Productos de inversión con los que debes tener cuidado si no tienes amplios conocimientos de los mercados


La inversión no solo tiene que ver con meter dinero en productos y olvidarnos. No sirve cualquier cosa. Y es que si no dispones de conocimientos de los mercados adecuados puedes perder todo el dinero que has empleado sin que apenas nos hayamos dado cuenta. Es muy fácil que ocurra si no tenemos cuidado.

A continuación, explicamos cuáles son los principales productos de inversión con los que debes tener precaución y para los que necesitas altos conocimientos. Los mercados resultan un ámbito que requieren dedicación. Por eso, lo más aconsejable siempre es acudir a profesionales que puedan guiarnos en nuestra toma de decisiones en función al riesgo que queramos asumir.

Aproximación hacia los productos de inversión complejos

Como punto de partida, a lo largo de la recesión financiera del 2008 fue muy habitual que multitud de clientes acudiesen a sus bancos de confianza para que movieran sus ahorros en productos de inversión. La apuesta por las preferentes se convirtió en denominador común, llevando a muchos ahorradores a perder todo el dinero. Ahí es nada.

Y es que era una estrategia compleja con un riesgo muy alto, a pesar de que los bancos las ofrecían como activos absolutamente seguros. “De ahí a que ahora se hayan instalado unos filtros más severos para hacer que el cliente no tenga la sensación de sentirse engañado, como sucedió en la etapa post recesión de la burbuja inmobiliaria”, ejemplifica José Luis Cárpatos, director de inversiones de Gloversia Eafi.

No obstante, hay una serie de productos que quizás no conozcas y que requieren unos conocimientos sobre la materia elevados. En algunos casos son productos de inversión cuyo riesgo es demasiado elevado. Especialmente, para aquellos inversores que no disponen de conocimientos amplios sobre el mundo de la bolsa.

Teniendo en cuenta el esquema actual, en el que los bancos centrales tienen los tipos de interés en mínimos históricos, máxime con la situación de la pandemia global, junto con el interés de los españoles de captar rentabilidades en vehículos alternativos a los depósitos tradicionales, hay determinados activos que pueden ofrecerse como lo que no son.

En concreto, hay un abanico de cinco productos con los que debemos tener cuidado si no disponemos de la formación adecuada sobre las finanzas.

El peligro que arrastran los fondos garantizados

La primera piedra en el camino dentro de los productos de inversión complejos son los fondos garantizados. ¿En qué consisten? Básicamente, pretenden garantizar total o parcialmente el capital invertido en este producto, además de prometer un rendimiento concreto en el caso de que se cumplan una serie de condiciones en el mercado hasta el vencimiento del contrato que se ha constituido.

Los productos de este tipo se enmarcan en lo que se conocen como estructurados, es decir, una combinación de dos o más instrumentos financieros que normalmente incluye algún contrato de opción financiera hasta que llega el vencimiento”, expone Victoria Torre, responsable de producto de Self Bank.

Invertir producto complejo

El concepto “garantizado” puede resultar engañoso. Básicamente porque se puede tender a pensar que, como poco, no perderemos el dinero invertido. Pero esto no siempre es así, puesto que hay alguna excepción. Existen supuestos en los que los fondos garantizan entre el 90% y el 75%. Nada que ver con lo que se podía pensar.

Asimismo, en lo que se refiere a las rentabilidades que ofrecen, suelen tener una vinculación con la evolución de algún índice de referencia, como por ejemplo puede ser el IBEX-35, o con el desarrollo de varias acciones cotizadas. En el caso de que se cumplan algunos requisitos de rentabilidad, la entidad bancaria abonará la cantidad que se ha pactado previamente.De lo contrario puede que no llegue a pagar.

La realidad es que en raras ocasiones un cliente gana dinero con un fondo garantizado. Los bancos creadores de este tipo de productos calculan las probabilidades de que las condiciones por las que se pagará más rentabilidad sucedan, y eligen aquella que es más difícil de cumplir, lo que supone que normalmente el usuario no genere rendimientos con estos productos.

La gran complejidad de la inversión en CoCo´s

Por otra parte, nos encontramos con los llamados CoCo’s. Puede que te sean familiares por su reciente creación, surgen por la necesidad de la banca de mejorar su capitalización. Son deuda del propio banco (bonos) que se comercializa, teóricamente, para “inversores con cualificación”. En otras palabras, no pueden ofrecerse a aquellos que dispongan de pocos conocimientos financieros.

Sin embargo, con las enseñanzas que nos dejó la crisis de las preferentes, que como bien se conoce solo podían comercializarse ante ahorradores que fueran casi profesionales de las finanzas, la duda es que terminen, con el paso del tiempo, entrando dentro de la gama de activos corrientes de los bancos. He ahí el peligro y el problema que puede surgir.

Ante esta posibilidad es vital conocer qué son y cuál es el funcionamiento de estos bonos convertibles contingentes. Estos activos son susceptibles de convertirse en acciones de la entidad siempre y cuando se den una serie de circunstancias. Principalmente, que las reservas de capital del banco en cuestión se encuentren por debajo del mínimo que se ha fijado.

El tenedor de CoCo´s, recibirá periódicamente el cobro de un cupón por la adquisición de los bonos convertibles, y en caso de que el nivel de reservas de capital se sitúe por debajo del nivel mínimo, el banco forzará a los inversores a convertir su deuda en acciones (capital)”, asegura Torre.

¿Cuál es el riesgo en concreto? Especialmente, en los CoCo´s, la entidad bancaria fuerza al inversor a convertir deuda en títulos. De esta manera, el poder de decisión no lo tiene el ahorrador, sino el banco.

En este sentido, si la entidad tiene problemas de liquidez, esto supone que el valor de los valores sufrirá debido a la incertidumbre que existirá sobre su viabilidad, por lo que la conversión forzosa de la deuda en acciones supondría un mal resultado.

Swaps o CDS: apuestas para los más experimentados

Estos son unos tipos de productos de inversión que se hicieron famosos por la película de La gran apuesta se habrá familiarizado. ¿En qué consisten? Un swap o permuta financiera, es un acuerdo entre dos partes sobre el intercambio de flujos monetarios representativos de pagos de tipos de interés durante un periodo de tiempo concreto y previamente acordado. Oscila entre uno y 10 años, en concreto.

En definitiva, es un instrumento para cubrirse frente a la posibilidad de fluctuación de los tipos de interés. Funciona de la siguiente manera: una de las partes recibe durante la vigencia del contrato una cantidad monetaria en base a un tipo de interés fijo, mientras que la otra parte percibe un monto en base a un tipo de interés variable, normalmente correlacionado con el Euríbor, el índice de referencia de las hipotecas.

En el caso de que constituyas un crédito de 300.000 euros a devolver en cinco años y que vives en un momento económico caracterizado por el alza en los tipos de interés, preocupándote la repercusión que puede tener una subida de estos en el coste financiero del préstamo.

Con el fin de cubrir esa inversión, la estrategia se centra en adquirir un swap al 1,75% en donde la entidad en cada período pactado te proporcionará un flujo monetario en función de la cotización del Euribor en ese momento.

El pago será en concepto de cobertura ante la subida del tipo de interés la cantidad fija del 1,75% sobre el préstamo (300.000 euros). Dicho de otro modo, 5.250 euros, por cada uno de los años en los que se amortice.

Paralelamente, el banco estará obligado a compensarte con una cifra oscilará en relación con el Euríbor. No obstante, el riesgo radica en no realizar un correcto análisis de la futura evolución de los tipos de interés durante el periodo de vigencia del préstamo que hayas firmado.

Hacer en esto una mala previsión puede llevarte a comprar un swap a un precio demasiado alto y que los tipos de interés no superen esa cota, como ha sucedido en los últimos ejercicios”, expone Cárpatos.

Centrarse en los Warrants requiere formación

También emerge la figura del warrant dentro de estos activos que tienen una mayor complejidad. Es un producto financiero que otorga el derecho, pero no la obligación de comprar un subyacente a un precio determinado en una fecha futura.

Frente la previsión de un alza en el precio del subyacente, podemos adquirir un call warrant, mientras que, si prevemos que la cotización del subyacente va a caer, podemos comprar un put warrant.

Son activos muy similares a las opciones financieras, pero tienen algunas diferencias que los hacen especialmente de alto riesgo. Por una parte, no cotizan en un mercado regulado, por lo que en el caso de que exista algún inconveniente no tendremos a ninguna cámara de compensación velando por nuestro interés.

En las opciones el precio de la prima depende de la oferta y la demanda, es decir, del mercado, mientras que en los warrants es una entidad financiera la que fija el precio de venta, lo que supone dejar al comprador del warrant a merced de la entidad bancaria que se encarga de realizar la emisión.

Ya que no hay múltiples vendedores de warrants, el precio de las primas será mucho más elevado que las que tienen las opciones financieras, por lo que para el inversor particular le será mucho más difícil hacer inversiones mediante estos productos.

El ejemplo de las participaciones preferentes y deuda subordinada

En última instancia, se encuentran los productos que son más conocidos en el ámbito español: las participaciones preferentes y la deuda subordinada.

¿Esto qué quiere decir? La deuda subordinada y participaciones preferentes son una serie de activos que cumplen la función básica de financiar los recursos propios de las entidades financieras que las emiten para cubrir sus necesidades de cumplimiento del ratio de recursos propios.

En el momento en el que un banco hace una emisión de deuda subordinada o participaciones preferentes esto acarrea que dicha entidad está sufriendo algún tipo de tensión en su balance de cuentas.

En el caso de la deuda subordinada, al igual que en los bonos y obligaciones del estado, el inversor recibe periódicamente el cobro de un cupón, pero sólo en los años en que la entidad financiera tenga beneficios.

En lo que se refiere a las participaciones preferentes, éstos son títulos emitidos para cubrir las necesidades de recursos propios de la entidad.

Se emiten sin fecha de vencimiento, aunque se deja abierta la posibilidad de que el inversor recupere su dinero (no antes de cinco años desde la firma del contrato) bien a través de dinero en efectivo o bien a través de un canje de acciones; y el cobro del cupón sólo se produce si el banco obtiene beneficios en el ejercicio correspondiente.

Su riesgo depende ampliamente de la situación de la economía en donde la entidad concreta desarrolla su actividad, dado que, si estos productos son emitidos en un momento en que hay crecimiento económico constante, es más probable que cierre sus ejercicios con beneficios que si se encuentra ante una recesión, en cuyo caso es mucho más complicado obtener ganancias, debido a la contracción de su actividad”, asegura Cárpatos.

En resumen, se tratan de productos de inversión complejos que necesitan de mucha formación y experiencia para apostar por ello. Por eso, lo aconsejable siempre es ampliar nuestros conocimientos o delegar nuestras estrategias en los profesionales adecuados.

Las valoraciones vertidas por nuestros expertos son opiniones de carácter particular y no representan una recomendación de inversión concreta. Para maximizar los beneficios de tu capital es recomendable que consultes con un especialista que se ajuste a tus necesidades.