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En la actualidad, que un comercio grande o pequeño no tenga una página web y perfil en las redes sociales es prácticamente impensable. Internet permite ampliar el alcance de tus productos o servicios, y también recopilar datos para perfilar a tus clientes y adaptarte mejor a sus necesidades.
Al principio, crear una página web era muy complejo y requería la intervención de un profesional, pero la elevada demanda ha hecho que se fabriquen distintos softwares que te ayudan a diseñar una web desde cero sin saber de programación.
Sin embargo, no basta con hacerla, ya que también es necesario saber gestionar correctamente el contenido a través de un CMS.
CMS son las siglas de Content Management System, que en español significa “Sistema de gestión de contenidos”. En otras palabras, es un programa de software o herramienta que permite a los usuarios crear una página web y administrar y gestionar su contenido.
Las 3 funciones principales de los CMS con las que siguen:
Entre las funciones secundarias, los CMS permiten:
Los gestores de contenido funcionan de forma estándar, con una interfaz sencilla y rápida. Dependiendo del tipo de software, las funciones pueden variar para alcanzar distintos objetivos. Estos, estarán relacionados con el tipo de negocio e intención de la página web.
Normalmente, las funciones de los CMS incluyen el back-end (arquitectura interna de la web) y el front-end (arquitectura externa). Con ambas, se puede gestionar todo lo relacionado con la página.
Dependiendo del tipo de CMS, este vendrá con unos ajustes generales ya configurados que incluyen las categorías propias de las páginas web.
Hasta el momento, queda claro que los Content Management System tienen la utilidad de permitirte crear una página web y administrarla. Sin embargo, es probable que te preguntes qué diferencia hay entre esto o contratar un programador, que quizás realice un mejor trabajo dada su experiencia.
Una de sus mayores ventajas, no es sencillamente que te permita hacer tu propia página, sino que cuentan con una interfaz mucho más sencilla. La clave de utilizar un CMS, seas o no profesional, es que puedes desarrollar la parte de diseño sin tener que prestar atención a la parte técnica, lo que podría distraerte y complicar la tarea.
Los CMS, disponen además de herramientas de posicionamiento SEO. Esto significa que no solo podrás crear y administrar tu propia web, sino que gracias al gestor de contenido podrás posicionarla mucho mejor en las búsquedas por internet. La ventaja que ofrece es la de permitirte atraer más tráfico.
Otro de sus beneficios, está relacionado con la experiencia del usuario. Los CMS simplifican mucho la creación de una web, ya que no necesitan de tantas cuestiones técnicas que, al final, lo único que hacen es ralentizar la página.
Si creas tu web con un CMS, la velocidad de carga será más rápida, y el usuario no tendrá que esperar tanto para acceder al contenido, mejorando así su experiencia.
Por último, aunque no menos importante, está el tema de los costes, que hemos mencionado solo de pasada. Gracias a los CMS, te ahorrarás el coste de mantenimiento de tu página, puesto que no necesitarás que un profesional lo haga por ti.
Aunque existe una funcionalidad común entre todos los sistemas de gestión de contenidos, también hay diferencias que permiten clasificarlos en distintos tipos. De este modo, llegado el momento el usuario puede escoger el tipo de CMS que mejor se adapte a sus necesidades o las de su página web.
Además de poder clasificarlos según sean de código abierto o código cerrado, estos son los tipos de CMS que puedes utilizar para tu página web, dependiendo del tipo de contenido que vayas a publicar en ella:
En definitiva, un CMS no sólo sirve para crear una web a tu gusto, sino para administrarla, modificar su diseño o contenido siempre que quieras, perfilar a tus usuarios a través de los datos recogidos por el sistema o programar funciones para que se realicen de forma automática (como el envío de promociones).
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