Sí, aunque se suela predicar lo contrario, ser autónomo tiene sus ventajas. Ser tu propio jefe es, sin lugar a duda, mucho más motivador que trabajar para un tercero.
Además, aunque siempre dependiendo de cuál sea tu labor, cuando eres trabajador por cuenta propia tienes la posibilidad de decidir tus propios horarios, gestionarte los días libres, etc.
Sin embargo, una de las desventajas del autónomo es hacerse cargo de todos los trámites relacionados con la fiscalidad del trabajo. Las declaraciones trimestrales de IVA o el cierre contable y fiscal son un auténtico dolor de cabeza para muchos trabajadores por cuenta propia, sobre todo si no tienen un gestor que se haga cargo.
Para facilitarte la tarea, vamos a explicarte cómo realizar el cierre contable y fiscal, paso a paso.
El cierre contable es el procedimiento a través del cual un autónomo o una empresa pueden conocer el resultado del ejercicio, esto es, si al finalizar el año su negocio ha sido rentable.
Se obtiene calculando la diferencia entre la totalidad de ingresos percibidos y los gastos relacionados con la actividad laboral.
El resultado obtenido se conoce como resultado contable. En muchas ocasiones, y a causa de la falta de formación, se confunde este con el resultado fiscal, aunque se trata de dos conceptos distintos.
El ciclo contable abarca la actividad económica del autónomo o de la empresa entre el 1 de enero y el 31 de diciembre.
El cierre fiscal se define también como el resultado del ejercicio, pero en este caso, se trata del trámite gracias al cual se calculan los impuestos que le corresponde abonar al autónomo.
Por este motivo, se confunde muchas veces con el cierre contable, a pesar de que no son lo mismo.
La diferencia entre cierre contable y cierre fiscal es la siguiente: el cierre contable, como ya hemos dicho, se realiza calculando la diferencia entre ingresos y gastos. No obstante, una vez hecho esto, hay una segunda fase en la que se realiza una serie de ajustes, tras los cuales se obtendrá el resultado fiscal.
Estos ajustes, consisten normalmente en distintos tipos de deducciones a las que el autónomo puede acogerse por las diferentes razones que prevea la ley al respecto.
Así por ejemplo, actualmente existe una bonificación por contratar el servicio de personas con discapacidad, con el objetivo de mejorar su integración.
Sobre el resultado fiscal, se calculan los impuestos que le corresponde pagar al autónomo.
Lo mejor para llevar a cabo estos trámites sin cometer errores, es hacer una checklist de cierre contable y fiscal. De esta manera, es posible hacer los cálculos paso a paso, sin olvidar nada.
Lo correcto para que salgan bien las cuentas, es comenzar por el cierre contable. Estos son los pasos a seguir:
Llegados a este punto, se comienza con el cierre fiscal. O sea, el proceso para calcular la base imponible sobre la que a su vez se calculan los impuestos que corresponde abonar.
El resultado obtenido una vez restados los tributos, se conoce como resultado contable después de impuestos.
Todos los resultados obtenidos durante el cierre contable y fiscal, es conveniente que pasen a formar parte del libro de cuentas del trabajador por cuenta propia. Aunque la ley no especifica que sea obligatorio contar con uno, la Hacienda Pública puede exigirlo si se abre cualquier investigación.
Como ves, existe diferencia entre el cierre contable y fiscal, aunque se trata de trámites para los que generalmente la mejor opción es contar con un gestor o asesor fiscal.
No obstante, si quieres ahorrar en gastos, sobre todo al comienzo de tu actividad laboral siendo autónomo, con estas indicaciones puedes realizar tú mismo ambas gestiones.
Aun así, puedes sentirte abrumado al enfrentarte a tantos números y papeleo, no te alarmes, en Yoigo Negocios estamos para ayudarte. Entra en nuestra web o llama al 900 622 500 y pídenos consejo en todo lo que necesites.