Dirigir un negocio no es una tarea fácil, especialmente cuando tienes que familiarizarte con todos los conceptos relacionados con la contabilidad.
Y es que, las cuentas de una empresa no se reducen a los ingresos y gastos, sino que hay una gran cantidad de cuestiones que deben tenerse en cuenta para valorar verdaderamente la rentabilidad de una empresa.
Como sabemos, y al igual que sucede con la economía del hogar, los negocios tienen una serie de gastos a los que deben hacer frente, algunos de ellos fijos, mientras que otros son variables.
Uno de los conceptos que, precisamente, sirve para valorar la rentabilidad de la empresa teniendo en cuenta los gastos, es el conocido como margen de contribución.
En términos de contabilidad de gestión, el margen de contribución es básicamente la diferencia entre el volumen de ventas y los costes variables de una empresa. Dicho así, parece algo muy simple, aunque es necesario conocer una serie de conceptos previos.
Los costes fijos de una empresa son aquellos que, como su propio nombre indica, son los mismos independientemente de las circunstancias. Es decir, se trata de los gastos que un negocio debe afrontar ya esté abierto o cerrado, produzca o no produzca, venda o no venda.
Como ejemplo de costes fijos tenemos los sueldos de los empleados o el alquiler o hipoteca del local donde de sitúa el negocio. Asimismo, si la empresa alquila un almacén, dispone de un seguro para su local, etc., estos también serían costes fijos.
Estos otros se refieren a aquellos gastos que la compañía debe afrontar pero que sí irán cambiando en función de la producción. Por ejemplo, si para producir se requieren una serie de materias primas, el gasto que haga en ellas la empresa variará en función del precio, así como de cuánto produzca la empresa.
Es el total que recauda la empresa por vender sus productos. Cabe destacar que, el margen de contribución, se puede calcular teniendo en cuenta todos los productos de la empresa, o solo uno de ellos, dependiendo de qué utilidad vayamos a darle a este dato.
Ahora que ya sabemos cuáles son los elementos relacionados con el margen de contribución, podemos ver cómo se calcula este dato. Como indicábamos al principio, se trata de la diferencia entre las ventas y los costes variables. La fórmula concreta es MC = V – CV.
La mejor forma de entender esto es a través de un ejemplo práctico: pensemos en una empresa que se dedica a fabricar ordenadores. Cada dispositivo, lo vende por un precio de 700 euros y, en un mes, vende 1.000 ordenadores.
En este caso, las ventas serían de 700.000 euros mensuales. Sin embargo, el coste de todas las piezas de cada ordenador, es de 300 euros, lo que supone un total de 300.000 euros al mes de gastos variables.
El margen de contribución en este ejemplo sería, por lo tanto, de 400.000 euros al mes, que supone la diferencia entre las ventas y los costes variables. Calculado este dato, habrá que compararlo con los costes fijos para determinar si el negocio es o no rentable, y cuánto lo es.
Cuando se calcula este dato, hay tres resultados posibles:
Mayor al de los costes fijos: Con los 400.000 euros mensuales de la empresa, habrá que cubrir una serie de gastos fijos, como el alquiler del local, gastos de luz, agua, etc., sueldos de los empleados, etc.
Si todos estos suman una cantidad mejor a la del margen de contribución, significa que la empresa está en disposición de cubrir con todos sus gastos y le "sobra" dinero, lo que significa que es rentable. Esto es lo que se conoce como margen de contribución positivo.
Igual al de los costes fijos: Si la empresa genera el mismo margen de contribución que gastos fijos tiene, quiere decir que está equilibrada. Esto significa que no da ningún beneficio, pero tampoco genera gastos que no puedan asumirse.
Menor al de los costes fijos: En estas circunstancias, estaríamos antes una situación problemática para cualquier negocio, conocida como margen de contribución negativo.
En otras palabras, la empresa no tendría la capacidad de afrontar sus gastos fijos con los beneficios obtenidos. Esto significa que no estaría siendo rentable.
Si el resultado es este, habría que plantear una solución para ingresar más o bien reducir costes, o de otro modo el negocio podría quebrar.
El margen de contribución puede utilizarse sobre el total de ingresos y gastos de la empresa, pero también puede emplearse para valorar la rentabilidad de un producto en particular.
No olvidemos que lo normal en un negocio no es producir y comercializar un único producto, sino varios.
En este sentido, en los casos en que una empresa esté ya consolidada, el margen de contribución podrá usarse para valorar si un nuevo producto es rentable. También puede servir para saber si merece la pena continuar comercializándolo.
Lo normal es que una empresa busque siempre la comercialización de productos que generen un alto margen de contribución. Por supuesto, puede haber algunas excepciones que se compensen con los más rentables.
Teniendo esto en cuenta, si en algún momento se calcula un margen de contribución negativo, la mejor forma de paliarlo suele ser buscar la forma de intentar reducir los gastos fijos.
Esto siempre dependerá de en qué situación se encuentre la empresa, claro está. Buscar locales más económicos es una estrategia posible, mientras que otra opción en los casos más extremos es la de reducir la plantilla de empleados.
Para evitar verte en una situación tan complicada como esa lo mejor que puedes hacer es que te asesoremos desde Yoigo Negocios. Entra en nuestra web o llama al 900 622 220 y deja que te ayudemos a mantener una buena economía en tu empresa.