Una de las cuestiones más complejas a la hora de regentar un negocio es el lanzamiento de un nuevo producto. Las empresas deben evolucionar y reciclarse cada cierto periodo, ya que los tiempos cambian y, con ellos, las necesidades de los clientes.
Mantener los mismos productos y servicios sin ninguna variación, puede hacer que la gente se canse de ellos. Sin embargo, al mismo tiempo supone asumir un riesgo.
Comercializar algo nuevo, implica una inversión previa que pasa por estudiar las necesidades de nuestro público, diseñar el producto o servicio, fabricarlo o adquirir los materiales necesarios para su puesta en marcha, etc.
Si todo esto no funciona, nos encontraríamos ante una inversión no rentable, algo negativo para la empresa. Para eso existe el Producto Mínimo Viable (PMV). Veamos de qué va.
El producto mínimo viable (PMV), es una buena alternativa para estudiar la viabilidad del nuevo servicio o producto que queramos comercializar. Consiste en un prototipo de nuestro proyecto final, que sirve para recoger información sobre la recepción que tendrá.
El PMV es una versión mínima del artículo o servicio que se va a comercializar. Incluye las características básicas y permite, de este modo, evaluar la recepción de los clientes, comprobar si efectivamente resuelve sus necesidades, mejorar el diseño, etc.
Dentro de las utilidades del producto mínimo viable, la más importante quizás sea que te ayuda a averiguar si se trata de algo que la gente necesite, y por lo que tus clientes estén dispuestos a pagar. Esto es fundamental para su futuro éxito.
Además, podrás recoger comentarios de aquellos clientes que lo prueben primero, que te permitirán mejorar su diseño o funciones, aumentando incluso su valor. Con todo esto, siempre que se haga de forma correcta, disminuirás el riesgo de fracaso.
Al igual que sucede con cualquier proyecto de marketing, el desarrollo de un producto mínimo viable (que también puede llamar MVP por sus siglas en inglés), se debe seguir paso a paso:
Ten en cuenta que el MVP no está destinado a comercializarse entre todos tus clientes, sino solo entre unos pocos. A estos, se los conoce como early adopters, y con ellos se realiza una especie de ensayo para determinar la aceptación que tendrá tu producto.
Por características, nos referimos a las cualidades que el PMV debe reunir para que su utilidad sea efectiva cuando se le dé a probar a los early adopters. Entre estas, destacan:
Hasta el momento, entendemos que todo lo explicado suena demasiado teórico, motivo por el que es probable que no te hayas hecho una idea de cómo es un producto mínimo viable a efectos prácticos.
Por ello, vamos a darte varios ejemplos de marcas reales que han utilizado esta estrategia de marketing para probar sus productos:
Para saber hasta qué punto la gente estaba dispuesta a pagar por un servicio de venta a domicilio, y estudiar la cuestión logística sin invertir demasiado, Jeff Bezos comenzó con una tienda online de libros.
Estos, fueron su producto mínimo viable, y los que le dieron la medida sobre el interés de la gente en pagar un servicio premium por el envío de artículos a sus casas.
El sistema de almacenamiento de Dropbox requería de una gran inversión para hacerse realidad, pero ¿cómo saber si a la gente le interesaría?
Lo que hicieron sus fundadores fue grabar un vídeo explicando el concepto de almacenamiento y colgarlo en internet. Las visualizaciones y comentarios les dieron la medida del éxito que podía tener su aplicación.
El servicio de Uber comenzó en Nueva York con un mínimo de vehículos y conductores, y un contacto por mail.
La gente escribía al correo electrónico para solicitar el transporte, y desde ahí se le respondía notificando la presencia del vehículo más cercano. El aumento de peticiones hizo crecer a la empresa.
Comenzaron una página web muy sencilla y una lista de pocos apartamentos, al ver la necesidad de alojamiento debido a que los hoteles siempre estaban llenos en San Francisco.
Cuando recibieron la tercera reserva en poco tiempo, se dieron cuenta de la viabilidad del proyecto y comenzaron a ampliarlo. Y eso mismo es lo que ha sucedido en otros tantos casos de éxito empresarial.
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