe degradación o fallos.
  • Tener presentes las recomendaciones de los fabricantes, para saber si se cumple con la calidad estándar y si es posible hacer uso de la garantía en caso de avería.

A su vez, el mantenimiento preventivo, puede ser de dos tipos:

Mantenimiento preventivo sistemático

Es aquel que se realiza siguiendo un calendario, que se establecerá en función del tiempo de uso, el kilometraje, etc.

Mantenimiento preventivo condicional

Este tipo de mantenimiento se pone en marcha cuando se da una condición específica. Para ello, debe haber una vigilancia continua, y activar el proceso de mantenimiento cuando se produzca una circunstancia inusual (por ejemplo, si una máquina de fabricación empieza a funcionar con más lentitud de la habitual).

Mantenimiento correctivo

Si el mantenimiento preventivo tiene la finalidad de evitar fallos o averías de cualquier tipo, el correctivo se produce en el momento en que se da alguna de estas situaciones. Este tipo de mantenimiento resulta generalmente en la reparación, sustitución de una pieza, o del equipo al completo en caso de no poder solventar el problema.

En ocasiones, dependiendo de los recursos de la empresa, se puede aplicar un tipo de mantenimiento correctivo u otro. Así pues, pueden ser:

Mantenimiento correctivo paliativo

Cuando la solución ideal para solventar el problema definitivamente no está al alcance de la empresa, bien sea por falta de piezas, de mano de obra, de presupuesto, etc., se aplica este tipo de mantenimiento como solución temporal.

Por ejemplo, si una máquina deja de funcionar y es necesario cambiar la pieza, pero hay stock de esta y sustituir la máquina es demasiado caro, puede buscarse la reparación temporal de dicha pieza para que siga funcionando.

Mantenimiento correctivo curativo

Este sirve para aplicar una solución definitiva a la avería o fallo que se haya producido en las instalaciones o equipo de la empresa. A diferencia del anterior, está orientado a solucionar el problema de forma permanente y no únicamente como algo temporal.

Mantenimiento predictivo

Mientras que el preventivo consiste en establecer revisiones periódicas basadas en unos criterios, el mantenimiento predictivo se basa más bien en la recopilación de datos. Gracias a la recogida de información del equipo de la empresa, este mantenimiento permite predecir una avería o fallo antes de que este se produzca.

Es decir, mientras que la prevención se basa en una revisión constante de la maquinaria, con el mantenimiento predictivo se intenta adivinar qué clase de avería va a producirse.

Tipos de mantenimiento en función de la cualificación

Por lo general, los trabajadores de una empresa pueden realizar labores de mantenimiento. Sin embargo, hay ocasiones en las que hace falta acudir a un experto externo para que se encargue de cuestiones más específicas.

En este sentido, el tipo de mantenimiento puede dividirse en función de la cualificación en:

Mantenimiento interno

Es el que realizan los propios empleados. Suele reducirse a tareas de revisión y limpieza básicas, que no requieren de una cualificación específica para su realización. Es positivo para la empresa dado que no necesita destinar un presupuesto extraordinario a él.

Mantenimiento externo

Es aquel del que se encarga personal cualificado que no pertenece a la plantilla de la empresa. Normalmente suele recurrirse a él cuando aparece un problema que la propia plantilla no puede solucionar por diversas razones: falta de tiempo, de conocimientos especializados, o incluso por razones legales.

En el último supuesto, cabe destacar que las normas de prevención y riesgos laborales obligan a las compañías a externalizar ciertas labores de mantenimiento que pueden ser peligrosas para personal no cualificado en la materia.

Tipos de mantenimiento según el equipo

El tipo de mantenimiento puede clasificarse también en función del equipo que haya que revisar o reparar:

Mantenimiento de materiales o hardware

Todo lo relativo al mantenimiento industrial se engloba en este grupo, como las máquinas (ya sean para producción, limpieza, etc.), electrodomésticos, vehículos, robots, ordenadores (a nivel externo) …

Mantenimiento de equipo inmaterial

Normalmente se trata del mantenimiento de ordenadores, aunque a nivel interno. Es decir, este mantenimiento incluye el software, páginas web, servidores y demás cuestiones relacionadas con las herramientas inmateriales de los ordenadores.

Es importante destacar que los tipos de mantenimiento expuestos no son incompatibles entre sí. En la mayoría de los casos, deben complementarse para vigilar de manera correcta el equipo y las instalaciones de la compañía.

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